05/12/2015, 00.00
LIBANO
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​El desafío de una sola Iglesia, misión de la revista ecuménica francófona.

de Fady Noun
Un coloquio internacional sobre el tema del Ecumenismo en la Université Saint-Joseph, en ocasión del cambio de gestión de la revista Proche-Orient Chrétien (POC) - de los Padres Bianchi (Sociedad de los misioneros de Africa), que la venían publicando en Jerusalén desde 1951- a manos de la Facultad de Ciencias Religiosas de la USJ

Beirut (AsiaNews) – Un coloquio internacional sobre el tema del ecumenismo se desarrolló recientemente en la Université Saint-Joseph, en ocasión del pase de la revista Proche-Orient Chrétien (Medio Oriente Cristiano, POC) de los Padres Bianchi (Sociedad de misioneros de Africa) -que la venía publicando en Jerusalén desde 1951- a la Facultad de Ciencias Religiosas de la USJ, que asume, así, la responsabilidad de su publicación y difusión, a través del Centro de Estudios de Investigación y publicaciones del Oriente Cristiano (CERPOC) 

“El desafío de una sola Iglesia, misión de la revista francófona" fue el lema del coloquio, durante el cual fueron evocados los recorridos que han hecho revistas como Proche Orient Chrétien (*), Irénikon, Unité chrétienne e Istina.

Es evidente que el destino de Proche Orient Chrétien toca en primer lugar a los orientales, porque, mientras su corazón prosperaba en Europa, la revista, “tomada por la incertidumbre y las turbulencias de Medio Oriente” sufrió en carne propia las peripecias de una historia que ha convulsionado la región. 

En una de las intervenciones del coloquio, su ex director, el Padre Frans Bouwen, hizo referencia a ese camino particularmente rico en el plano ecuménico, pero marcado históricamente por la creación del Estado de Israel y el consiguiente éxodo de los palestinos, y también por la conquista de Jerusalén y la incertidumbre respecto a las situaciones que eso aparejó para la circulación de las personas y la distribución de la revista, las censuras de los regímenes autoritarios, el ansia de los colaboradores de una revista publicada bajo la ocupación israelí, la guerra en el Líbano y la suspensión del funcionamiento del correo y, finalmente, por esta "primavera árabe".

La vocación ecuménica de la revista es clara desde su origen. “Medio Oriente tiene sed de unidad”, afirma en un nota fundamental, en su primer ejemplar, en 1951. Entonces, “el ecumenismo estaba en su infancia en la Iglesia católica, y quedaba reservado a un círculo restringido”, subraya el Padre Bouwen. La revista, asimismo, se dirigía tanto a Oriente como a Occidente, ayudándoles a comprenderse mutuamente. Tenía también la ambición de ayudar a las Iglesias orientales a comprenderse a sí mismas y a vincularse con las demás. Una de sus grandes ventajas era que publicaba, al margen de los artículos de fondo, cronologías de los grandes acontecimientos que marcan la actualidad de Medio Oriente, ofreciendo al lector, incluso profrano, un panorama histórico particularmente útil. 

Como sea, a partir del año 2005, teniendo en cuenta la edad de la mayoría de los responsables y colaboradores, y también el tiempo que ésta les insumía, se plantea la posibilidad de suspender la publicación de la revista, o bien, de fusionarla con otras publicaciones. Afortunadamente, en 2009, el rector de la USJ, el Padre jesuita Salim Daccache, quien entonces presidía la Facultad de Ciencias Religiosas, propone tomarla a su cargo y asumir su publicación. La administración se transfiere gradualmente a Beirut, la impresión de la misma continúa durante el 2010 y la dirección es confiada a la USJ a partir de principios de 2015.*.

Como fue sostenido al comienzo del coloquio por el Padre Gabriel Hachem, su nuevo director, “la revista permanecerá como un testimonio fiel de esta Iglesia de los árabes de la cual nosotros esperamos siempre el adviento”, en alusión a un fermento de vida, a una realidad eclesial que es aguardada en la esperanza y a la cual se aproximaba, oración mediante, el Padre Jean Corbon.

 

Competencia y rigor

Como todas las revistas de las que es hermana, POC se coloca en esta renovación de esperanza, nacida del paso “del unionismo al ecumenismo”, este cambio de mentalidad que, poco a poco, va reforzándose en todas las Iglesias, antes de alcanzar un punto de vista irreversible con el Concilio Vaticano II.  

La evolución de esta dinámica, de este “kairos” o bien de este “momento oportuno para ser acogido” fue el objeto, al abrirse el coloquio, de una exposición magistral del Padre Christoph Théobald  sj, director de Ricerche di scienze religiose. Desde el inicio, su lección tuvo como centor poner el evento bajo el signo de la competencia y del rigor, que jamás decrecieron, incluso en la perspectiva “de la más pequeña de las virtudes teologales, que es la esperanza”.

