18/04/2017, 15.51
MYANMAR
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Cardenal birmano: en Pascua, remover las piedras de la división, del conflicto, de la injusticia

de Card. Charles Maung Bo*

El arzobispo de Yangon se dirige a los líderes religiosos para que, unidos, superen los intereses personales e infundan la esperanza de la resurrección. Remover las injusticias en el plano económico y social. Hacer que “todos puedan gozar plenamente de la ciudadanía”. Superar los conflictos en los Estados de Rakhine y Kachin

Yangon (AsiaNews) - El Myanmar debe “remover” las piedras de la división, del odio, del conflicto, de la desigualdad, para hacer que nazca una “sociedad más justa”. Es lo que afirma el Card. Charles Maung Bo, arzobispo de Yangon,  Myanmar, en el mensaje que dirigió a los fieles y a toda la nación en ocasión de la Pascua. Él ha llamado a los líderes religiosos –católicos, protestantes, budistas, que son las religiones mayoritarias en el país- a “elevarse por encima de los intereses personales y traer la esperanza de la resurrección”.

“Muchos de nosotros –agrega el purpurado- viven en un perenne Viernes Santo, que sólo conoce el sufrimiento. Gran parte de nuestra gente está sepultada por grandes problemas que parecen una tumba. Myanmar espera la resurrección de su pasado y necesita vivir en la paz (Shalom) de la Pascua, una paz interior, en las familias, entre las comunidades”.

A continuación, el mensaje de Pascua completo del Card Bo. Traducido al español por AsiaNews.

 

¡Feliz Pascua! Espero que ésta sea un río que desborde por completo el corazón del hombre. Luego de 40 días de Cuaresma, un nuevo amanecer surge en nuestras vidas. Cristo ha resucitado. ¡Aleluya! La vigilia de Pascua nos ha recordado de qué manera la luz disipa la oscuridad que albergan, interior y exteriormente, nuestras vidas. Les deseo a todos ustedes que la oscuridad -del pecado, del egoísmo, del conflicto, de la pobreza y del sufrimiento humano- pueda ser barrida por el gran misterio de la Resurrección. Con San Pablo, hoy reafirmamos con fuerza que la Resurrección es el acontecimiento central de nuestra fe.  

Les deseo a cada uno de ustedes la alegría que experimentaron las mujeres cuando se encontraron con los ángeles en el sepulcro, la alegría cuando vieron la piedra removida y la tumba vacía. Los sufrimientos de Cristo se transformaron en una gran felicidad. Como cuenta el Pbro. Timothy Radcliff, O.P.: “La resurrección –afirma- ha cambiado el modo en que percibimos a Dios, así como el modo de mirarnos unos a otros. Es Cristo resucitado quien se coloca frente a ustedes, queridos hermanos y hermanas,  al pronunciar las célebres palabras dichas a Marta: ‘Yo soy la resurrección y la vida; quien cree en mí, aunque muera, vivirá (Juan 11: 25)’. Junto a Pedro, hoy todos nosotros proclamamos que ‘No somos salvados por oro ni plata, sino por la sangre del Cordero’. El cristianismo no es solamente el camino de la Cruz. El cristianismo también es el monte de la esperanza. La Pascua nos ha colocado en la cima del monte de la esperanza. Hoy celebramos a Dios, que es esperanza. La Iglesia de los orígenes tenía solamente una fiesta: la Pascua, y los cristianos la celebraban por más de 40 días.

 

Pascua como tiempo de alimento espiritual: Las lecturas de la vigilia de Pascua son fuente de gran alimento espiritual: Concluimos los 40 días de Cuaresma, y nos disponemos a celebrar 40 días de alegría por la resurrección, hasta que Jesús ascienda al cielo. Estos 40 días equivalen a los 34 días narrados en la Biblia. Estos 34 días debieran ser una fuente de guía espiritual para nuestras vidas:

- Éxodo: El libro del Éxodo habla de Dios que conduce a los judíos, oprimidos por el rey de Egipto. Moisés los condujo a través del desierto por 40 días, antes de que alcanzaran la Tierra Prometida. En nuestras vidas también nos encontramos en distintos tipos de desierto: el desierto del pecado, el desierto del odio, el desierto de la pobreza, el desierto de la opresión, el desierto de la desesperación.  El Papa Benedicto ha hablado de los “desiertos interiores”. Todos nosotros pasamos por la experiencia del desierto del abandono y del sufrimiento prolongado. Deseemos que esta Pascua pueda traernos, a cada uno de nosotros,  la esperanza que es Dios, quien dijo a Moisés que él se quedaría con nosotros, que nos bendiga en este día y que no acompañe a lo largo de toda nuestra vida.

