01/10/2014, 00.00
VATICANO
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Papa: los carisma, dones de Dios para el bien de toda la Iglesia

Son una gracia dada por Dios, son dadas por el bien de toda la comunidad y son un bien, "cuando la Iglesia, en la variedad de sus carismas, se expresa en comunión, no puede equivocarse", pero "¡Ay, entonces, si estos dones se convierten en motivo de envidia, de división, de celos!".

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - El carisma "es un regalo de Dios" que "con la misma generosidad y el mismo amor" coloca "al servicio de toda la comunidad, para el bien de todos", señalando que "todos los carismas son importantes a los ojos de Dios y, al mismo tiempo, ninguno es insustituible". Del "carisma", que en el lenguaje común se refiere a un "talento, habilidad natural", en la perspectiva cristiana "es una gracia" otorgada por Dios, "por el bien de todos", el Papa Francisco habló a las 40 mil personas en la plaza San Pedro para la audiencia general.

De los carismas - que en el lenguaje eclesiástico también se refieren a las órdenes religiosas y movimientos laicales - el Papa, en su discurso señaló tres caracteres: ser una gracia dada por Dios, ser donados por el bien de toda la comunidad y ser un bien, "cuando la Iglesia, en la variedad de sus carismas, se expresa en comunión, no puede equivocarse", pero "¡Ay, entonces, si estos dones se convierten en motivo de envidia, de división, de celos!".

"Desde el inicio - ha dicho - el Señor ha colmado a la Iglesia con los dones de su Espíritu, haciéndola así siempre viva y fecunda, con los dones del Espíritu Santo. Entre estos dones, se distinguen algunos que resultan particularmente preciosos para la edificación y el camino de la comunidad cristiana: se trata de los carismas. En esta catequesis sobre la Iglesia nos preguntamos: ¿qué es exactamente un carisma? ¿Cómo podemos reconocerlo y recibirlo? Y sobre todo: ¿el hecho que en la Iglesia haya una diversidad y una multiplicidad de carismas, debe ser visto en sentido positivo, como una bella cosa o más bien como un problema?".

"Hablando un poco en modo humano, se dice así: Dios da esta cualidad, este carisma a esta persona pero no para sí misma sino para que esté al servicio de toda la comunidad. Hoy antes de llegar a la plaza, he recibido tantos, tantos niños minusválidos, en el aula Pablo VI. Había tantos. Una asociación que se dedica al cuidado de estos niños. ¿Qué es? Esta asociación, estos hombres, estas mujeres tienen el carisma de cuidar a los niños discapacitados. Esto es un carisma".

"Una cosa importante que debe ser inmediatamente subrayada es el hecho que uno no puede entender solo si tiene un carisma y cuál. Pero tantas veces nosotros hemos escuchado personas que dicen "yo tengo esta cualidad, yo sé cantar muy bien". Y nadie tiene el coraje de decirle: "¡mejor que estés callado, porque nos atormentas a todos cuando tú cantas!" ¡Nadie puede decir "yo tengo este carisma"! Es al interno de la comunidad que brotan y florecen los dones con los cuales nos colma el Padre; y es en el seno de la comunidad que se aprende a reconocerlos como un signo de su amor por todos sus hijos. Cada uno de nosotros, por lo tanto, es justo que se pregunte: "¿hay algún carisma que el Señor ha hecho nacer en mí, que el Señor ha hecho nacer en mí, en la gracia de su Espíritu, y que mis hermanos en la comunidad cristiana han reconocido y alentado? ¿Y cómo me comporto yo con respecto a este don: lo vivo con generosidad, poniéndolo al servicio de todos o bien lo descuido y termino por olvidarlo? O quizás ¿se transforma para mí en motivo de orgullo, al punto que me lamento siempre de los otros y pretendo que en la comunidad se haga a mi modo? Son preguntas que nos debemos hacer. Si hay un carisma en mí, si este carisma es reconocido por la Iglesia, y si estoy contento con este carisma o tengo un poco de celos de los carismas de otros y quiero tener aquel carisma. ¡No! El carisma es un don. Solamente Dios lo da".
 
"La experiencia más bella, sin embargo, es descubrir de cuántos carismas diferentes y de cuántos dones de su Espíritu el Padre colma a su Iglesia. Esto no debe ser visto como un motivo de confusión, de malestar: son todos regalos que Dios hace a la comunidad cristiana, para que pueda crecer armoniosa, en la fe y en su amor, como un solo cuerpo, el cuerpo de Cristo. El mismo Espíritu que da esta diferencia de carismas hace la unidad de la Iglesia: ¡el mismo Espíritu! Ante esta multiplicidad de carismas, nuestro corazón debe abrirse al gozo y debemos pensar: "¡Qué cosa tan bella! Tantos dones diferentes, porque somos todos hijos de Dios y todos amados en un modo único". ¡Ay, entonces, si estos dones se convierten en motivo de envidia, de división, de celos! Como recuerda el apóstol Pablo en su primera carta a los Corintios, capítulo 12, todos los carismas son importantes ante los ojos de Dios y, al mismo tiempo, ninguno es insustituible. Esto significa que en la comunidad cristiana nosotros necesitamos los unos de los otros, y todo don recibido se actúa plenamente cuando es compartido con los hermanos, por el bien de todos. ¡Esta es la Iglesia! Y cuando la Iglesia, en la variedad de sus carismas, se expresa en comunión, no puede equivocarse: es la belleza y la fuerza del sensus fidei, de aquel sentido sobrenatural de la fe, que es donado por el Espíritu Santo, para que, juntos, todos podamos entrar en el corazón del Evangelio y aprender a seguir a Jesús en nuestra vida".

"Hoy - concluyo - la Iglesia festeja la memoria de Santa Teresa del Niño Jesús, esta santa que murió a los 24 años y que amaba tanto a la Iglesia. Quería ser misionera, ¡pero quería tener todos los carismas! Ella decía: yo quisiera hacer esto, esto y esto...¡quería todos los carismas! Fue a la oración y sintió que su carisma, era el amor. Y dijo esta bella frase: 'en el corazón de la Iglesia yo seré el amor'. Este carisma, lo tenemos todos, ¡la capacidad de amar! Pidamos hoy a Santa Teresa del Niño Jesús, esta capacidad de amar tanto a la Iglesia ¡de amarla tanto! Y de aceptar todos aquellos carismas, con este amor de hijos de la Iglesia, de nuestra Santa Madre Iglesia jerárquica"

 

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