11/12/2025, 13.26
TIERRA SANTA
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Párroco de Taybeh: nuestro Adviento, más fuerte que la violencia de los colonos

de Dario Salvi

El padre Bashar Fawadleh describe a AsiaNews una situación de seguridad “frágil” y una normalidad “gravemente comprometida” en esta pequeña localidad cristiana de Cisjordania. Los fieles, sin embargo, continúan asistiendo a las celebraciones y de las Iglesias llegan pruebas de “unidad y ecumenismo”. El deseo de huir de algunas familias y el testimonio de fe y resiliencia de los que cada día eligen quedarse. La esperanza como “algo frágil y profundo”.

 

Milán (AsiaNews) - La seguridad “es frágil”, la vida normal está “gravemente comprometida”, como se desprende de “diversos episodios alarmantes” incluso recientes, y el clima “psicológico y emocional es complejo”, pero a pesar de las “circunstancias difíciles e inestables” la parroquia “vive el Adviento con profunda espiritualidad”, cuenta a AsiaNews el P. Bashar Fawadleh, párroco de Taybeh, en Cisjordania, una localidad de unos 1500 habitantes con tres iglesias, 30 km al norte de Jerusalén y al este de Ramala, famosa por ser la última ciudad palestina habitada enteramente por cristianos. Más de 600 residentes son católicos latinos, mientras que el resto se reparte entre greco-ortodoxos y católicos greco-melquitas. En los últimos meses la zona fue escenario de reiterados ataques de colonos judíos, asaltos e incendios de viviendas, lo que llevó al patriarca latino de Jerusalén, cardenal Pierbattista Pizzaballa, y al primado greco-ortodoxo Teófilo III a realizar una visita de solidaridad.

La amenaza más grave, explica el sacerdote, sigue siendo la de los colonos que intentan “incendiar o vandalizar lugares religiosos, como la zona que rodea la histórica iglesia de San Jorge y el antiguo cementerio adyacente”. A esto, prosigue, se suman “frecuentes ataques a propiedades privadas: autos incendiados, olivos arrancados de raíz, terrenos agrícolas destruidos y ganado liberado en los campos. El incidente más reciente - recuerda - fueron dos autos incendiados el 5 de diciembre pasado”. También hay “agresiones e intimidaciones en las carreteras que rodean Taybeh, lo que hace muy peligroso viajar a Ramala o las aldeas vecinas”. Esta escalada también ha afectado gravemente la economía local, sobre todo “la agricultura y el turismo en pequeña escala. Estudiantes y trabajadores - señala el P. Bashar - encuentran retrasos o peligros imprevistos en las carreteras. Muchas familias viven con el miedo constante a otro ataque, la seguridad es frágil, la vida normal está muy afectada”.

En estas circunstancias “difíciles e inestables”, la comunidad cristiana vive las celebraciones de Adviento “con profunda espiritualidad”, prosigue el sacerdote. Junto con la Misa y los momentos de oración, el 4 de diciembre comenzaron las “Christmas Night” , que llenan de música las calles de la aldea. Este año el tema de la iniciativa es “Nuestra Navidad es la historia de una tierra” y ha contado con la participación de cientos de cristianos. Para la inauguración, que se hizo en el monasterio latino, llegaron también delegaciones extranjeras, representantes institucionales y personalidades del cuerpo diplomático. Una prueba de “unidad y ecumenismo” de las Iglesias, afirma el párroco, que ha querido recordar, comenzando por la elección del tema, “nuestros sufrimientos bajo la ocupación y los colonos, la quema de tierras y vehículos, el pastoreo extensivo y la destrucción de los cultivos”. La comisión de sacerdotes “continúa sus actividades, presidiendo las celebraciones, preparando programas de catequesis y reuniendo a las familias para rezar. Hemos decidido - dice - organizar estas celebraciones bajo un tema que relaciona la tierra con la Natividad, porque la historia siempre se escribe desde esta tierra”.

Sin embargo, el clima “psicológico y emocional” en Taybeh “es contradictorio. Por un lado, muchos habitantes están demostrando una notable resiliencia” y han fortalecido “el sentido de que su misión es permanecer”, porque la sola presencia es “testimonio de su fe”, y “muchos encuentran fuerza en la oración y la solidaridad”. Por otro lado, añade, “la población, sobre todo los jóvenes y las familias, vive en el día a día la ansiedad causada por los ataques de los colonos, los puestos de control repentinos y las molestias”. Algunas familias han emigrado recientemente y muchas otras lo están considerando seriamente, una lo ha hecho precisamente hace pocas horas. “Aunque la fe sigue presente y significativa, la comunidad - confirma el párroco - también está viviendo un verdadero trauma, agotamiento y miedo. Estos dos sentimientos coexisten: la fe inquebrantable y una profunda vulnerabilidad”.

El cardenal Pizzaballa y el patriarca Teófilos III también quisieron expresar su apoyo hace pocos meses, después que se produjo uno de los numerosos ataques de colonos contra la comunidad cristiana local. “La visita - recuerda el P. Bashar - tuvo gran importancia” porque trajo “apoyo moral, atención internacional y una renovada conciencia de que los sufrimientos de la comunidad son reconocidos por la Iglesia universal”. Los habitantes de Taybeh, prosigue, a menudo afirman que “la presencia de los referentes eclesiásticos - por medio de visitas, declaraciones o iniciativas humanitarias - les ayuda a sentirse menos aislados. La Iglesia sigue siendo un pilar espiritual y social: proporciona educación a través de sus escuelas, mantiene la vida comunitaria, promueve la protección y la dignidad a nivel mundial y crea oportunidades de trabajo temporal y permanente a través de las instituciones eclesiásticas locales”. Al mismo tiempo, advierte, muchos residentes comprenden que “si bien la Iglesia ofrece apoyo y asistencia, no puede cambiar por sí sola la situación política y de seguridad general” y que “los desafíos siguen siendo inmensos”.

Por último, el párroco dedica una reflexión al Año Jubilar y al significado de la palabra “esperanza” en una realidad como la de Taybeh. “La esperanza - afirma - se ha convertido en algo frágil y profundo al mismo tiempo. Significa: mantener la fe a pesar del miedo, continuar la vida cotidiana a pesar de la incertidumbre, creer que la paz y la justicia todavía son posibles en una tierra desgarrada por los conflictos”. Para muchos, prosigue, está “arraigada en la fe: oración, prácticas religiosas y certeza de la presencia de Dios en el sufrimiento. En la solidaridad: interna, con las familias que se apoyan mutuamente y se niegan a abandonar la tierra de sus ancestros, y externa, a través de las visitas de la Iglesia de todo el mundo. En el testimonio, con la convicción de que preservar la presencia cristiana en Tierra Santa es vital para toda la Iglesia”. Sin embargo, concluye, “esta esperanza no es fácil, ni debe tomarse a la ligera. Es una esperanza persistente, una esperanza que resiste a pesar del dolor, los desplazamientos y el creciente temor al futuro. Sin embargo, sigue siendo la fuerza - concluye el párroco - que impide la desesperación e inspira a quienes deciden quedarse”.

 

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