- Jesús en el desierto: Cristo en el desierto. Él es sometido a tentaciones. Necesitó 40 días para combatir el mal. El diablo trata de corromper a Jesús impulsándolo a ser egoísta y a no llevar a cabo su misión. En nuestras vidas, somos tentados y a menudo nos encontramos en el desierto de la tentación: en el pecado, en el egoísmo y en la búsqueda del poder y de la riqueza. La resurrección parece decirnos, a cada uno de nosotros: Cristo nos basta. Los discípulos no fueron enriquecidos con oro y plata, sino con el poder que deriva del Dios viviente.

- Jesús resucitado con los discípulos: Después de la resurrección, Jesús transcurrió 40 días con sus discípulos para darles coraje. Durante su ministerio, los discípulos caminaron a su lado, asistieron a sus milagros y escucharon la Buena Noticia. Pero cuando sobrevinieron las dificultades, ellos huyeron y les costó creer en su ministerio. A menudo, nosotros también nos hallamos en una situación análoga. Cristo es el centro de nuestras vidas, pero cuando surgen las dificultades  ocurre que nosotros también somos llevados a dudar. La resurrección es un reaseguro, nos dice que Cristo vivo no nos abandonará jamás. Los discípulos dejaron atrás todo miedo, proclamando la Buena Noticia a todos, hasta llegar a nosotros. Cristo resucitado es la esperanza. Para todos aquellos en medio de nosotros que están sepultados por los sufrimientos, la resurrección es un hecho que es fuente de aliento. ¡Aleluya!

 

El mensaje de Pascua para nuestra tierra

¿Cuál es el mensaje de Pascua para nuestra tierra, el Myanmar? Han pasado tantas cosas bellas en los últimos años. Como las mujeres asistieron a la Resurrección de Cristo, su mensaje de esperanza fue difundido a los discípulos a través de las mujeres, del mismo modo este país ha salido de largos años de oscuridad gracias a la intervención de una mujer. La piedra del Sepulcro fue removida por una mujer. Y desde la tumba de la opresión, nuestra nación vio la esperanza de la resurrección.   

 

Shalom, la paz de la resurrección

Sin embargo, el mensaje de Resurrección no ha alcanzado a todos. Aún hay una guerra en curso, hay conflictos y desplazados en los Estados de Rakhine, Kachin, con miles de refugiados.

Cristo resucitado nos ha traído un gran mensaje: ¡Shalom! Rezo con la expresión Shalom, la misma que Cristo usó para saludar a sus discípulos después de la resurrección. La paz esté con ustedes (Lucas 24, 36-38), esta es realmente una gran palabra, usada por Cristo después de la resurrección. Shalom significa prosperidad, paz, armonía, alegría.

Recientemente he visitado los Estados de Kachin y Rakhine. El conflicto crónico que aflige a estas áreas ha azotado particularmente a los pobres. La extrema pobreza empuja a los más jóvenes a emigrar. Imperan las drogas y el tráfico de vidas humanas. Nuestro pueblo está sepultado en la tumba de la pobreza. Nuestro pueblo está sepultado en la tumba de la desesperación. Pascua es el tiempo de remover la piedra que hace morir a nuestra gente. Necesitamos traer la paz a nuestra tierra, hacer que el “Shalom” corra por las montañas y los valles del Myanmar.

Myanmar necesita del Shalom. Miles de personas viven afligidas por la cruz de la pobreza; son muchos los que entre nosotros viven en un Viernes Santo perenne, que sólo conoce el sufrimiento. Mucha gente nuestra está sepultada por grandes problemas que parecen una tumba. Myanmar aguarda la resurrección de su pasado y necesita vivir en la paz de la Pascua, una paz interior, en las familias, entre las comunidades.

 

Remover las piedras de las distintas tumbas del Myanmar

En su Evangelio, Marcos habla de la turbación de las mujeres que habían ido a visitar la tumba de Jesús.   La tumba estaba sellada por una enorme piedra. Para ver a Jesús y ungir su cuerpo, las mujeres necesitaban que alguien removiese la gran piedra. Las mujeres se preguntaban entre ellas: ¿Quién removerá la tierra por nosotras? Pero para su gran sorpresa, la piedra ya había sido removida y en el interior hallaron a un joven. ‘Cristo se ha ido a Galilea’, de la muerte ha pasado a la vida, y de la desesperación, a la victoria sobre la muerte”.