Con infinita maestría, el Padre Theobald indicó las etapas históricas de una reinterpretación de la fe que, que de colocar a las diversas comuniones cristianas bajo el rango de "Iglesias separadas", luego pasa a verlas bajo el rango de "Iglesias hermanas", “en un respeto por la alteridad de las tradiciones existentes, como contribución necesaria para una futura Iglesia, en un tiempo, unificada, y siempre en vías de unificación”. Buscará, también, explicar las razones por las que se cedió a este movimiento de esperanza, a partir de los años 80, señalando, entre ellas, el surgimiento de una “situación cultural de los fieles que ya no permite apoderarse del conocimiento, y mucho menos juzgar las diferencias...”. Resumiendo, una situación cultural nueva, en la cual las diferencias culturales, tal vez, han dejado de tener sentido”.

¿Se ha dejado pasar, sin acogerlo, "el momento oportuno" del ecumenismo?, es, en esencia, la pregunta. Sin tratar de responder directamente a este planteo, el teólogo alemán indica cuál es el mapa en el cual movernos en un nuevo tiempo teológico, en el cual "la búsqueda de unidad exigirá que se pongan en segundo plano consideraciones que, en sí, no tienen poca importancia”.

“Este coraje espirutual de diferenciación o de ponderación puede estar basado en una unidad real otorgada por el Bautismo”, agrega. “Ello implica, al mismo tiempo, una renuncia por partida doble, la de negar un enunciado que para otra Iglesia particular implica una doctrina obligatoria, y la de obligar a una Iglesia particular a confesar una doctrina que es propia de otra Iglesia particular ; de otra manera, la unidad se convertirá en un objetivo inalcanzable dentro de nuestra historia humana”.

 

Un gesto eucaristico 

“La visibilidad futura de la Iglesia implica el "ni...ni" de una Eclesiología "negativa": ni un "retorno" a Roma, ni una simple federación ecuménica asimilable a “otra forma del Consejo Ecuménico de las Iglesias”, afirmaría aún el Padre Christoph Théobald. O sea, el "ni...ni" que "abre la historia" se unirá de una manera simple.

“Tal vez nos es permitido esperar que, vaciados del movimiento ecuménico, muchos de nuestros dirigentes de Iglesias y pastores pongan, en el corazón del "ni...ni" mencionado anteriormente, un gesto eucarístico común, que haga salir la comunión del altar de su estatus de máxima expresión de la unidad en la fe, y se le haga un ‘lugar’ donde esta gracia es felizmente acogida por todos, desde ahora, ‘para que el mundo crea’” concluyó, no sin audacia..

Como eco de esta esperanza así expresada, del auditorio llegarían algunos ejemplos sobre el modo en el que esta unidad se concreta sin el parecer de la jerarquía, y el menos sorpresivo de ellos no fue el de la "doble comunión" de la Iglesia siria ortodoxa tanto con Roma como con el mundo ortodoxo al cual pertenece. ¿Es posible que dos Iglesias, en comunión con una tercera, estén en comunión entre sí? El “sensus fidei” que empuja a los católicos y ortodoxos del Líbano a gozar de la hospitalidad eucarística los unos de los otros, ¿no indica la impaciencia de los fieles por ver finalmente encarnada una unidad que ha sido postergada por demasiado tiempo? A este interrogante el Padre Théobald respondería citando sabiamente al Papa Francisco, quien se dice sensible a este sentido de Iglesia que se encuentra en los fieles, a este "olor de las ovejas" que es familiar al pastor. Él cita incluso al teólogo Henri de Lubac, afirmando que si la Iglesia hace la Eucaristía, se puede también decir que “la Eucaristía hace la Iglesia”. Ningún oído ortodoxo estaba allí para comprenderlo, y esto es un pecado. 

El coloquio dio también la palabra al Padre Lambert Vos, director de Irénikon, revista que aparece en Bélgica, al Padre Frank Lemaître, miembro del comité de redacción de la revista Istina, heredera del periódico Russie et Chrétienté, a Anne-Noëlle Clément, reponsable de la revista “Unité chretienne”, que se publica en Lion, creada para proseguir la obra de Don Couturier, a Christophe Varin , director del CEMAM de la USJ (Centro de Estudios para el Mundo Árabe Moderno), y al Padre Thom Sicking, director del Centro de Estudios y Documentación del Hecho religioso (CEDIFR)  y ex decano de la Facultad de Ciencias Religiosas de la USJ, que hizo de moderador en la mesa redonda, en la que se hizo una síntesis del coloquio. 

*La suscripción a la revista (2 números al año) tiene un costo de 25 dólares (Medio Oriente) y de 35 euros para los demás países. Mayor información: poc@usj.edu.lb o bien al 01-421.000, oficina postal 5814.

 

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