28/03/2018, 16.51
VATICANO
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Papa: el cristiano no puede vivir con la muerte en el alma, ni ser causa de muerte

Mañana comienza el Triduo pascual que presenta los grandes eventos de la salvación obrados por Cristo. “La justificación de Jesús nos salva de la corrupción”, pero “hay cristianos falsos, dicen yo estoy justificado por Jesús, pero vivo una vida corrupta y  estos terminarán mal. Todos somos pecadores, pero el cristiano corrupto tiene la muerte en el alma. Para no ir muy lejos pensemos en los cristianos mafiosos.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- Con la muerte y la resurrección de Jesús somos “justificados”: salvados de la corrupción. “No se puede vivir con la muerte en el alma y tampoco ser causa de muerte”. Pero “hay cristianos falsos, dicen yo estoy justificado por Jesús, pero vivo una vida corrupta. Y estos terminarán mal. “Para no ir muy lejos pensemos en los cristianos mafiosos”. Es la advertencia lanzada hoy por el Papa Francisco que dedicó la catequesis de la audiencia general al Triduo pascual, que comienza mañana y que “marca las etapas fundamentales de nuestra fe y de nuestra vocación en el mundo” y termina con “un anuncio de alegría y de esperanza, pero también, con un llamado a la responsabilidad y a la misión.

A las 15.000 personas presentes en la plaza de San Pedro, el Papa les recordó que mañana comienzan “los días más importantes del año litúrgico”. Hablando libremente, preguntó: ¿Cuál es la fiesta más importante de nuestra fe?”. Y ante la respuesta de los presentes: “la Pascua”, agregó “¿pero sabían ustedes que hasta mis 15 años  yo pensaba que era la Navidad?”.

“Estos días -retomó- constituyen la memoria celebrativa de un único gran misterio: la muerte y la resurrección del Señor Jesús. El Triduo se inicia mañana, con la Misa ‘in Coena Domini” y se concluirá con las vísperas del Domingo de Resurrección. Después viene la Pascuita, pero es familiar, es post-litúrgica. Esto marca las etapas fundamentales de nuestra fe y de nuestra vocación en el mundo y todos los cristianos son llamados a vivir los tres Días santos como -por así decir- la ‘matriz’ de la vida personal y comunitaria, como el éxodo de Egipto lo es para nuestros hermanos judíos. Estos tres Días recuerdan al pueblo cristiano los grandes eventos de la salvación obrados por Cristo y así lo proyectan en el horizonte de su destino futuro y los refuerzan en su compromiso de testimonio en la historia”.

“La mañana de Pascua, recorriendo las etapas vividas en el Triduo, el canto de la Secuencia hará escuchar solemnemente el anuncio de la Resurrección. Y dice así: “Cristo, nuestra esperanza resucitó y nos precede en Galilea”. Y en tantos pueblos, especialmente en el este de Europa, mucha gente se saluda no con “el buen día”, sino con “Cristo resucitó”. En estas palabras de conmovida exultación culmina el Triduo. Ellas contienen no sólo un anuncio de alegría y de esperanza, sino también un llamado a la responsabilidad y a la misión”.

“Este anuncio, al que conduce el Triduo preparándonos para acogerlo, es el centro de nuestra fe y de nuestra esperanza, es el núcleo, es el anuncio, es –la palabra difícil- es el kerygma que continuamente evangeliza a la Iglesia y que ella, a su vez, es enviada a evangelizar”. “San Pablo resume el evento pascual en esta frase: "Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado" (1 Cor 5,7), como el cordero. Ha sido inmolado. Por lo tanto, prosigue, "pasó lo viejo, todo es nuevo" (2 Cor 5:15). Renacido. Y por eso, al principio, se bautizaba la gente el día de Pascua. También por la noche de este sábado yo bautizaré aquí, en San Pedro, a ocho personas adultas”.

“Por el bautismo, de hecho, resucitamos con Jesús y morimos a las cosas y a la lógica del mundo; renacemos como creaturas nuevas: una realidad que pide convertirse en existencia concreta día tras día”. “Y aquí tengo que decir algo triste y doloroso…Hay cristianos falsos: los que dicen “Jesús ha resucitado”, “yo he sido justificado por Jesús”, estoy en la vida nueva, pero vivo una vida corrupta. Y estos cristianos fingidos acabarán mal. El cristiano, lo repito, es pecador – todos lo somos, yo lo soy- pero tenemos la seguridad de que cuando pedimos perdón el Señor nos perdona. El corrupto finge ser una persona honrada, pero en el fondo de su corazón hay podredumbre. Una vida nueva nos da Jesús. El cristiano no puede vivir con la muerte en el alma, ni tampoco ser causa de muerte. Pensemos –para no ir muy lejos- pensemos en casa, pensemos en los llamados “cristianos mafiosos”. Estos de cristianos no tienen nada: se dicen cristianos, pero llevan la muerte en el alma y [la llevan también] a los demás. Recemos por ellos para que el Señor les toque el alma”. 

“Un cristiano, si realmente se deja lavar por Cristo, si realmente se deja despojar por Él del hombre viejo, para caminar en una nueva vida, aunque siga siendo pecador, -porque todos lo somos- ya no puede ser corrompido; la justificación de Jesús nos salva de la corrupción, somos pecadores pero no corrompidos; ya no puede vivir con la muerte en el alma, ni tampoco puede ser causa de muerte”. “El prójimo, sobre todo el más pequeño y el que más sufre, se convierte en el rostro concreto a quien podemos dar el amor que Jesús nos ha dado. Y el mundo se convierte en el espacio de nuestra nueva vida de resucitados. Nosotros hemos resucitado con Jesús: de pie, con la frente en alto, y podemos compartir la humillación de aquellos que todavía  hoy, como Jesús, se hallan en medio del sufrimiento, de la desnudez, de la necesidad, de la soledad, de la muerte, para convertirnos, gracias a Él y con Él, en instrumentos de redención y de esperanza, en signos de vida y resurrección.

 En tantos países –aquí, en Italia, y también en mi patria- está la costumbre de que cuando, en el día de Pascua, se oyen las campanas, las mamás, las abuelas, llevan a los niños a lavarse los ojos con el agua, el agua de la vida, como signo para poder ver las cosas de Jesús, las cosas nuevas”.

“Y mientras os dejo estos pensamientos, mientras formulo para todos vosotros mis mejores deseos de una feliz y santa Pascua, junto con vuestras comunidades y seres queridos”. “os aconsejo: en la mañana de Pascua llevad a los niños debajo del grifo y haced que se laven los ojos. Será un signo de cómo ver a Jesús resucitado”.

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