07/02/2016, 14.12
VATICANO
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Papa: detener la guerra en Siria y “atreverse” a un cambio interior para defender la vida”

En el Angelus, el Papa Francisco hace un llamamiento dirigido a erradicar las nuevas esclavitudes, y envía augurios por el Nuevo Año chino. Rogad por mi encuentro con “el hermano Kirill”. "Lo esencial del cristianismo es difundir el amor regenerador y gratuito de Dios, con una actitud de acogimiento y misericordia hacia todos, para que cada uno pueda encontrar la ternura de Dios y tener plenitud de vida”.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – Encontrar una solución política para detener la guerra en Siria, “atreverse” a un cambio interior para defender la vida y llevar a cabo todos los esfuerzos posibles para erradicar las nuevas esclavitudes.  Son los llamamientos que el Papa hizo luego del Angelus, en el cual agradeció asimismo las oraciones que acompañarán su viaje a México “así como el encuentro que tendré en La Habana con mi hermano Kirill”, y dirigió augurios de paz a las familias que mañana celebran el nuevo año lunar.

Antes de la oración mariana, comentando el Evangelio de hoy, dijo que “lo esencial” del cristianismo es “difundir el amor regenerador y gratuito de Dios, con una actitud de acogimiento y misericordia hacia todos, para que cada uno pueda encontrar la ternura de Dios, y tener la plenitud de vida”.

A las 40.000 personas reunidas en plaza San Pedro para el rezo de la oración mariana, Francisco, ante todo, les recordó la llamada de los primeros apóstoles, tal como es recordada en el Evangelio de Lucas (Lc 5,1-11). Ante el evento extraordinario de la pesca milagrosa, recordó el Papa, “los pescadores fueron tomados por un gran estupor. Simón Pedro se arroja a los pies de Jesús, diciendo: «Señor, aléjate de mí, porque soy un pecador». Ese signo prodigioso lo ha convencido  de que Jesús no es sólo un formidable maestro, cuya palabra es verdadera y potente, sino que Él es el Señor, es la manifestación de Dios. Y tal presencia, que se ha vuelto cercana, suscita en Pedro un fuerte sentido de su propia mezquindad e indignidad. Desde un punto de vista humano, piensa que debe haber una distancia entre el pecador y el Santo. En verdad, justamente su condición de pecador requiere que el Señor no se aleje de él, de la misma manera que un médico no puede alejarse de quien está enfermo”.

“La respuesta de Jesús a Simón Pedro es alentadora y decidida: «Non temas; de ahora en más serás pescador de hombres». Y de nuevo, el pescador de Galilea, poniendo su confianza en esta palabra, deja todo y sigue a Aquél que se ha vuelto su Maestro y Señor. Y así hicieron también Santiago y Juan, socios en el trabajo junto a Simón. Esta es la lógica que guía la misión de Jesús y la misión de la Iglesia: ir a la búsqueda, ‘pescar’ hombres y mujeres, no para hacer proselitismo, sino para restituirles la plena dignidad y libertad, mediante el perdón de los pecados. Esto es lo esencial del cristianismo: difundir el amor regenerador de Dios, con una actitud de acogimiento y de misericordia hacia todos, para que cada uno pueda encontrar la ternura de Dios y tener plenitud de vida. Y aquí, en primer lugar, pienso en los confesores, son los primeros en deber dar la misericordia del Padre, siguiendo el ejemplo de Jesús, como lo hicieron los santos padres, el padre Leopoldo y el padre Pío”.

“El Evangelio de hoy nos interpela: ¿sabemos confiarnos verdaderamente en la palabra del Señor?  ¿O nos dejamos más bien desalentar, a causa de nuestras fallas? En este Año Santo de la Misericordia somos llamados a confortar a cuantos se sienten pecadores e indignos ante el Señor, y abatidos por sus propios errores, diciéndoles las mismas palabras de Jesús: ‘No temas’, ¡es más grande la misericordia del Padre que tus pecados, no temas!  La Virgen María nos ayude a comprender cada vez más que ser discípulos significa poner nuestros pies en los pasos dejados por el Misterio: son las huellas de la gracia divina que regenera la vida para todos”.

Fue luego del rezo de la oración mariana que llegaron los llamamientos del Papa. “Con viva preocupación –dijo- sigo la dramática suerte de las poblaciones civiles involucradas en los violentos combates en la amada Siria, y obligadas a abandonar todo para huir de los horrores de la guerra.  Auguro que, con generosa solidaridad, se preste la ayuda necesaria para asegurar su supervivencia y dignidad, al mismo tiempo que hago el llamado a la Comunidad Internacional a fin de que no escatime esfuerzos en llevar a las partes implicadas en la causa a la mesa de negociaciones. Tan sólo una solución política al conflicto será capaz de garantizar un futuro de reconciliación y de paz a ese querido y atormentado país, por el cual os invito a rezar mucho y también a hacerlo ahora, todos juntos”. El papa recitó entonces el Ave María.

“Queridos hermanos y hermanas –agregó- hoy, en Italia, se celebra la Jornada por la Vida, sobre el tema ‘La misericordia hace florecer la vida’. Me uno a los obispos italianos para augurar, por parte de las diferentes personalidades institucionales, educativas y sociales, un renovado compromiso en favor de la vida humana, desde su concepción hasta su declive natural. Nuestra sociedad ha de ser ayudada a curarse de todos los atentados a la vida, atreviéndose a un cambio interior, que se manifiesta a través de las obras de misericordia. Saludo y aliento a los docentes universitarios de Roma y a cuanto están empeñados en testimoniar la cultura de la vida”.

“Mañana – siguió diciendo – se celebra la Jornada de oración y reflexión contra la trata de personas, que ofrece a todos la posibilidad de ayudar a los nuevos esclavos de hoy a romper las pesadas cadenas de la explotación, para volver a apropiarse de su libertad y dignidad. Pienso en particular en tantas mujeres y hombres, ¡y en tantos niños! Han de hacerse todos los esfuerzos para erradicar este crimen y esta intolerable vergüenza”.

“Y también mañana –concluyó- en el Extremo Oriente y en varias partes del mundo, millones de hombres y mujeres celebran el nuevo año lunar.  A todos ellos les auguro experimentar serenidad y paz en el seno de sus familias, que constituyen el primer lugar en el cual se viven y se transmiten los valores del amor y la fraternidad, de la convivencia y el compartir, de la atención y del cuidado del otro. Pueda el nuevo año brindar frutos de compasión, misericordia y solidaridad. Y a estos hermanos y hermanas que mañana festejan el nuevo año lunar, los saludamos con un aplauso”

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