La última ola de órdenes ejecutivas de Trump también afectó a Radio Free Asia y otros medios de comunicación satelitales como Voice of America. Financiados por el gobierno estadounidense, han sido una fuente fundamental de información desde regiones en riesgo como el Tíbet o Xinjiang, contra la mordaza de la República Popular China. Ex embajador de EE.UU.: "Un gigantesco regalo a Beijing".
La bloguera que informó sobre la pandemia de Wuhan fue nuevamente amenazada con arresto pocos días después de recuperar la libertad tras cuatro años de prisión. Hace tres semanas - visiblemente angustiada - había hablado sobre su fe, que ha conservado incluso en la cárcel, en un encuentro por Zoom organizado por las "iglesias domésticas" chinas (perseguidas por Beijing).
El periódico rinde homenaje a las víctimas en el 35 aniversario de la masacre. En el editorial habla de una realidad cada vez más «restrictiva» e incluso «una oración» puede convertirse en «motivo de preocupación». En Beijing rigen los bloqueos y las prohibiciones de acceso, la censura en la web. Taiwán responde «al autoritarismo» con «libertades» y promueve una manifestación en la capital. Ceremonias también en Canadá y Estados Unidos.
Mientras Beijing borra sistemáticamente la memoria de la brutal represión de las protestas estudiantiles del 4 de junio de 1989, hay 14 protagonistas de aquel movimiento que siguen entre rejas, porque volvieron a ser detenidos por su lucha por la democracia. Los defensores chinos de los derechos humanos piden su liberación. Mientras, en Hong Kong preocupa el estado de salud de Jimmy Lai.
Aunque este año el 4 de junio tampoco será posible conmemorar el aniversario de la masacre de los estudiantes de Beijing en el Victoria Park, un grupo de cristianos ha invitado a firmar el texto de una oración que se publicará como anuncio privado en el Christian Times. El texto habla de la represión que hubo en aquel momento, pero también de la que está ocurriendo hoy en Hong Kong.
Zhang Zhan, cristiana de 40 años y en primera línea de defensa de los derechos humanos en Shanghai, debería haber sido liberada hoy después de haber cumplido cuatro años de prisión, pero se impuso el silencio a su familia y no hay información cierta sobre ella. Los activistas que siguen su caso temen que su detención continúe bajo otras formas, como ya ha ocurrido en otros casos.
Cumplió 60 años el 20 de abril, pero el gobierno de Beijing lleva mucho tiempo negando toda información sobre su suerte. Su esposa, las ONG defensoras de los derechos humanos y las agencias de la ONU han hecho caso omiso de sus reiterados llamamientos. Es una de las muchas víctimas de "desapariciones forzadas" vinculadas al régimen chino.