10/09/2015, 00.00
VATICANO
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Papa: “Si tú no sabes perdonar, tú no eres cristiano”, “no puedes recibir el perdón del Señor”

“Hay hombres y mujeres que trabajan tanto- ¡Pero tanto!- para fabricar armas para “matar”. “Si tú no eres misericordioso arriesgas que el Señor no sea misericordioso contigo, porque nosotros seremos juzgados con la misma medida con la cual nosotros juzgamos a los otros”. Confesor no “castiguen” a los fieles, si estás nervioso, “antes de ir al confesionario ve a lo del médico que te dé una pastilla”.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- Paz, reconciliación y misericordia. Son las tres palabras claves de Jesús sobre las cuales el Papa Francisco reflexionó durante la misa celebrada esta mañana en la casa S. Marta, comentando las lecturas del día. El Papa subrayó que hay “hombres y mujeres que trabajan tanto” para fabricar armas, pero también hay hombres y mujeres “heroicos” que llevan adelante a la familia. Luego está el perdón, “Como el Señor os ha perdonado, así hagan también ustedes” y la misericordia, recomienda en particular al sacerdote que en el confesionario no deben “castigar”.

El Papa luego preguntó: si “nosotros agradecemos tantos” por “este don de la paz que hemos recibido en Jesús”. La paz, dijo, “fue hecha, pero no fue aceptada”. También hoy, todos los días, “en los noticieros, en los periódicos vemos que hay guerras, las destrucciones, el odio, la enemistad”. “También hay hombres y mujeres que trabajan tanto- ¡Pero tanto!- en fabricar armas para matar, armas que al final terminan mojadas por la sangre de los inocentes, de tanta gente. ¡Hay guerras! Hay guerras y está esa maldad de preparar la guerra, de construir armas contra el otro, ¡para matar! La paz salva, la paz te hace vivir, te hace crecer, la guerra te aniquila, te tira abajo”.

Sin embargo, la guerra no es sólo ésta. “está también en nuestras comunidades cristianas, entre nosotros”. Y este es el “consejo” que hoy nos da la liturgia: “Hagan la paz entre vosotros”. El perdón, agregó, es la “palabra clave”. “Como el Señor os ha perdonado, hagan ustedes lo mismo”. Y cada día, cuando rezamos el Padre Nuestro: “Perdónanos, así como perdonamos…”. Es un condicional. Tratamos de convencer a Dios que sea bueno, como nosotros somos buenos perdonando: al revés. Palabras ¿no? Como se cantaba en aquella hermosa canción: “Palabras, palabras, palabras”, ¿no? Creo que Mina la cantase… ¡Palabras! ¡Perdónense! Como el Señor ya os perdonó, así hagan ustedes”. “Si tú no sabes perdonar, tú no eres cristiano. Será un buen hombre, una buena mujer… Porque no haces lo que hizo el Señor. Pero igual: si tú no perdonas, tú no puedes recibir la paz del Señor, el perdón del Señor.

Se necesita la “paciencia cristiana”. “Cuántas mujeres heroicas hay en nuestro pueblo que soportan por el bien de la familia, de los hijos tantas brutalidades, tantas injusticias: soportan y van adelante con la familia”. Cuánto hombres “heroicos hay en nuestro pueblo cristiano que soportan el levantarse temprano a la mañana para ir al trabajo- tantas veces un trabajo injusto, mal pagado- para volver tarde a casa, para mantener a la mujer y a los hijos. Estos son los justos”. Pero también están aquellos que “hacen trabajar la lengua y hacen la guerra”, porque “la lengua destruye, ¡hace la guerra! Hay otra palabra clave, dijo luego Francisco, “que viene de Jesús en el Evangelio”: “misericordia”. Es importante “entender a los otros, no condenarlos”.

“El Señor, el Padre es tan misericordioso, siempre nos perdona, siempre quiere hacer paz con nosotros”. Pero “si tú no eres misericordioso arriesgas que el Señor no sea misericordioso contigo, porque nosotros seremos juzgados con la misma medida con la cual nosotros juzgamos a los otros”. Si tú eres cura y no te sientes capaz de ser misericordioso, dile a tu obispo que te de un trabajo administrativo, ¡pero no vayas al confesionario por favor! Un cura que no es misericordioso ¡hace tanto mal en el confesionario! Castiga a la gente. “No, Padre, yo soy misericordioso, pero estoy un poco nervioso…” Es verdad… Antes de ir al confesionario, ve a los del médico para ¡que te dé una pastilla contra los nervios! ¡Pero se misericordioso! Y también entre nosotros seamos misericordiosos. “Pero aquel hizo eso… Y ¿yo qué hice? ¡Ese es más pecador que yo! ¿Quién puede decir esto, que el otro sea más pecador que yo? ¡Ninguno de nosotros puede decir esto! Solamente el Señor lo sabe.

Como enseña S. Pablo, concluyó, es necesario revestirse de “sentimientos de ternura, de bondad, de humildad, de mansedumbre, de magnanimidad”. Este “es el estilo cristiano”. “el estilo con el cual Jesús hizo la paz y la reconciliación”. “No es la soberbia, no es la condena, no es hablar mal de los otros”. Que el Señor “nos de a todos la gracia de soportarnos mutuamente, de ser misericordiosos, como el Señor es misericordioso con nosotros”.

 

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