12/08/2015, 00.00
LIBANO
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Obispo del Patriarcado maronita detenido por hombres armados. "En el país hay anarquía"

de Fady Noun
El fugitivo Mohammad Durra pide los buenos oficios del patriarca Beshara Rai para liberar a su esposa, involucrada en un secuestro. Amenazas a los cristianos de la Bekaa. El Estado libanés es casi inexistente en la región. Las tribus chiíes de Jaafar aseguran que quieren la convivencia con los cristianos.

Beirut (AsiaNews) - Algunos incidentes en el norte de la Bekaa resaltan la precariedad de la seguridad en la región, plagada de bandidaje. El 10 de agosto pasado, un coche que venía de la sede Patriarcal Maronita de Dimane (norte del Líbano) y se dirigía a Deir al-Ahmar, pasando la colina de Aynata, fue bloqueado por un grupo de hombres armados dirigido por el fugitivo Mohammad "Durra" Jafaar. A bordo del coche estaba el obispo maronita Hanna Alwan y el p. Elias Nasr, con los documentos necesarios para garantizar la transición entre el nuevo obispo maronita de la diócesis de Baalbeck Deir el-Ahmar, Mons. Hanna Rahmé, y su predecesor, Mons. Simon Atallah. En un modo amable, Mohammad Durra se ha dirigido al obispo, pidiéndole al Patriarca intervenir en favor de su esposa, para liberarla de la cárcel.

El mismo grupo de fugitivos había inteceptado a un oficial de las Fuerzas de Seguridad Interna de la región y le dio un mensaje similar.

El affaire Marc Hajje Moussa

Según la agencia al-Markaziya, Sethrida, la esposa de Mohammad Durra, y la esposa de su hermano Hussein, Agar, fueron detenidas hace dos días en un puesto de control de las Fuerzas de Seguridad Interna en Dahr el-Baidar, en el marco de una investigación por el secuestro del joven Marc Hajje Moussa. Más tarde, la esposa de Hussein Durra fue puesto en libertad. En entrevistas Mons. Hanna Rahmé declaró que Mohammad Durra ha amenazado con llevar a cabo secuestros de cristianos en la Bekaa, si su esposa no es liberado dentro de dos horas.

Una situación anárquica

 "La anarquía – ha dicho el obispo de Deir el-Ahmar - está en su paroxismo. El Estado ha dejado de existir. Es el final de todo. Las calles ya no son seguras, y nuestras vidas están en peligro. Si se quiere que cada uno viva por cuenta propia, por sí mismo, que así sea. Pero si quieren que vivamos juntos y que viajamos por las carreteras uno con otro, deben respetar el Estado representado por el ejército y todas las fuerzas de seguridad. Es necesario inculcar la moral requerid a los oficiales. Estas personas se acercan a los puestos de control sin ser detenidos, tanto Mohammad Durra, u otro similar Hamze Jaafar. Esto es inaceptable. Nuestras regiones tienen su especificidad y la dignidad, y hablo en nombre de los cristianos y los musulmanes; el norte de la Bekaa tiene su dignidad. Es inaceptable que 10, 20 o incluso 100 personas tengan en la mano la región y hagan sus propias leyes. Nuestro pueblo tiene el derecho a vivir en la serenidad. Y estos jóvenes alejados de Dios vuelvan en sí mismos. ¿Es acaso esto el Islam? Se está destruyendo Baalbek y la vida en la región".

Las garantías de la tribu de Jafaar

A estas declaraciones alarmistas la tribu Jafaar respondió ayer con un comunicado denunciando "la agresión y las amenazas" de Mohammad Durra, también tratando de tranquilizar a los cristianos en sus movimientos dentro de la región. "Nosotros - dice el comunicado - se nos conoce por nuestra preservación de la buena relación con los vecinos y miembros de la familia... A la sombra de las difíciles circunstancias que atraviesan la región, cuanto sucede debe ser considerado como un incidente aislado. Nuestros familiares de Deir el-Ahmar y en otras partes saben que pueden moverse con seguridad en nuestras carreteras y es nuestro deber hacia todos de permanecer vinculados viviendo juntos". El comunicado demanda entonces al Estado que "golpee con un puño de hierro a aquellos que atentan contra la seguridad y la convivencia, y volver a la región con todas sus instituciones".

Debido al incidente, la Academia maronita ha cancelado un viaje a Deir el-Ahmar, donde iban a participar los jóvenes emigrantes maronitas. Entre otras cosas, el joven Marc Hajje Moussa fue puesto en libertad el 8 de agosto, con el pago de US$ 350.000.

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