Violencia contra las mujeres: una herida oculta desde el Cáucaso hasta Turkmenistán
Una encuesta realizada por el sitio web Currentime ha trazado un panorama del problema en los países ex soviéticos. En ninguno de los cinco países de Asia Central el concepto de «feminicidio» está incluido en el Código Penal, a pesar que la violencia doméstica es un fenómeno generalizado. El conflicto bélico entre Rusia y Ucrania también ha provocado un aumento considerable de los delitos contra las mujeres en ambos países.
Astana (AsiaNews) - Con motivo del Día Internacional de la Lucha contra la Violencia hacia las Mujeres, el sitio web Currentime ha tratado de comparar la situación de los feminicidios en diversas regiones, desde Europa del Este hasta el Báltico, desde el Cáucaso hasta Asia Central. Como afirma Sofía, una activista rusa en defensa de los derechos de las mujeres, «el feminicidio es un asesinato por motivos de género», y es precisamente este contenido específico lo que lo distingue de los «asesinatos de mujeres». La identidad femenina provoca excesos de celos derivados del deseo de dominación y de sumisión de la mujer, que se ve obligada a cumplir tareas principalmente domésticas, cuya realización insatisfactoria despierta la ira homicida del hombre-amo.
Una investigadora de Asia Central, con el seudónimo de Ajnura, explica que «según nuestras investigaciones, en la mayoría de los casos el feminicidio es el resultado final de varios años de violencia doméstica», perpetrada por la pareja o familiares cercanos, rara vez por desconocidos y ajenos al círculo familiar, solo cuando están relacionados con secuestros o persecuciones maníacas. La organización de la ONU para las mujeres define los feminicidios como una «pandemia oculta» y una «crisis global», teniendo en cuenta que en 2023 fueron asesinadas por estos motivos 85.000 mujeres, el 60 % de ellas a manos de sus parejas y familiares, aunque en los distintos países los criterios de clasificación de estos dramáticos sucesos son muy diferentes.
En Asia Central, la cuestión es bastante dramática, con continuas noticias en los medios de comunicación sobre asesinatos y violencia contra las mujeres, aunque en ninguno de los cinco países de la región se incluye en el Código Penal el concepto de «feminicidio», por lo que no se establecen estadísticas al respecto. Como observa Ajnura, «estos sucesos suelen ir acompañados de actos especialmente violentos, y en los cuerpos de las víctimas se observan signos de traumatismos graves y repetidos, consecuencias típicas de la mentalidad patriarcal aún muy arraigada». En su opinión, «existe una forma de odio hacia la mujer que se transmite en la sociedad desde la infancia, con preferencia por los niños varones, y esto ocurre en todos nuestros países de la zona» .
La gran mayoría de los recursos familiares se destinan a los hijos varones, y las niñas son tratadas como extrañas a la familia, ya que se las entrega en matrimonio ya en la adolescencia. Los hechos de violencia se silencian y a menudo se ocultan incluso en los tribunales y las administraciones, y en Turkmenistán, por ejemplo, se evita incluso difundir noticias al respecto en los medios de comunicación nacionales. Solo en 2021, los representantes de la ONU llevaron a cabo una investigación en Turkmenistán, que reveló que el 12 % de las mujeres había sufrido situaciones de violencia doméstica, relatando con dificultad los numerosos abusos sufridos antes de cumplir los 15 años.
El conflicto bélico entre Rusia y Ucrania ha provocado un aumento considerable de la violencia contra las mujeres en ambos países, empezando por las violaciones y agresiones de los soldados rusos invasores en varias regiones de Ucrania, como relata la abogada ucraniana de la asociación JurFem, Kristina Kit. En Ucrania, estas acciones se consideran crímenes de guerra. El conflicto también afecta a la propia sociedad ucraniana, con la agresividad exacerbada de los hombres que participan en acciones militares, o que se encuentran en estado de alerta y tensión continua, y que acaban matando a sus esposas y compañeras sin motivo alguno.
Algunas formas de feminicidio son los comportamientos que llevan a las mujeres al suicidio, como en algunos casos recientes en Tayikistán, obligando a la kelin, la nueva esposa, a cargar con el peso de todas las tareas domésticas, sufriendo numerosas humillaciones y llegando a suicidarse por desesperación, a veces incluso matando a sus hijos. Todavía existen los «crímenes de honor», cuando se mata a las mujeres para «lavar la vergüenza de comportamientos inmorales», en Asia Central y, sobre todo, en el Cáucaso, como en los sonados casos recientes en Chechenia. El activista de derechos humanos Eldar Zejnalov, de Azerbaiyán, considera que «estos asesinatos están estrechamente relacionados con el retorno al tradicionalismo, con los criterios patriarcales típicos de nuestros países y, a menudo, con la cobertura de las fuerzas del orden, compuestas en su mayoría por hombres que comparten esta mentalidad».
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