Papa en la audiencia: 'Los hombres pacientes son tejedores de bien'

En la audiencia general de este miércoles volvió una vez más a hacer presentes a los países afectados por la guerra y la violencia: Palestina, Israel, Ucrania y Myanmar. Que la intercesión de san Estanislao "obtenga también hoy el don de la paz en Europa y en el mundo entero". La virtud teologal de la esperanza, acompañada de la paciencia, es propia de aquellos que "desean obstinadamente la paz".

Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- “Que el Señor conceda la paz al mundo entero”. Al concluir la audiencia general celebrada esta mañana en la Plaza de San Pedro, en su saludo a los peregrinos de habla italiana el Papa Francisco volvió a recordar a los países del mundo asolados por la guerra y la violencia. "En particular a la querida y martirizada Ucrania, a Palestina, a Israel, a Myanmar", dijo, e invitó a invocar la intercesión de María en el día en que "la Iglesia eleva la oración de la Súplica a Nuestra Señora del Rosario de Pompeya". Junto al Santo Padre, en el atrio, había una estatua de la Virgen de Luján de Buenos Aires: "Recemos por Argentina para que el Señor la ayude en su camino".

“Encomiendo en particular a nuestra Madre a los jóvenes, a los enfermos, a los ancianos, a los recién casados, que hoy están aquí presentes. Y exhortó a todos a rezar el Santo Rosario en este mes de mayo”, añadió el Papa Francisco. En el saludo a los peregrinos de habla polaca les pidió que invocaran también la intercesión de San Estanislao, patrono de Polonia, cuya solemnidad se celebra hoy. “San Juan Pablo II dijo que él, desde el cielo, ha participado en los sufrimientos y las esperanzas de vuestra nación, protegiendo su supervivencia sobre todo durante la Segunda Guerra Mundial”, recordó. Compartió entonces la esperanza de que su intercesión "obtenga hoy también el don de la paz en Europa y en todo el mundo, especialmente en Ucrania y Oriente Medio". Es de destacar que en este momento se están desarrollando en El Cairo las negociaciones para un alto el fuego en Gaza - que reiteradamente ha pedido el Papa Francisco - y se registran enfrentamientos entre las FDI y combatientes de Hamás cerca de Rafah y de Gaza City.

El Santo Padre señaló el vínculo directo entre ser personas pacientes y la construcción del bien, de la paz. “Los hombres pacientes - dijo -son tejedores de bien. Desean obstinadamente la paz, y aunque algunos tienen prisa y quisieran todo y todo ya, la paciencia tiene capacidad de espera". La paciencia es "una virtud que camina de la mano de la esperanza", la última virtud teologal a la que Bergoglio dedicó la catequesis - y forma parte del ciclo de reflexiones sobre "Los vicios y las virtudes" -, que fue leída al comienzo de la audiencia y luego resumida en las distintas lenguas. La lectura sobre la que basó la reflexión es de la Carta de san Pablo a los Romanos (Rm 8,18.23-24). “Si falta la esperanza, todas las demás virtudes corren el riesgo de desmoronarse y terminar en cenizas. Si no hubiera un mañana confiable, un horizonte luminoso, sólo podríamos concluir que la virtud es un esfuerzo inútil”, dijo el Papa Francisco.

Explicó luego que el cristiano posee la esperanza "no por mérito propio", sino porque "Cristo murió y resucitó y nos dio su Espíritu". Compartió entonces con los numerosos fieles reunidos en la plaza de San Pedro algunas palabras del Papa Benedicto XVI en la encíclica Spe salvi: «Se nos ofrece la salvación en el sentido de que se nos ha dado la esperanza, una esperanza fiable, gracias a la cual podemos afrontar nuestro presente». Señaló entonces cuántas veces pecamos contra esta virtud "en nuestras nostalgias malas, en nuestras melancolías, cuando pensamos que las felicidades pasadas están enterradas para siempre". Y a continuación habló sobre la estrecha relación entre la esperanza y la paciencia. Quienes poseen ambas “son capaces de atravesar las noches más oscuras”.

“La esperanza - afirmó el Santo Padre - es la virtud de quien tiene un corazón joven”, y reflexionó que en este caso la edad no cuenta, “porque también hay ancianos con los ojos llenos de luz, que viven una tensión permanente hacia el futuro. Pensemos en aquellos dos grandes ancianos del Evangelio, Simeón y Ana: nunca se cansaron de esperar". “Hermanos y hermanas, sigamos adelante y pidamos la gracia de tener esperanza, la esperanza con la paciencia. Mirar siempre hacia ese encuentro definitivo; pensar siempre que el Señor está cerca de nosotros, que nunca, ¡nunca la muerte será victoriosa!”, concluyó el Papa Francisco en forma espontánea.