Battalangunduwa: la isla de los turistas sin servicios adecuados para los residentes
A pesar de ser un destino cada vez más frecuentado, las familias que viven allí de forma permanente han disminuido de 2000 a 250. Para llegar al continente se tarda tres horas en barcos que transportan la pesca. Faltan instalaciones sanitarias, electricidad y agua potable. La difícil convivencia con las actividades turísticas, fundamentales para la economía, pero que perturban la vida de la comunidad pesquera.
Colombo (AsiaNews) - La isla de Battalangunduwa, frente a la costa noroeste de Sri Lanka, en el distrito de Puttalam, es un destino turístico muy frecuentado, pero el número de familias residentes ha disminuido de 2000 a 250, debido a la falta de infraestructuras y servicios. Hay un ferry diario, pero cada pasajero paga 1150 rupias (unos 3 euros) por un viaje de ida de unas tres horas a Kalpitiya, en tierra firme, en un barco de carga utilizado para el transporte de pescado, sin asientos adecuados y que da prioridad al transporte de la pesca sobre las personas.
Cualquiera que necesite viajar fuera del horario previsto debe alquilar un barco privado, lo que resulta muy caro debido al costo del combustible, y solo unos pocos residentes poseen una embarcación. También es un problema conseguir agua limpia y potable. Los residentes se ven obligados a comprar un solo suministro de 210 litros cada vez, que se vende a casi el doble del precio en Kalpitiya. Este único suministro debe satisfacer todas las necesidades: beber, lavarse, cocinar y limpiar los utensilios.
La belleza de Battalangunduwa la ha convertido en un destino turístico muy popular, siendo los campamentos nocturnos una de las actividades más populares entre los visitantes de la isla. Sin embargo, la vida cotidiana es dura y agotadora para los isleños, que se ven perjudicados por la falta de medios de transporte hacia el continente y tienen dificultades para llevar sus productos a un mercado rentable. La escasa vegetación, sumada a la falta de agua potable y a la ausencia de electricidad, hacen que la vida cotidiana sea una lucha.
En el pasado, la isla era el lugar de residencia de las comunidades de pescadores que emigraban del continente durante la temporada de pesca, para luego regresar al continente sin residir permanentemente en la isla. A lo largo de los años, muchos de ellos se han establecido de forma permanente y, aún hoy, la pesca sigue siendo la principal fuente de sustento de los pocos residentes de Battalangunduwa.
El transporte de la pesca al continente es uno de los mayores retos de la isla, debido a las limitadas infraestructuras de transporte y a las condiciones del mar agitado. Como consecuencia, muchos pescadores se ven obligados a vender sus productos a los intermediarios que llegan a la isla, la mayoría de las veces por una fracción de su valor real, lo que los deja atrapados en un círculo vicioso de pobreza.
Michael Aruliah, de 58 años, Arjun Ravichandrarajah, de 55, y Neville Sinniah, de 51, describen su situación a AsiaNews: «La vida en la isla es difícil debido a las condiciones climáticas secas y áridas, y a la escasez de agua. La falta de electricidad empeora la situación y la isla nunca ha tenido un suministro energético adecuado». El actual gobierno ha puesto en marcha recientemente un proyecto de energía solar para suministrar electricidad a los residentes. «Según este programa, cada familia debe pagar 35.000 rupias (unos 100 euros, nota del editor) por cinco paneles solares», explican. «Pero para la mayoría de las familias de aquí, esa cantidad está muy por encima de sus posibilidades, ya que los salarios diarios apenas alcanzan para satisfacer sus necesidades básicas. En consecuencia, la mayoría de las familias permanecen a oscuras».
Otro problema que afecta a los residentes es el crecimiento de la industria turística. Hay dos operadores turísticos principales que ofrecen paquetes para Battalangunduwa, atrayendo principalmente a viajeros locales que acampan en la playa. Llegan en barco a los campamentos designados, donde se les ofrece un almuerzo a base de pescado y una barbacoa para cenar. A los residentes les molesta la música a todo volumen y los gritos que continúan hasta el amanecer. «Sin embargo, tenemos que convivir con la industria turística porque sabemos lo beneficiosa que es para la isla, ya que podemos vender pescado y ofrecer visitas guiadas a los visitantes», explican los residentes a AsiaNews.
Otra cuestión importante es la falta de infraestructuras sanitarias: no hay hospitales ni médicos. La única asistencia médica que reciben los residentes proviene de un campamento de la marina militar con instalaciones limitadas. El servicio de transbordadores complica aún más la situación, ya que la salida desde Kalpitiya es a las 8:30 y desde Battalangunduwa a las 13:30. En caso de problemas graves de salud, las personas no tienen más remedio que recorrer casi 32 kilómetros hasta el continente, pagando un costoso viaje en barco privado.
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