La humildad “es el único camino para llegar a adorar a Dios en la misma casa y en torno al mismo altar”. En torno a Jesús "en el cielo brillan juntos, sin distinciones de confesión, muchísimos mártires que nos indican, a los que estamos en la tierra, un camino preciso, el de la unidad".
“Dios no se asusta de nuestros pecados, de nuestros errores, de nuestras caídas, metámonos eso en la cabeza, pero sí lo asusta que cerremos nuestro corazón, que no tengamos fe en su amor”. “Es justo que quien se ha equivocado pague por su error, pero es igualmente justo que quien se ha equivocado pueda redimirse de su error. No puede haber una condena sin una ventana de esperanza”. "Oremos para que todos los discípulos de Cristo perseveren en el camino de la unidad",
Del 18 al 25 de enero se celebra la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, cuyo lema este año es: "En Oriente vimos aparecer su estrella y hemos venido aquí a honrarle". En Caná, "el primer signo que Jesús realiza no es una curación extraordinaria o un prodigio en el templo de Jerusalén, sino un gesto que responde a una necesidad sencilla y concreta de la gente común y corriente. Fue un gesto doméstico, digamos que realizó un milagro “en puntas de pie".
En el discurso que Francisco dirigió a los diplomáticos de los 183 Estados acreditados ante la Santa Sede, habló sobre la necesidad de abordar temas como las vacunas para todos y la apertura a quienes se ven obligados a salir de su país, además de los principales lugares de crisis, desde Siria hasta Afganistán, pasando por Ucrania y Myanmar.
“El viaje de la vida y el camino de la fe necesitan el deseo, el impulso interior. Lo necesitamos como Iglesia”. "Es también una de las tareas del Sínodo: caminar juntos a la escucha, para que el Espíritu nos sugiera senderos nuevos, caminos para llevar el Evangelio al corazón del que es indiferente, del que está lejos, del que ha perdido la esperanza pero busca lo que los magos encontraron, «una inmensa alegría» (Mt 2,10)".
El mensaje de Francisco para la Jornada Mundial de las Misiones se basa en “tres expresiones clave que resumen los tres fundamentos de la vida y de la misión de los discípulos: «Para que sean mis testigos», «hasta los confines de la tierra» y «recibirán la fuerza del Espíritu Santo»”. "En la evangelización, el ejemplo de vida cristiana y el anuncio de Cristo van juntos; uno sirve al otro. Son dos pulmones con los que debe respirar toda comunidad para ser misionera".