Papa: es el Espíritu Santo quien guía el camino de los evangelizadores

Pedido por Irak: las autoridades escuchen “el grito de la población que pide una vida digna y tranquila”. En Filipos una esclava leía la mano, como dice la canción: “lee esta maño, gitana…”

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – El Espíritu Santo que guía el camino de los evangelizadores es el protagonista de la misión de la Iglesia, en la historia de la cual, gracias a la “acogida al femenino”. florecerán las iglesias domésticas que darán hospitalidad a los primeros cristianos”. Es el tema afrontado por el Papa Francisco en la audiencia general de hoy, al final de la cual lanzó un llamamiento por el “amado Irak”, donde las manifestaciones de protesta sucedidas durante este mes causaron numerosos muertos y heridos. Mientras expreso condolencias por las víctimas y cercanía con las familias y heridos, invito a las autoridades a escuchar el grito de la población que pide una vida digna y tranquila. Exhorto a todos los iraquíes, con el apoyo de la comunidad internacional, a recorrer el camino del diálogo y de la reconciliación y a buscar las justas soluciones a los desafíos y a los problemas del país. Rezo para que aquel pueblo martirizado pueda encontrar paz y estabilidad después de tantos años de guerra y de violencia, donde ha sufrido tanto”.

Precedentemente, continuando el ciclo de catequesis sobre los Hechos de los Apóstoles, centralizó su meditación sobre el tema: ¡Ven a Macedonia y ayúdanos! (Hech 16,9).

“Leyendo los Hechos de los Apóstoles-dijo a las 20 mil personas presentes en la plaza de S. Pedro- se ve como es el protagonista de la misión de la Iglesia: es Él quien guía el camino de los evangelizadores mostrando los caminos a seguir. Esto lo vemos claramente en el momento en el cual el apóstol Pablo, llegado a Tróade, recibe una visión. Un macedonio le suplica: ¡Ven a Macedonia y ayúdanos! (Hech 16,9). El pueblo de Macedonia del Norte está muy orgulloso de haber llamado a Pablo para que anunciara a Jesucristo. Recuerdo mucho a este hermoso pueblo que me acogió con tanto afecto”.

En el viaje por Macedonia, continuó el Papa, Pablo se queda 3 días en Filipos, 3 son los acontecimientos que caracterizan su permanencia. “La potencia del Evangelio se dirige, ante todo, a las mujeres de Filipos, en particular Lidia, comerciante de púrpura, de la ciudad de Tiatira, una creyente en Dios a la cual el Señor abre el corazón “para adherir a las palabras de Pablo (Hech 16,14). La hospitalidad y la acogida a Cristo y a los otros: De hecho, Lidia, acoge a Cristo recibiendo el Bautismo junto a su familia y recibe a aquellos que son de Cristo, hospedando a Pablo y a Sila en su casa. Tenemos aquí el testimonio de la llegada del cristianismo a Europa; el inicio de un proceso de inculturación que dura hasta hoy, entrando por Macedonia”.

“La hospitalidad ofrecida por Lidia a los Apóstoles remite a la gracia de la acogida y del servicio que caracteriza ya sea a las mujeres relacionadas con la misión de Jesús, como la suegra de Simón (cfr Mt 8, 14-15), Marta y María (cfr Lc 10,38-42), ya sea aquellas que colaboraron con Pablo en la difusión del Evangelio, como Priscila (cfr, Hech 18,1-3; Rm 16,3-5), Febe (cfr, Rom 16,1-2) y la madre de Rufo (cfr Rm 16,13). Gracias a esta acogida al femenino, de hecho, florecerán las domus ecclesiae, las iglesias domésticas que darán hospitalidad a los primeros cristianos”.

“Después del calor experimentado en la casa de Lidia, Pablo y Sila se encuentran en tener que vérselas con la dureza de la cárcel, son son tirados por haber liberado en el nombre de Jesús “a una esclava que tenía un espíritu de adivinación” y “le hacía ganar mucho a sus dueños” como adivina (Hech 16,16)”, Hacía aquellos que hacen muchos adivinadores, anunciaba el futuro, leía las manos, como dece la canción: “lee esta mano, gitana…”. “Sus dueños, por represalia, llevan a los Apóstoles delante de los magistrados acusándolo de desorden público”.

“ Durante la encarcelación sucedió ocurrió un hecho sorprendente. En vez de lamentarse, pablo y Sila entonan una alabanza a Dios y esta alabanza provoca una potencia que los libera: durante la oración se abrieron las puertas y cayeron las cadenas de todos (cfr Hech 16,25-26). Como la oración de Pentecostés, también ésta provoca hechos prodigiosos. Como los 3 jóvenes en el horno ardiente (cfr Dn 3,24), los apóstoles alaban a Dios y su ‘rocío’ es la dynamis del Espíritu que abre las cerraduras y abre los portones”.

“El carcelero, creyendo que los prisioneros se habían escapado, estaba por suicidarse, porque los carceleros pagaban con la vida si escapaban los prisionero, pero Pablo le grita: ¡Estamos aquí! (Hech 16,27-28). Este entonces le pregunta: ¿Qué debo hacer para ser salvado?”. La respuesta es : “Cree en el Señor Jesús y serás salvado tú y tu familia” (v. 31). A este punto sucede el cambio: en el corazón de la noche, el carcelero escucha la palabra del Señor y junto a su familia, recibe a los apóstoles, les lava las llagas, porque habían sido golpeados y junto a los suyos recibe el Bautismo; luego “lleno de alegría junto a todos los suyos por haber creído en Dios” (v. 34), prepara la mesa e invita a Pablo y a Sila a quedarse con ellos. El momento de la consolación. En el corazón de la noche de este anónimo carcelero, la luz de Cristo brilla y derrota a las tinieblas: las cadenas del corazón caen y brota en él y los sus familiares una alegría jamás probada. Así el Espíritu Santo está haciendo la misión, desde Pentecostés hasta hoy. Pidamos también nosotros al espíritu santo un corazón abierto, sensible a Dios y hospitalario hacia los hermanos, como el de Lidia y una fe audaz, como la de Pablo y de Sila y también una apertura del corazón como aquella del carcelero que se deja tocar por el Espíritu Santo”.