03/02/2016, 12.37
NEPAL
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Katmandú niega la repatriación a 300.000 nepaleses que fueron abusados en Malasia

de Christopher Sharma

Cerca de un millón de migrantes nepaleses trabaja en Malasia. Un tercio de ellos ha solicitado regresar a su patria debido a problemas ligados a la crisis monetaria, la inseguridad y por haber padecido torturas. Nepal, sin embargo, todavía “sufre por el terremoto y el embargo indio” y Katmandú no sabe cómo volver a emplear a los migrantes. Kuala Lumpur no firma contratos regulares, pero al mismo tiempo reclama trabajadores femeninas “que terminan en el mercado del sexo”.

Katmandú (AsiaNews) – Cerca de 300.000 nepaleses, que se encuentran como emigrantes en Malasia para trabajar, pidieron a las autoridades de Katmandú ser repatriados, a causa de las continuas torturas, la inseguridad personal y la crisis económica. Pero la madre patria les ha negado el retorno a sus propios ciudadanos, temiendo las repercusiones que esto tendría en la economía nacional. De hecho, el gobierno no sabría cómo volver a emplear a los trabajadores y perdería las ingentes sumas provenientes de sus remesas.  Baburam Marasini, funcionario del Ministerio de Finanzas, declaró: “El regreso simultáneo de un número tan elevado del personas tendría un gran impacto, y pondría a Nepal en una situación de alarma”.

 

Según los datos del Apex Development Bank, el máximo instituto financiero del país, cerca de 4.1 millones de nepaleses trabajan en el exterior y generan 1,8 millardos de rupias al día [cerca de 15 millones de euros – ndr]. Un tercio de dicha suma proviene de Malasia, donde reside un millón de nepaleses.

 

Kedar Bogati, director general de la División para el trabajo en el exterior, dice: “En el último período, los trabajadores migrantes están afrontando problemas insólitos en Malasia. Nos testimonian una gran inseguridad, el colapso de la moneda y episodios de tortura en sus lugares de trabajo”.

 

El administrador refiere, además, que el país del sudeste asiático reprime su tradición cultural y sus prácticas religiosas. Rajan Karki, activista social, confirma: “Malasia paga a los migrantes la mitad de cuanto fuera acordado, Existe también un profundo problema cultural, en tanto la mayor parte de los nepaleses es de religión hindú, pero, sin embargo, está obligada a practicar el islam y a seguir lo que dicta la fe islámica”.

 

Bogati luego agrega que Nepal “afronta diversos problemas e inestabilidad social a causa del terremoto ocurrido en abril pasado y del embargo aplicado por la India sobre los bienes de exportación”, que rige desde cuando fuera aprobada la Constitución. Éstos son los motivos principales “por los cuales Katmandú les ha negado el regreso, el cual crearía más confusión aún”.

 

Por último, el director recalca una cierta incongruencia en la actitud del gobierno malasio. Por un lado, se muestra reticente a firmar por el envío, tan requerido por el mismo, de más trabajadoras femeninas. Esto es porque, según refieren fuentes periodísticas, miles de mujeres y jovencitas nepalesas son incorporadas como empleadas domésticas, pero luego son obligadas a prostituirse. Si se oponen a ello, son violadas y forzadas a tener embarazos no deseados

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