07/05/2025, 11.13
FILIPINAS
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Una monja de gira por Filipinas para educar sobre el voto "honesto y transparente"

de Santosh Digal

Desde diciembre, la hermana Liza Ruedas, monja de las Hermanas de la Caridad, ha puesto en marcha una campaña de sensibilización de cara a las elecciones de mitad de mandato previstas para el 12 de mayo. El objetivo es aumentar «la concienciación y la participación en el cambio político». La Iglesia católica filipina se ha consagrado a la Divina Misericordia ante los «graves desafíos» a los que se enfrentan el país y el mundo.

Manila (AsiaNews) - Educar a los ciudadanos sobre el voto, para ayudarles a identificar candidatos y representantes «honestos, limpios y transparentes» que sepan expresar conscientemente sus preferencias antes de las elecciones de mitad de mandato previstas para el 12 de mayo. Esta es la misión de la hermana Liza Ruedas, monja de las Hermanas de la Caridad ( Compañía de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl), que desde el pasado mes de diciembre ha puesto en marcha una campaña con la ayuda de hermanas, escuelas, misioneros laicos y los medios tecnológicos cuando está de viaje. 

La monja se sirve del material proporcionado por la Conferencia de Superiores Mayores de Filipinas (Cmsp), grupos ecuménicos, el movimiento Simbayanihan y otros colaboradores. «Empezamos el programa de educación de los electores en diciembre», explica a AsiaNews, que concluye la primera semana de mayo, en vísperas de los comicios. Según los datos de la Comisión Electoral, hay 68.431.965 votantes inscritos para el escrutinio de mitad de mandato, excluyendo a los 1,3 millones de filipinos en el extranjero; 18.320 cargos locales y nacionales están en juego.

El objetivo, prosigue la Hermana Liza, es «aumentar la concienciación y la participación en el cambio político, empoderando al pueblo filipino y a la juventud. La mayoría de los votantes encuentran vías y espacios democráticos para participar en la reforma electoral». Los debates abarcan desde la selección de buenos candidatos hasta la lucha contra posibles fraudes electorales, prosigue, en particular los relacionados con la compra de votos y la identificación de candidatos que despierten alarma o sospechas. 

«Es un gran reto y al mismo tiempo estimulante, sobre todo cuando trabajamos sobre el terreno», subraya. «Los más pobres y las periferias son siempre víctimas de las maniobras políticas y la explotación de los políticos tradicionales». También se teme por el sistema automatizado de votación, que puede ser un presagio de fraude o al menos de duda, así como por el peso de las familias y dinastías políticas del país y los sistemas clientelistas. «Creo que este aspecto», añade la monja, «debe tomarse en serio no sólo durante las elecciones, sino también en otros momentos. El buen gobierno y el liderazgo deben tomarse en serio en las escuelas, los planes de estudio y las comunidades».

La aspiración que impulsa la iniciativa es proporcionar a cada votante filipino una mayor conciencia de 'sus derechos, deberes y privilegios'. La hermana Liza advierte que «votar es un acto sagrado» y participar en política es una contribución al cambio desde una perspectiva «caritativa». Los esfuerzos por tomar una decisión de voto informada, advierte, deben «marcar la diferencia en la vida de las personas y de la sociedad. Sin embargo, el comportamiento y las actitudes son difíciles de cambiar. Hace falta concienciación, participación activa y compromiso con el sistema electoral filipino».

Sin embargo, la respuesta de los ciudadanos ante la propuesta de un programa educativo es «variada: algunos se muestran entusiastas, otros poco interesados», explica la religiosa, que añade que «especialmente los estudiantes más jóvenes muestran voluntad de aprender y un alto nivel de receptividad» y para apoyar la campaña de concienciación también pueden recurrir al uso de las redes sociales. Anticipándose a la votación, ayer mismo el Presidente Ferdinand Marcos Jr. promulgó la Proclamación 878 para permitir a los filipinos «ejercer adecuadamente su derecho a elegir», declarando el 12 de mayo día no laborable.

Finalmente, con vistas a reforzar la unidad nacional, el 27 de abril, Domingo de la Divina Misericordia, la Iglesia católica de Filipinas se consagró a la Divina Misericordia. El presidente de la Conferencia Episcopal (CBCP), Card. Pablo Virgilio David, invitó a todas las diócesis a un acto solemne de consagración con motivo de este día, que se celebró durante las misas de la festividad en todo el archipiélago. Según el cardenal, la consagración es «una respuesta colectiva de fe y esperanza» a los «graves desafíos» a los que se enfrentan el país y el mundo.

Algunos de estos desafíos son la corrupción, la erosión de la verdad, el creciente rechazo de las enseñanzas de la Iglesia sobre la vida y la familia, y la amenaza de divisiones internas y conflictos armados a nivel local y mundial. «La consagración nacional será una profunda expresión de nuestra confianza en la Divina Misericordia, que sigue siendo nuestro último refugio en estos tiempos de incertidumbre y prueba». El Card. David concluyó confiando «nosotros mismos, nuestra Iglesia y nuestra nación a la infinita misericordia de Dios, seguros de que en ella encontraremos la curación, la renovación y la esperanza que tan profundamente necesitamos.»

 

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