Garantías de Xi Jinping a los hombres de negocios de los Estados Unidos
Seattle (AsiaNews / Agencias) - Anoche, casi simultáneamente a la llegada del Papa Francisco a Washington, el presidente de China, Xi Jinping, aterrizó en Seattle, la primera parada de su visita a Estados Unidos, la primera del presidente, que lo llevará a Washington del 24 al 25 de septiembre y a Nueva York del 26 de septiembre al 28, donde hablará ante la Asamblea General de la ONU.
Varios periódicos norteamericanos y bloggers chinos han imaginado o esperado que el pontífice y Xi Jinping puedan conocerse. Pero las agendas de ambos viajes no lo permiten: el Papa estará en Washington el 23 y el 24 de septiembre y luego en Nueva York el 25 de septiembre. Luego estará el 26 en Filadelfia, para el Encuentro Internacional de las Familias.
Hay redes que incluso han publicado un fotomontaje en el cual el líder de los católicos y el líder chino se dan la mano. Sin embargo, varios comentaristas dicen que tal reunión ahora sería difícil, porque los dos no tienen mucho que decirse.
La preocupación de Xi Jinping es, ante todo, económica: conseguir inversiones extranjeras para China; calmar la situación interna; entablar relaciones pacíficas con los países extranjeros.
Esta es la razón de la visita de Xi desde ayer por la tarde temprano, que está llena de citas con el mundo de los negocios. Y ayer mismo, en el Banquete de Bienvenida del Estado de Washington, ante políticos como Henry Kissinger y empresarios como Bill Gates, aseguró que China continuará haciendo reformas en la economía, con la reducción de los monopolios y dejando que las fuerzas del mercado operen. En los últimos meses se han producido pesadas intervenciones de Beijing en el desarrollo de las bolsas de valores y del yuan .
Xi también aseguró que está firme en el timón del país, y que está luchando contra la corrupción contra "tigres" y "moscas" - el gran partido y pequeñas imágenes - y de ninguna manera es una lucha interna por el liderazgo.
Por último, dijo que China no tiene en la mira el dominio del mar al sur de China, y que los proyectos de construcción en las islas en disputa (incluso una pista de aterrizaje para los aviones) se utilizan para "mejorar las condiciones de trabajo de los hombres de mar de China".
Asimismo, aseguró que el gobierno chino no está involucrado en los casos de ciber-espionaje (espionaje industrial a través de Internet) y, de hecho, Beijing formará un grupo que trabajará en colaboración con los EEUU para combatir este flagelo.
Él quería tranquilizar a los empresarios con respecto a la nueva ley en preparación sobre organizaciones caritativas y no gubernamentales (ONGs) extranjeras. Muchos temen que la nueva ley aumentará el control estatal asfixiante de los proyectos y del presupuesto, reduciendo aún más la libertad de participación de los grupos y la colaboración con la sociedad civil.
Xi dijo que simplemente se ha de "obedecer las leyes chinas" para evitar problemas.
En los últimos meses, los periódicos estatales chinos han acusado a las ONGs extranjeras de socavar la seguridad del país, fomentando una "revolución de color" [como los ucranianos en el 2004, o como la Primavera Árabe - ndr ] para derrocar al Partido Comunista.
Justamente, son los elementos de la sociedad civil china los que llevan intranquilidad al viaje de Xi: salpicado de manifestantes tibetanos, uigures, grupos a favor de los derechos humanos de Falun Gong. Porque están incluso en los aeropuertos en el extranjero y también en la salas de reuniones. Y una de las condiciones exigidas por la parte china para preparar este viaje fue proporcionar "seguridad y dignidad" para Xi Jinping.
10/09/2021 12:28
