20/01/2014, 00.00
TAILANDIA
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La incertidumbre de Tailandia, "democracia en pañales" que quiere más participación popular

de Kriangsan Malakul
De hecho el enfrentamiento en estos días en el País, revela un disgusto agudo que no se resolverá sólo con la victoria de uno de los partidos en la escena. La sociedad civil quiere mayor voz en el proceso democrático, para abatir el sistema patrón-cliente que dominó la vida común en los últimos 40 años.

Bangkok (AsiaNews). Tailandia, País del Sudeste asiático, considerada uno de los "tigres de Asia" por su frenético desarrollo económico en estos últimos decenios, se encuentra ahora en una fase de profunda crisis política. La esperanza es que se trate de una crisis de crecimiento democrático y civil. Los hechos son conocidos. En estos últimos años la escena política fue dominada por un desencuentro siempre más áspero entre las facciones. Por una parte el partido (actualmente al gobierno) del depuesto primer ministro Taksin Shinawatra, que tiene vastos consensos entre las poblaciones rurales; por el otro lado el partido democrático que obtiene apoyo sobre todo en las ciudades y en la capital Bangkok.

La lucha llegó ahora a un punto crítico de contraposición, tal que es difícil prever una solución pacífica y concordada. Incitados y sostenidos por el partido democrático de la oposición, con a la cabeza Suthep Thaugsuban, cada día muchedumbres se reúnen en puntos estratégicos de la capital y en modo hasta ahora pacífico, manifiestan contra el gobierno. El cual ya dimitió y gobierna "ad interim" en espera de las nuevas elecciones. Pero esto no es suficiente para la oposición, que continúa las manifestaciones pidiendo a gran voz un cambio radical de los arreglos políticos y prácticamente, la eliminación del partido que está en el gobierno.

Motivo de tales pedidos radicales es la acusación de "corrupción total" hecha por la clase política que apoya al depuesto primer ministro. Con sus inmensas riquezas, pero sobre todo usando los fondos estatales con finalidad personal, Taksin Shinawatra se habría creado una base política sólida entre los miembros del gobierno y un séquito fiel entre las masas pobres y rurales. Si bien está hace años en el extranjero, continuaría todavía manejando este gran poder teniendo como rehén a la entera Nación.

Motivo próximo del levantamiento popular fue el reciente tentativo de parte del gobierno de introducir una amnistía general para todos los condenados políticos de estos últimos 10 años. Claramente se trata de una movida a favor del regreso, triunfal, de Taksin a Tailandia. La reacción directa y visceral contra este tentativo de amnistía revela cuán profunda sea la aversión hacia el actual gobierno, de una notable parte de la población.

Estos son los hechos y su explicación política. Pero un análisis más atento, revela otros factores más profundos que dan razones del presente desarrollo político. Tailandia en estos últimos 40 años entró en una fase de fuerte crecimiento económico y de cambios sociales intensos, que vio el nacimiento de una clase media siempre más influyente y consciente de su propio peso político. Tal crecimiento no fue acompañado por adecuados cambios a nivel de estructuras gubernamentales, que se quedaron en un nivel de gestión paternalista del poder centrado sobre la relación patrón-cliente. Según tal relación el patrón obtiene la confianza total del cliente a condición que provea al bienestar del mismo.  

Llevado a nivel político tal relación, ya presente desde hace tiempo en el sistema social, pero más agudizado bajo el gobierno de Taksin Shinawatra y seguaces, tuvo como resultado la creación de un difundido sistema de favoritismos personales y de corrupción política. La percepción es que los bienes de la nación fueron saqueados y usados por políticos no para el bien común sino para el interés personal. De esto son responsables todos los partidos, sea del gobierno como de la oposición. Por el momento sólo el gobierno está bajo acusación, pero en el futuro lo será también la oposición, que no se salvará de una sentencia de condena.

De este punto de vista, las continuas protestas de la clase media (porque de esto se trata) pueden ser vistas como el pedido de una mayor participación democrática en la gestión del poder y como el tentativo de superar la relación patrón-cliente, fuente de favoritismos y corrupción siempre más difundida.

En otras palabras se trata de una democracia todavía en pañales, que está experimentando los malestares de un crecimiento y busca confusamente una vía de escape. La esperanza es que pueda encontrar esta vía a través de un diálogo pacífico entre las varias partes políticas y sociales. La alternativa sería una enésima intervención militar que pondría momentáneamente a callar a las contestaciones pero que no resolvería el verdadero problema.

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