02/12/2016, 14.22
VIETNAM - VATICANO
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Obispo vietnamita: Con Hanói, no ha habido ningún progreso en términos de libertad religiosa

de Tran Vinh

Con respecto al reciente encuentro llevado a cabo en el Vaticano, entre el Papa y el presidente vietnamita, Mons. Michael Hoang Duc Oanh es crítico. En el pasado también ha habido coloquios oficiales, pero no ha habido resultados en lo que hace a la libertad de culto. La nueva ley sobre religiones podría empeorar la situación. Hanói, bloqueada entre el comunismo y el capitalismo rojo. 

Kontum (AsiaNews) – Por el momento “no hay ninguna esperanza de que pueda haber un progreso” en materia de libertad religiosa en Vietnam.  Es lo que afirma en una entrevista concedida a AsiaNews Mons. Michael Hoang Duc Oanh, obispo emérito de Kontum (en la parte central del altiplano de Vietnam), actualmente en los Estados Unidos por un período de estudio y trabajo. El prelado ha recordado el reciente encuentro llevado a cabo en el Vaticano entre el Papa Francisco y el presidente vietnamita Tran Dai Quang, que ha  vuelto a infundir “esperanzas en relación a la libertad de culto”. Sin embrago, agrega, “ninguno de estos encuentros ha dado los resultados que las personas se esperaban”; y “no se excluye el riesgo” de que la situación “empeore”.

Mons. Michael Hoang Duc Oanh (en la foto, a la derecha) nació el 23 de octubre de 1938 en la capital, Hanói. Luego de ingresar en 1952 al Seminario menor de la ex Saigón, actualmente Ho chi Minh City, metrópoli del sur, profundizó los estudios de teología y filosofía en el Instituto Pontificio de Da Lat desde 1960 a 1969. Ordenado sacerdote en Kontum el 22 de diciembre de 1968, trabajó en escuelas, parroquias y en el Seminario menor diocesano. Desde 1966 se desempeñó como vicario y, el 16 de julio 2003, es nombrado obispo por Juan Pablo II. La consagración se realiza en la catedral local de la Inmaculada Concepción, el 28 de agosto.

Durante los años en que se desempeñó como guía de la diócesis, él siempre defendió con fuerza y orgullo la libertad de culto de las injerencias y la violencia de las autoridades comunistas vietnamitas, tanto locales como centrales. En octubre del año pasado publicó una carta abierta en la cual denunciaba los abusos, entre ellos, la demolición de una iglesia. Además, en reiteradas oportunidades alzó su voz contra la propuesta de reforma que supone la controvertida “ley sobre las religiones”.

A continuación, la entrevista que Mons. Michael Hoang Duc Oanh concedió a  AsiaNews:

 

Excelencia, ¿qué piensa de la reciente visita del presidente de Vietnam al Papa? Se trata de encuentros que ha han tenido lugar en el pasado, pero, ¿qué contribución brindan en términos de libertad religiosa, y de libertad para la Iglesia?

Nuestras esperanzas en materia de libertad de culto salen a flote con fuerza toda vez que existe la perspectiva de un encuentro de alto nivel entre líderes vietnamitas y el Vaticano. Estamos impacientes por ver progresos en este campo. Pero, partiendo de nuestra experiencia, a pesar de las numerosas visitas efectuadas por la plana de líderes vietnamitas de todos los niveles al Papa, -tanto en el pasado como en el presente-, no se han registrado grandes cambios. Ninguno de estos encuentros ha brindado los resultados que se esperaría obtener. Y no se excluye el riesgo de que la situación empeore todavía más de cuanto era antes de estos encuentros.  

 

¿Y la nueva ley sobre las actividades religiosas, que fue aprobada pocos días antes del encuentro entre el presidente y el Papa?

En mi experiencia personal, bajo la conducción comunista he visto promulgar numerosos decretos y normas en materia de religión. Sin embargo, según muchos observadores, esta última ley tal vez sea la peor de todas. E incluso es tal vez peor que la primera ordenanza, de 1946. Quizás no todos saben que, en Vietnam, no existen conceptos como la separación de los tres poderes -legislativo, ejecutivo y judicial- en lo que se refiere al gobierno. Y luego, todos vosotros podéis observar que no cuenta cuán bien o cómo hayan sido escritas las leyes; a nivel local y entre los cuadros de la dirigencia, cada uno aplica la ley o la elabora un poco, según le parece.

