16/08/2021, 16.41
TURQUÍA
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60 años de sacerdocio de Bartolomé, patriarca ecuménico de Constantinopla

de NAT da Polis

“El diálogo y el conocimiento mutuo entre cristianos, y de los cristianos con otras confesiones - y aquí principalmente con nuestros hermanos musulmanes - tienen la capacidad de suavizar aristas, de aclarar malentendidos y temores”.

 

Estambul (AsiaNews) - Con la liturgia eucarística en el antiguo santuario ortodoxo dedicado a Nuestra Señora de Sumela, en Trebisonda, Turquía, concluyó la conmemoración del 60 aniversario de la ordenación diaconal del patriarca ecuménico Bartolomé.

Las celebraciones comenzaron el pasado viernes 13 de agosto en la isla de Imvros (Gokceada en turco) lugar de nacimiento del patriarca. La elección de los lugares no fue casual: al comenzar en su isla natal, a la que está muy apegado, Bartolomé también quiso recordar que antes del Tratado de Lausana en 1923 vivían en esas tierras 6000 cristianos griegos. Con el tratado, las islas de Imvros y Tenedos (Bozcaada en turco) pasaron a la jurisdicción turca con la obligación de conceder plena autonomía a la población local, compromiso que las autoridades turcas nunca respetaron. Por el contrario, con su política de depuración de las minorías religiosas obligaron a emigrar a sus habitantes. Reducida a pocas decenas de personas, la isla fue repoblada con gente proveniente de Anatolia y convictos condenados a cadena perpetua, en libertad para cometer todo tipo de abusos.

En la última década, gracias al compromiso de Bartolomé la isla acogió a 500 personas de la diáspora que habían conservado la ciudadanía turca y en 2013 empezó a funcionar de nuevo una escuela con 43 alumnos. Las iniciativas del patriarca ecuménico ayudaron a superar la desconfianza entre las dos poblaciones y vislumbrar un mejor futuro común. En definitiva, el papel de la iglesia en este caso fue fundamental.

El monasterio de Sumela también ha sido un punto de referencia para los cristianos que poblaron las regiones húmedas sobre el Mar Negro durante casi 15 siglos. Con el nacimiento de la Turquía de Kemal Ataturk, el monasterio de la Virgen de Sumela fue cerrado, saqueado y abandonado a la intemperie. Algunos monjes consiguieron sustraer el famoso icono de la Virgen, que según la tradición fue pintado por el evangelista Lucas, y lo llevaron a Grecia.

Posteriormente las autoridades turcas, por razones puramente turísticas, comenzaron las obras de restauración de las ruinas, y en 2010 - después de casi un siglo - se permitió celebrar la misa en memoria de la Asunción el 15 de agosto de cada año.

En 2015 se suspendió el permiso debido a las obras de restauración. En 2020, al terminar los trabajos, volvieron a autorizar la celebración de la misa cada 15 de agosto, pero el patriarca ecuménico no quiso participar y envió en su lugar una delegación. La decisión fue interpretada como un gesto de desaprobación por la decisión del presidente Tayip Erdogan de transformar en mezquitas la basílica de Santa Sofía y el monasterio de San Salvador en Chora (Kariye cami).

En el santuario de Sumela se celebraron los 60 años de sacerdocio de un hombre que no proviene de la élite de Constantinopla, que creció en medio de mil dificultades y privaciones. Hijo del barbero de un pequeño pueblo, como él mismo declara con orgullo, se graduó en la escuela teológica de Chalki y supo abrazar las nuevas ideas de Atenágoras y Melitón sobre la importancia del diálogo ecuménico, respaldado también por sus estudios en Roma durante el Concilio Vaticano II. El patriarca afirma que Roma es su segunda patria.

Una persona culta, políglota, que tiene la extraordinaria capacidad de promover nuevas ideas que colaboren en el desarrollo de la conciencia humana según la tradición cristiana. Sus iniciativas sobre la protección del medio ambiente y el diálogo interreligioso son los puntos fundamentales de estos 30 años en el trono patriarcal de Constantinopla.

El 14 de agosto, vísperas de la Dormición de la Madre de Dios, en la celebración que presidió en la iglesia católica de Santa María en Trebisonda, destacó la importancia de la Theotokos para los cristianos y de ser hermanos en Cristo. "Cuando los hermanos se encuentran - dijo - cuando rezan juntos y cooperan, cuando saben reconocer y superar con amor las pequeñas diferencias que los separan, entonces la alegría en el cielo es desbordante. Y sin duda hoy también percibimos esta alegría, este júbilo de todos los que han orado y colaborado ​​aquí. Es una oportunidad para recordar delante del Dios que todo lo puede las dolorosas circunstancias que golpearon a esta comunidad hace quince años (el asesinato del P. Andrea Santoro, n.d.r) de las que, sin embargo, surgió una nueva fuerza y la capacidad de perdonar y de dialogar. Porque el diálogo y el conocimiento mutuo entre los cristianos, y de los cristianos con otras confesiones - y aquí principalmente con nuestros hermanos musulmanes - tienen la capacidad de suavizar aristas, de aclarar malentendidos y temores que no tienen ninguna razón de ser”.

 

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