Sí. Myanmar en otro tiempo fue crucificado. A nuestro pueblo se lo llamaba el pueblo del Viernes Santo. Muchos pensaban que no habría resurrección. Pero el país ha “removido” algunas tumbas. Sin embargo, todavía tenemos muchas más piedras por quitar.

¿Quién podrá remover la piedra en nombre del pueblo de Myanmar, de modo que pueda encontrar al Cristo de la paz y de la armonía?

La Iglesia de Myanmar trabaja con todas las personas del país para remover las pesadas piedras y hacer que la esperanza en la resurrección se torne una realidad. ¡Hay muchas otras piedras que han de ser removidas para encaminarnos a la Buena Noticia!  

- Remover todas las piedras del conflicto y encaminarnos rumbo a la paz: Este país está sepultado por guerras, conflictos y desplazados. Son millones las personas afectadas. La paz es posible. Este año, estamos organizando una conferencia de paz nacional. Invitamos a todos los líderes de este país, al ejército y a los grupos armados a deponer las armas del conflicto. Hagamos de tal manera que la paz pueda resurgir.

Remover las piedras del odio y encaminarnos rumbo a la casa del amor: Cuantos difunden el odio continúan envenenando la mente de nuestro pueblo. Estas personas han llevado dolor a los inocentes además de hacer que nuestro país tenga mala fama. Invitamos a todos, y en particular a los líderes religiosos, a remover las piedras del odio y a emprender el camino al amor.  

Remover las piedras de la división y moverse en dirección a la humanidad: Somos una nación que es un arcoíris. Pero cuantos piensan en destruir la diversidad de las naciones son ellos mismos las causa directa del conflicto y de la guerra. Pidamos, por lo tanto, remover la tumba de la discriminación y de la amenaza, para que todos podamos gozar plenamente de la ciudadanía de este país. Hagamos que resurja la igualdad.

Remover las piedras que impiden el desarrollo de la gente: Este país necesita del desarrollo, de educación, de buena salud y de vida. Las políticas erradas han sepultado a nuestros jóvenes en la tumba de la desesperación. Rogamos a las autoridades para que remuevan todas las tumbas que impiden un desarrollo pleno para nuestros jóvenes. Hagamos que la vida de nuestros jóvenes pueda resurgir a través de la educación y del desarrollo. Movámonos rumbo a la construcción de un pueblo.

Remover las piedras de la injusticia y encaminarnos rumbo a una sociedad justa: El Papa Francisco ha atacado una economía que, de hecho, excluye a los pobres. La economía no está al servicio de los pobres, sino que se vale de los pobres para sí misma, he dicho el pontífice. La situación económica de nuestro pueblo sigue provocado desconcierto, puesto que más del 40% de las personas con extremadamente pobres.  Una nación rica alberga en su interior al pueblo más pobre de toda Asia. En el tiempo pascual, roguemos para que esta nación pueda remover las piedras de la injusticia en el plano económico, que no permiten que las personas débiles y vulnerables obtengan justicia.  La resurrección de Myanmar se funda en su capacidad de volverse una sociedad justa.

La misión confiada a los religiosos en Myanmar: Cristo ha confiado su misión en manos de sus discípulos, después de la resurrección. Su obra al servicio del Reino de los cielos ha sido confiada a sus discípulos, desde el momento en que la fuerza de la resurrección les infundió vigor. Las personas sin poder y sin salud han sido los primeros apóstoles, que han traído la esperanza de un gran cambio a la historia del mundo.

Mientras celebramos la Pascua, invitamos a los líderes religiosos de este país a elevarse por encima de los intereses personales y a traer la esperanza de la resurrección. Somos 16 diócesis, más de 700 sacerdotes y 2.000 religiosos. Hacemos un llamado a todos los religiosos budistas: hay cerca de 500.000 monjes (casi equivale al número de soldados del ejército) y 70.000 monjas budistas.  

También las Iglesias protestantes tienen cientos de pastores; las demás religiones tienen sus jefes religiosos.

Unámonos para remover de nuestras vidas todas las duras piedras de la desesperación, y traigamos la esperanza de la Pascua a esta nación.

 

*Arzobispo de Yangon y ex presidente de la Conferencia episcopal de Myanmar 

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