Los fieles, cuyas vidas en materia de culto se ven afectadas de diversas formas por la ordenanza, terminan sufriendo. Las normas habilitan los vicios de todos aquellos que creen en el principio de que “el fin justifica los medios”. Éstos son cada vez más vulnerables a la corrupción, para poder obtener progresos y ventajas para su propia religión. Pienso que en una sociedad en la cual las personas son respetadas, y en la cual se las cuida, todos debieran ser iguales ante la ley, y, por ende, no hay ninguna necesidad de normas y reglas dirigidas a los fieles.

 

¿Cómo describiría usted la situación de la Iglesia vietnamita? Nosotros recibimos mucha información referida a las actividades caritativas, al apoyo brindado a los activistas católicos que están en prisión, así como de las manifestaciones en contra de la contaminación (léase  Formosa Group) y sobre la soberanía en el Mar de China meridional… ¿pero en qué punto está la evangelización de la sociedad vietnamita?

Ante todo, quiero agradecer a AsiaNews ya los otros medios internacionales por la atención que habéis prestado y por los artículos inherentes a la situación de la Iglesia en Vietnam. Nosotros rogamos para que vuestras crónicas reflejen y restituyan a los lectores un retrato detallado de nuestra Iglesia y de la situación de nuestro país.  

Las estadísticas muestran que la evangelización en la sociedad vietnamita está disminuyendo progresivamente. Los índices –que surgen de las últimas estadísticas- revelan que la Iglesia en Vietnam está perdiendo el título de “hija mayor entre las Iglesias de Asia” y que se ha detenido en el quinto puesto, detrás de Filipinas, de Corea [del Sur], de Timor Oriental y el Líbano. El dato de una Iglesia que no evangeliza lo suficiente, o en la cual la obra de evangelización es negada, sale a flote cuando resulta evidente que la misma no presta atención ni se pone del lado de los pobres. En particular, cuando las estadísticas mismas muestran que la Iglesia descuida su tarea de atención y cuidado hacia los pobres, los oprimidos y los simples ciudadanos.

 

El gobierno vietnamita parece estar siendo tironeado entre el viejo estilo comunista (y de viejos amigos, como China) y el intento de mostrar una modernidad y una apertura, para atraer inversiones extranjeras y abrir canales con nuevos amigos (léase Estados Unidos). ¿Qué opinión se ha formado usted en relación a esto?

Lamentablemente, Vietnam es una nación pequeña, que tiene un gran vecino. Todos conocemos bien la expresión “El pez grande se come al pez pequeño”. A esto se suma el hecho de que, durante muchos años, el activismo político en Vietnam ha girado en torno a la doctrina marxista-leninista, generando una guerra civil entre el Norte y el Sur, que se prolongó por años. Esta es la razón por la cual Vietnam quedó rezagada y tocó fondo. Hoy son muchos los que me dicen que el marxismo-leninismo es tan sólo una máscara tras la cual se esconde la plana de líderes vietnamita. En realidad, están cansados de esta ideología. Hoy las personas piensan que “el proletariado, la ausencia de clases” en realidad son conceptos que ya no tiene mayor relevancia. Y los cuadros de hoy en día se han convertido en “capitalistas rojos”, ricos desfondados que son incluso todavía más feudales y dictatoriales que cualquier hombre rico y feudal del pasado.

La decisión referida a qué pista política habrá de seguirse es una dura elección que debe afrontar la leadership vietnamita, a tal punto que ha sido apodada “la oscilación entre la política de los poderes”. Debemos rezar para que la plana de líderes vietnamita sea sabia y lúcida en la conducción del país, para que vaya en la dirección justa, en la del respeto, en la del cuidado y en la de estar al lado de las personas, ya que nada puede ser hecho sin las personas mismas. Los objetivos pueden ser alcanzados sólo a través del apoyo de la gente. Y no importa cuán grande sea -o pueda ser- el poder del adversario, porque nosotros debemos hacerle frente con el apoyo popular, seguros de que sabremos salvaguardar nuestro territorio y nuestra independencia, y construir un amado Vietnam más fuerte, capaz de llevar alegría a todos los vietnamitas. Si ellos saben respetar y estar al lado de las personas, entonces incluso el principio de la libertad religiosa podrá ser reconocido. Pero tal como están las cosas ahora, no hay ninguna esperanza de haya un progreso en la libertad religiosa. 

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