22/12/2015, 00.00
MYANMAR
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Arzobispo de Yangon: En Navidad, la Iglesia relanza el compromiso por la reconciliación en Myanmar

de Francis Khoo Thwe
​En la carta pastoral a los fieles por las Fiestas, el prelado recuerda el carácter “nacional” de los católicos birmanos. Ellos desde siempre han estado “junto a los marginados” y han estado a la vanguardia “en la construcción de la nación”. Una exhortación a todos los hombres de “buena voluntad” – en el ejército, el gobierno, la oposición, la sociedad civil- por un futuro de paz “de acuerdo al mensaje de Cristo”.

Yangon (AsiaNews) - “La Iglesia es una de las pocas organizaciones presentes en el país que siempre se ha mostrado ‘nacional’ en lo que respecta a su carácter. Ella está presente en cada una de las tribus, en cada raza y en todas las nacionalidades. Esto es un privilegio, del cual derivan también grandes responsabilidades”.  Es cuanto afirma el Card. Charles Maung Bo, arzobispo de  Yangon, primer purpurado en la historia de Myanmar, en la carta pastoral dirigida a los fieles por las fiestas de Navidad, en la cual recuerda reiteradamente el momento crucial que vive el país y el inicio de una nueva era para su pueblo. En la misiva, enviada también a AsiaNews, el cardenal recuerda que los católicos birmanos “han estado desde siempre junto a los marginados”, acogiendo de esta manera el reclamo hecho en tantas oportunidades por el Papa Francisco. También por esta razón, la Iglesia es un “socio confiable” en la obra de “construcción de la nación”.

El 8 de noviembre pasado marcó un cambio de época en la historia reciente de Myanmar, con la victoria en las urnas de la Liga Nacional por la Democracia (NLD) y de su líder, Aung San Suu Kyi, quien durante años estuvo sometida a arrestos domiciliarios por directiva de la Junta militar. El purpurado, en este período navideño, y coincidiendo con el Jubileo de la Misericordia, insiste sobre la necesidad de una reconciliación nacional y sobre el renacimiento de la nación, que aún se encuentra signada por profundas divisiones.  

Por esto, él recuerda que “es tiempo de cuidar, no de vengarse”, éste “es tiempo de perdón. Es tiempo de reconciliación nacional”. La tarea de construir un nuevo Myanmar “es inmensa”, advierte el purpurado, pero recuerda asimismo que “el sueño de un nuevo mundo comenzó justamente en un humilde establo de Belén”, en la familia de un pobre carpintero que “no tenía siquiera un lugar para su hijo. Pero la fe puede mover montañas”.

“La Navidad no es tan sólo una mera celebración y un período de vacaciones – explica el arzobispo de Yangon – sino que es un desafío. Y es también una invitación a salir de nuestra oscuridad y a vivir en la luz de la Navidad”.  La votación de noviembre pasado ha marcado “el alba de un cambio” y es “nuestra tarea” transformarla “en un día pleno de luz” y por esto “las minorías no pueden ser excluidas”. Olvidándonos del pasado, de la oscuridad, agrega el purpurado, “podremos volver posible el mensaje de paz de Cristo”.

En la carta pastoral por las Fiestas, el Card. Bo recuerda siete categorías de personas, instituciones y organismos nacionales “de buena voluntad” – uno de los cuales es justamente la Iglesia birmana- a quienes aguarda la tarea de participar en la reconstrucción del país. Porque “la buena voluntad” es un componente esencial para llevar a término “un trabajo que no se ha terminado, sino que recién acaba de comenzar”.

El purpurado de dirige ante todo “a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, de cualquier raza o credo religioso” que pertenecen a la nación y que están llamados a obrar “por la paz y la prosperidad”. “Fundemos nuestro código de conducta - exhorta – sobre las enseñanzas de nuestra fe”. A continuación, se dirige a cuantos han ganado las elecciones para que muestren “sagacidad” dando vida a un gobierno “de reconciliación nacional” que recibirá el apoyo de la Iglesia. No falta luego un pensamiento por cuantos “han perdido” y que en los últimos cinco años “han hecho mucho por el país” asegurando una mayor “inclusión” y una transición pacífica del poder.  

Entre los poderes que recientemente han mostrado “buena voluntad” está también el ejército, que “de una mentalidad de Junta” hoy se ha vuelto “un guardián del proceso de transición democrático”. Y aún más, los líderes de las diferentes religiones presentes en Myanmar, a quienes aguarda la tarea de reprimir los abusos cometidos por la fe en el ámbito político. “La buena voluntad ínsita en la religiones – afirma el purpurado – es la capacidad de vivir en armonía” con los fieles de los demás cultos. Por último, está la obra de todos cuantos pertenecen a las diversas tribus y etnias, que deben trabajar para “resolver la crisis de identidad” que ha atravesado la nación, con sus guerras y los desplazados, y promover “una solución federal a todos los problemas”.

 

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