13/05/2025, 18.59
SRI LANKA
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Asla, la 'testigo de la fe' cuya muerte unió a cristianos y musulmanes en Negombo

de Melani Manel Perera

Una de las víctimas de las masacres de Pascua de 2019 que la arquidiócesis de Colombo ha señalado a la comisión jubilar para los mártires del siglo XXI es una niña, hija de un matrimonio mixto, que murió en la iglesia mientras se preparaba para el bautismo, pero que fue enterrada en un cementerio islámico. Su madre dijo a AsiaNews: "Ella nos invitaba a rezar, Dios se la llevó con Él".

 

Colombo (AsiaNews) - "Aunque Asla tenía un nombre musulmán, anhelaba ser bautizada como hija de Jesús. Rezaba en casa. Inventaba pequeñas oraciones que recitaba en diversas ocasiones. Ese Domingo de Pascua fue a misa con gran alegría para celebrar la resurrección de Jesús. Dios tomó su vida en la iglesia. En mi dolor, me alegra saber que ha sido incluida entre los testigos de la fe, junto con las otras 115 personas que fueron asesinadas en la iglesia de Katuwapitiya, en Negombo".

Así recuerda Rupika Rosairo, en diálogo con AsiaNews, a su hija Fátima Asla, una de las víctimas de la terrible masacre que ensangrentó Sri Lanka en la Pascua de 2019. Con el corazón lleno de dolor por la pérdida de su hija, que estaba en edad escolar, expresa su alegría por la decisión de la Iglesia Católica de Colombo de incluir su nombre en la lista de testigos de la fe que envió a Roma con motivo del Jubileo, que por voluntad del Papa Francisco también incluye la conmemoración de los mártires del siglo XXI. La madre de Asla, Rupika Rosairo, es una mujer católica cingalesa. Su marido es musulmán y por eso sus tres hijos - dos niñas y un varón - recibieron nombres musulmanes.

Pero la niña deseaba recibir el bautismo y participaba en la comunidad católica. "Agradecemos al cardenal Malcolm Ranjith y a todos los miembros de la comisión por haber dado un paso tan hermoso y significativo – comenta Rupika Rosairo –. Asla se estaba preparando para recibir el bautismo ese año. Iba a la iglesia y participaba en la misa cada vez que era posible, y estaba aprendiendo las oraciones. Siempre hablaba de Jesús y decía que lo veía en nuestra habitación y hablaba con Él. Pero nosotros no prestábamos mucha atención a lo que nos decía... pensábamos que todavía era pequeña".

"Aquel día – sigue contando – había ido a la iglesia con mi madre y mi hija mayor, a la Misa de la mañana, y yo debía ir con mi hijo pequeño a la de la tarde. Pero Asla, mi ángel, no regresó a casa con la alegría del Señor Resucitado. Cuando recibimos la noticia de que se había producido una explosión en la iglesia, corrimos allí de inmediato. Todavía tengo en los ojos una escena horrible que ni siquiera puedo explicar... Mi hija mayor sostenía a Asla en brazos, pero guardaba silencio. Ella y mi madre también estaban heridas".

"Aceptando todas las reglas, la enterramos en el cementerio musulmán de Negombo – añade Rupika –. Aunque se estaba preparando para cumplir su sueño de bautizarse, legalmente seguía siendo musulmana. Es un hecho que respetamos. Y quiero mencionar también todo el apoyo que recibimos de la comunidad musulmana de Negombo, por el cual estoy muy agradecida. Estuvieron con nosotros desde el principio".

"Desde aquel terrible día de abril de 2019, el día 21 de cada mes, sin excepción – concluye la señora Rupika –, participo en la misa por el alma de mi amada hija y reparto limosnas en su memoria. Y seguiré haciéndolo".

 

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