15/11/2023, 17.11
MYANMAR
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Operación 1027: el Ejército de Arakan (re)abre el frente en Rakhine contra el régimen birmano

La ofensiva lanzada por tres milicias en la zona donde viven los rohingya, a fines del mes pasado, ha generado un efecto en cascada y algunos batallones del ejército golpista se rindieron deponiendo las armas. El Ejército de Arakan aprovechó el momento de debilidad de las tropas para lanzar un nuevo ataque, mientras que en la parte opuesta del país, en la frontera oriental, China podría decidir involucrarse más en la guerra civil.

 

Rangún (AsiaNews)- Tres milicias étnicas de Myanmar lanzaron el mes pasado la Operación 1027 y ahora se ha abierto un nuevo frente de guerra en el Estado occidental de Rakhine, controlado principalmente por el ejército de Arakan, con el cual el ejército birmano había firmado una débil tregua. El Ejército birmano en el poder está perdiendo cada vez más terreno y muchos comentaristas consideran que China tomará la decisión de intervenir más directamente en el conflicto para proteger sus intereses.

A fines de octubre una coalición de tres milicias conocida como la "Alianza de la Hermandad", integrada por el Ejército de Arakan (AA), el Ejército de la Alianza Democrática Nacional de Myanmar (MNDAA) y el Ejército de Liberación Nacional de Ta'ang (TNLA), lanzó un ataque en las regiones del norte del país contra la junta militar birmana que en febrero de 2021 había derrocado con un golpe de Estado al gobierno anterior encabezado por Aung San Suu Kyi. Desde entonces el país se encuentra sumido en un brutal conflicto civil que hace sólo unos días ha tenido un punto de inflexión gracias a la cooperación conjunta de los grupos armados que luchan contra el Ejército. Los ataques coordinados de las tres milicias contra puestos militares de avanzada, que comenzaron el 27 de octubre (a eso se debe el nombre de la operación), se concentraron inicialmente en las zonas fronterizas con China, donde se sabe que proliferan diversos tráficos ilegales, incluyendo los de estupefacientes y seres humanos. Anoche un batallón del Ejército se rindió a las fuerzas del MNDAA cerca de Laukkai, en la región de Kokang, a sólo 16 kilómetros de la ciudad china más cercana. La ciudad de Laukkai ha sido el principal teatro de batalla desde que comenzó la Operación 1027. “Estamos garantizando la vida y la seguridad de los que se han entregado. Conservaremos y protegeremos la dignidad humana de los civiles y la de los soldados" y sus familias, comunicó el portavoz de la milicia.

La ofensiva tomó por sorpresa al ejército birmano, que respondió con una serie de bombardeos aéreos, pero varios expertos señalaron las dificultades de los militares para recuperar los territorios y acercar refuerzos, probablemente el signo de una crisis más amplia entre las tropas. "El Tatmadaw (término utilizado para referirse al ejército birmano) nunca ha sido tan débil como ahora", dijo a Reuters un diplomático local de forma anónima, mientras otros destacan el efecto en cascada que tuvo la operación en todas las milicias, que hasta ahora no habían logrado planificar un ataque coordinado a gran escala.

Probablemente por esa razón el Ejército de Arakan decidió hace dos días abrir un nuevo frente, poniendo fin al alto el fuego informal que estaba en vigor desde noviembre de 2022: en los últimos días la milicia informó que había conquistado 40 puestos de avanzada de la Junta golpista en tres distritos de Rakhine, el Estado habitado mayoritariamente por la etnia rohingya. También en este caso los civiles se vieron obligados a huir o protegerse en refugios antiaéreos. Algunos residentes de Sittwe, la capital, contaron que los servicios de transporte para salir de la ciudad fueron suspendidos debido a los ataques aéreos militares, y miles de personas quedaron bloqueadas. En el Estado de Shan, al norte, hay al menos 50.000 personas desplazadas, anunció la Oficina de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA), cifra que se suma a otros 40.000 refugiados internos en la región de Sagaing y en el Estado de Kachin. Hoy también se difundió la noticia de que en Loikaw, capital del Estado oriental de Kayah, se rindieron otros dos batallones del Ejército que estaban estacionados en la universidad local, y fueron hechos prisioneros por las Karenni Nationalities Defense Forces, otra milicia étnica alineada contra el Ejército.

Algunos expertos han señalado que los nuevos avances militares, especialmente en la frontera con China, podrían conducir a un endurecimiento de la posición de Beijing hacia el régimen birmano. En los últimos días las autoridades chinas han emitido una orden de arresto contra Ming Xuechen, un funcionario de Kokang apoyado por la junta birmana al que se considera responsable de liderar una serie de tráficos ilegales relacionados con las estafas on line. Jóvenes trabajadores chinos y de otras nacionalidades son atraídos con ofertas de trabajo falsas en algunos países del Sudeste Asiático, retenidos contra su voluntad y obligados a robar dinero a otras víctimas a través de Internet.

Pero en los últimos meses las autoridades chinas han intervenido varias veces: el mes pasado detuvieron a 11 birmanos de Kokang implicados en este tipo de tráfico, entre ellos algunas personas cercanas al jefe de la junta militar, el general Min Aung Hlaing, y también han emitió órdenes de arresto contra figuras clave en el estado de Wa, una región cerca de Kokang, controlada por el United Wa State Army (UWSA). Aunque China, junto con Rusia, es uno de los principales proveedores de armas del ejército birmano, en los últimos años también ha financiado a la UWSA en un intento de mantener tranquila la situación en la frontera y poder continuar con sus actividades comerciales, sobre todo el desarrollo de las infraestructuras que forma parte del megaproyecto de la Belt and Road Initiative. Sin embargo en las últimas semanas los chinos también han acusado a varios miembros de la milicia local de estar involucrados en tráfico ilegal y es probable, según algunos observadores, que de alguna manera hayan aprobado la Operación 1027, uno de cuyos objetivos declarados es erradicar el tráfico ilegal que prolifera a lo largo de la frontera.

Como señala Miemie Winn Byrd, experta del Centro de Estudios de Seguridad de Asia-Pacífico, consultada por Voice of America, China se encuentra ahora en una encrucijada y debe elegir "entre mantener la estabilidad en la frontera o proteger todas las inversiones que ha realizado hasta el momento en Myanmar. Quieren que esté a cargo alguien a quien puedan manipular”, explicó. Es cierto que “bajo el gobierno militar, Myanmar se ha vendido a China, lo que le permitió a Beijing ganar mucho más de lo que jamás pudo hacer bajo el gobierno civil. Pero ahora China tiene que tomar una decisión entre estabilidad o manipulación. Se puede manipular un mal gobierno, pero entonces no hay estabilidad y todas las inversiones corren peligro".

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