26/01/2023, 11.48
TIERRA SANTA - VATICANO
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Patriarca Pizzaballa: palabras de 'esperanza y verdad' para los conflictos de Tierra Santa

En la Semana de oración por la unidad de los cristianos, el primado latino reflexionó sobre los conflictos que desgastan y la esperanza. Es una misión a la que están llamadas todas las Iglesias, dejando de lado "las rivalidades y divisiones". Las escuelas, los hospitales, los hogares son “nuestra forma de trabajar por la justicia”. En San Pablo Extramuros, el Papa Francisco advirtió contra la "comprensión errónea e indiferente" y la "violencia sacrílega".

 

Jerusalén (AsiaNews)- La presencia de los cristianos no se limita “sólo al servicio de la caridad” hacia los pobres sino que, según las modalidades de la Iglesia, ofrece “un juicio sobre el mundo”. Esto sucede también y sobre todo en Tierra Santa, donde la "política" interfiere "en la vida ordinaria" y "cuestiona seriamente a todas nuestras Iglesias", dijo ayer el patriarca latino de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa, en su reflexión con motivo de la Semana de oración por la unidad de los cristianos. “Todos estamos involucrados en un conflicto -dice- que desgasta la vida de nuestros fieles, y ellos esperan de nosotros una palabra de esperanza, de consuelo, pero también de verdad. No podemos permanecer callados ante la injusticia. La toma de posición debe traducirse siempre en palabras y acciones a favor de los que sufren y lloran".

En una tierra desgarrada por los conflictos entre israelíes y palestinos, judíos y musulmanes, donde hasta los lugares santos son un elemento de tensión, incluso entre los mismos cristianos en el pasado, “nuestra palabra no debe caracterizarse por el rencor, la ira o el resentimiento”. Por el contrario, señala el patriarca Pizzaballa, "debe tener la libertad y la paz que Cristo nos ha dado" y "sólo puede tener una perspectiva: el perdón y la reconciliación". Por eso la única posición “es la de Cristo, al servicio de la vida de todos. La Iglesia ama y sirve a la sociedad, y comparte con las autoridades civiles la preocupación y el trabajo por el bien común”, especialmente por los pobres, dejando de lado la “lógica de la competencia y la división”. Esta misión, observó, no pertenece a la Iglesia católica, ortodoxa o protestante, sino que es una sola, a la que “todos estamos llamados, como comunidad cristiana de Tierra Santa”.

El patriarca latino relacionó la bienaventuranza de los afligidos (Mateo 5,4) con el pasaje del libro de Qohelet (4,1) dedicado a las opresiones y lágrimas de las víctimas sin consuelo, para hablar sobre la violencia, la injusticia y la manera de enfrentar el mal. “Son temas que tienen una connotación política inmediata” a nivel internacional y en Tierra Santa. “La violencia, la opresión, el dolor y la injusticia -observó- se encuentran en primer lugar en nuestras propias almas, en la vida de muchas familias, en nuestras propias comunidades y, más en general, en las relaciones humanas, así como en nuestra relación con la creación”. . “A pesar de los numerosos conflictos, las Iglesias son aquí muy activas en la construcción de la Jerusalén celestial. Escuelas, hospitales, hogares de ancianos, de niños, de discapacitados, y muchas otras cosas, son parte constitutiva de nuestra identidad como comunidad, orientada hacia afuera y no hacia adentro. Son nuestra manera - concluyó el patriarca - de hacer el bien aquí en Tierra Santa, de trabajar por la justicia, de abrir los ojos ante el dolor y la opresión”.

Este año el tema de la semana de oración por la unidad de los cristianos -del 18 al 25 de enero- fue "Aprendan a hacer el bien, busquen la justicia" (Isaías 1,17). Una exhortación de gran actualidad que, con la guerra de Rusia contra Ucrania, también afecta a las Iglesias ortodoxas. Por eso la oración se hace oración por la paz, tantas veces invocada en estos días por el Papa Francisco, quien se reunió ayer a la noche con el Consejo Panucraniano de Organizaciones Religiosas en la solemnidad de la conversión de San Pablo, y presidió como todos los años la celebración de las Segundas Vísperas en la basílica de San Pablo extramuros, en Roma.

En su reflexión, el pontífice atacó "la comprensión errónea e indiferente" que existe cuando los cristianos "anteponemos nuestra visión a la del Padre" y la "violencia sacrílega" de las guerras "que desatan quienes se profesan cristianos". Por eso espera un "cambio de perspectiva" que lleve a mirar el mundo con los ojos "de Jesucristo", porque sólo así se puede crecer "en la oración, el servicio, el diálogo y el trabajo juntos hacia aquella plena unidad que Cristo desea”. Al concluir, Francisco invocó para los cristianos la ayuda del apóstol de los gentiles y su "valentía indómita" en la conversión.

 

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