08/06/2016, 14.37
MYANMAR
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Sacerdote birmano: Mi Iglesia en Myanmar. Hay alguna esperanza con el nuevo gobierno

P. Leo Kyaw Win es director espiritual del seminario de Taunggyi, uno de los mayores del país. AsiaNews se reunió con él en Roma, donde se encuentra participando en un curso de actualización. La conversión de sus padres, el trabajo del seminario y su tarea en favor de los pobres: “Son evidentes las señales de cambio con respecto a la época de la dictadura militar. Ahora podemos celebrar las festividades religiosas en público”.

Roma (AsiaNews) – Antes de la victoria de Aung San Suu Kyi en las elecciones, “cada vez que queríamos celebrar una fiesta religiosa, debíamos pedir permiso al gobierno, que jamás nos lo daba”. Ahora las cosas son distintas: somos más libres de conmemorar públicamente nuestras solemnidades”. El padre Leo Kyaw Win, director espiritual del seminario de Taunggyi (este del país), narra cómo la vida de la Iglesia en Myanmar está comenzando a beneficiarse del cambio político ocurrido el 30 de marzo pasado. En dicha fecha, la Liga Nacional por la Democracia (NLD) asumió el gobierno, tomando el lugar de la junta militar. AsiaNews se reunió con el padre Win en Roma, donde se encuentra por un curso de actualización.

El sacerdote nació el 9 de noviembre de 1973: “Provengo de la parroquia de Nyanung Gon, en la arquidiócesis de Yangon – cuenta – y fui ordenado sacerdote el 9 de febrero del 2008. Mis abuelos eran budistas y animistas, en tanto mis padres se volvieron católicos. Mi padre cambió de religión cuando entendió que los espíritus en los que creía mi abuelo no podían protegerlo: mi abuelo murió ahogado en un río, cuando volvía de un sacrificio ritual”.

 

El seminario de Taunggyi y la vida de la Iglesia

Tras años de trabajo como párroco y luego de realizar un viaje de estudios a las Filipinas, el padre Win fue nombrado director espiritual del seminario mayor de Taunggyi, uno de los más grandes del país. “Soy el encargado de seguir el recorrido de todos los seminaristas. Hablo con ellos una vez al mes, ellos me cuentas sus dificultades y yo los oriento”.

“La edad de los seminaristas –cuenta el sacerdote- va de los 23 a los 35 años. En este momento hay 59. El seminario de Taunggyi es aquél donde se encuentra el instituto de espiritualidad, que todos los seminaristas deben frecuentar por lo menos durante un año. En Pyin Oo Lwin, en cambio, está el instituto de filosofía donde ellos estudian durante dos años, en tanto, en el seminario de Yangon se estudia teología”. Estos tres seminarios reunidos cuentan con más de 350 aspirantes a sacerdotes.

Además del estudio, la vida de los seminaristas se distingue por el trabajo pastoral: cada fin de semana, ellos se dirigen a las parroquias para enseñar el catecismo a los muchachos. En la diócesis, cuenta el Padre Win, la situación de la población es muy difícil, sobre todo la de la minoría católica: “Las familias son muy pobres y a veces no tienen nada para comer, por no citar la escasa educación. Sin embargo, tenemos varias ONG y congregaciones religiosas que trabajan para la gente junto a Caritas, procurándoles comida y medicamentos”. Durante el gobierno de la Junta militar, recuerda el sacerdote, la Iglesia no podía intervenir de modo directo en favor del pueblo, pero  “ahora tenemos más libertad”.

No obstante siendo una comunidad pequeña –los católicos en Myanmar son 700.000, el 1% de la población-,  la Iglesia crece a un ritmo constante: “En mi diócesis –afirma el padre Win- cada año bautizamos a por lo menos 100 personas”.

 

Las nuevas esperanzas y la cuestión educativa

Luego de la derrota de los militares en las últimas elecciones, según el sacerdote, han aparecido los primeros signos de cambio: “Antes, las asambleas públicas no estaban permitidas, ni siquiera las que tuvieran fines religiosos. Ahora tenemos más autorizaciones para celebrar nuestras festividades, no obstante la libertad religiosa todavía padece algunas limitaciones”. Por ejemplo, “si eres cristiano, no puedes hallar un buen puesto de trabajo en el Estado. Además, debemos ser muy prudentes y estar atentos a no ofender a la mayoría budista o a otras religiones. Sin embargo, las cosas están cambiando: tenemos un vice presidente cristiano y estamos probando por primera vez el sabor de la democracia”.

En los años anteriores, bajo el gobierno del Union Solidarity and Development Party, partido emanado de la Junta, la actividad de la Iglesia fue impedida, particularmente en el campo educativo: “Ya en los años ‘60 – cuenta el padre Win – los militares nacionalizaron todas las escuelas que eran gestionadas por la Iglesia o por congregaciones religiosas. Además, el gobierno durante años nos impidió ampliar el seminario, que era demasiado pequeño para albergar a tantos seminaristas. Una vez, construimos un ala nueva, pero los militares la ocuparon de inmediato. Esperamos que en los próximos meses, el nuevo gobierno comience a restituir las propiedades de la Iglesia, sería un enorme paso adelante para la paz y la prosperidad de Myanmar”.

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