Zeinab Sekaanvand, la esposa niña víctima de la violencia, arriesga ser ahorcada en Irán

La joven se escapó de una familia pobre y se casó a la edad de 15 años. Después de meses de abusos y violencia intentó, en vano, la vía de la fuga y el pedido de divorcio. En 2012 fue acusada por la muerte del hombre; la policía le extrajo una confesión por la fuerza. La sentencia de condena ha sido postergada porque en la cárcel ella quedó embarazada. El día del parto dio a luz un niño, que nació muerto.

Teherán (AsiaNews/Agencias)- Parece estar echada la suerte de la joven iraní Zeinab Sekaanvand, condenada a muerte por haber matado al marido -del cual había sufrido reiterados episodios de violencia física y verbal-cuando todavía era menor de edad. La sentencia a la horca está programada para mañana, y hasta ahora fueron desatendidos los pedidos lanzados por activistas y organizaciones humanitarias ante el gobierno de Teherán, para que le sea perdonada la vida.

En los meses pasados hubiera terminado en manos del verdugo, de no ser por las autoridades iraníes, que pospusieron la ejecución de la condena, luego de que la mujer se volviera a casar en la cárcel y quedara embarazada. El parto fue el 30 de septiembre pasado, pero el niño nació ya muerto.

Según los médicos que la han visitado en la celda, el niño en el seno de Zeinab Sekaanvand habría muerto dos días antes del nacimiento. Tras su muerte, sufrió un fuerte estado de shock al saber que habían ejecutado a su compañera de celda.

Según lo que refieren los grupos de activistas y organizaciones humanitarias que han seguido su historia, Zeinab Lokran tenía sólo 15 años cuando se escapó de la familia -kurdo iraní, pobre y muy conservadora- para buscar en el matrimonio con Hossein Sarmadi una vía hacia la libertad.

Sin embargo, poco después, el hombre comenzó a maltratarla y de nada valieron las reiteradas denuncias ante la policía por los maltratos del marido; con la impunidad y ante la inercia de las fuerzas del orden, el hombre siguió abusando de ella.

Tampoco tuvo éxito su intento de obtener el divorcio, que Hossein Sarmadi jamás quiso concederle; ni el recurso final que usó con la idea de volver a su familia original, pues este intento naufragó cuando los padres la rechazaron, reprochándole su fuga anterior.

Después de dos años de pesadillas y violencia, en 2012 Zeinab Sekaanvand llegó el epílogo del matrimonio con la acusación de haber acuchillado a muerte al marido. Arrestada en febrero de 2012, la joven contó que quedó por veinte días en manos de la policía, que a través de torturas y abusos le extrajo la confesión de culpabilidad.

Durante los meses de régimen de prisión preventiva, varias veces se le negó tener un abogado para ser asesorada legalmente. El primero y único encuentro con un abogado fue el día anterior a la audiencia final del proceso. Antes del veredicto -emitido por un tribunal de la provincia de Azerbaiyán occidental- Zeinab Sekaanvand se retractó de la confesión en la cual dijo haber cometido el homicidio y en su lugar acusó al hermano del marido, que en el pasado la había violado.

La mujer explicó que se declaró culpable obligada justamente por él, que le habría prometido salvarla de la pena de muerte concediéndole el perdón: en Irán, de hecho, los parientes de las víctimas de homicidio tienen el poder de perdonar al autor del delito y de aceptar una indemnización.

Su retractación fue ignorada, así como son ignoradas las acusaciones contra el cuñado, salido incólume de la cuestión judicial. El nuevo matrimonio y el embarazo, concluido de un modo trágico, sólo han pospuesto la ejecución de la condena.

En Irá, n los menores de edad pueden evitar la pena de muerte si el juez reconoce su incapacidad de darse cuenta de la gravedad del delito cometido. Zeinab Sekaanvand Lokran, según los documentos médicos difundidos por activistas y ONG internacionales, estaría afectada por un grave trastorno depresivo. Sin embargo, también en este caso, los jueces no han querido aceptar la prueba, negándole los cuidados en la cárcel y no concediéndole ningun atenuante.

En 2016 la República islámica ha ajusticiado a un condenado que era menor en la época del crimen; todavía hoy son 49 las personas encerradas en el corredor de la muerte que aguardan la sentencia, y que tenían menos de 18 años de edad cuando violaron la ley.