Beijing inicia la construcción de la presa de Motuo en el Tíbet, la más grande del mundo
Se construirá a más de 4 mil metros de altura sobre el curso del Yarlung Tsangpo, el río sagrado para los tibetanos que en la India se convierte en el Brahmaputra, consiste en un sistema de cinco centrales en cascada que producirán energía equivalente al consumo de todo el Reino Unido. Preocupación debido a que está ubicada en una zona sísmica y porque supone el desplazamiento forzado de poblaciones. También se plantean las implicaciones políticas para las relaciones con Delhi y Dhaka sobre el tema crucial de la gestión del agua.
Milán (AsiaNews/Agencias) - Ha comenzado oficialmente la construcción del proyecto hidroeléctrico más ambicioso del mundo, que debería empezar a funcionar en 2030. La presa de Motuo estará ubicada en el curso inferior del río Yarlung Tsangpo, el que está a mayor altura del mundo. El río, al que se considera sagrado, nace en la meseta tibetana a unos 4.500 metros sobre el nivel del mar, atraviesa la India donde toma el nombre de Brahmaputra, y finalmente llega a Bangladés, donde se lo llama Jamuna. El proyecto contempla la construcción de cinco centrales hidroeléctricas en cascada, que pueden generar hasta 300 mil millones de kilovatios hora al año, el equivalente al consumo eléctrico anual del Reino Unido en 2024.
Para maximizar el rendimiento energético del río, se desviará parcialmente el curso de agua, que en un tramo de apenas 50 kilómetros descenderá más de 2 mil metros de altura, generando una energía hidroeléctrica incluso mayor que la de la presa de las Tres Gargantas, la otra gigantesca central en funcionamiento en el río Yangtze, en la provincia de Hubei. El proyecto es un elemento crucial de la estrategia china para alcanzar el objetivo de cero emisiones para 2060. Sin embargo, como todos los proyectos de esta envergadura, la presa no solo tendrá un impacto energético, sino también repercusiones económicas, ambientales y políticas.
Según la agencia estatal china Xinhua, la nueva estructura tiene un costo de 1,2 billones de yuanes (151 mil millones de euros) —más del doble que la presa de las Tres Gargantas, que costó 57 mil millones—, lo que promete un impulso significativo para la economía interna. Los sectores más involucrados son la construcción, el cemento y el acero. Las acciones de Power Construction Corp., China Energy Engineering Corp., Huaxin Cement Co., Anhui Conch Cement Co. registraron notables aumentos tras la noticia. Según los analistas de Citigroup Inc., el proyecto podría incrementar el crecimiento del PIB de China en casi un 0,1% ya en el primer año de construcción.
Sin embargo, debido a su ubicación y a los efectos del cambio climático, algunos expertos afirman que el proyecto estaría expuesto a enormes riesgos. En primer lugar, un elevado riesgo sísmico, porque la Garganta del Yarlung Tsangpo se encuentra en una de las zonas tectónicas más activas de Asia, donde la placa india se desliza bajo la euroasiática, elevando el Himalaya. Además, a medida que los glaciares de la cuenca se reducen como consecuencia de los cambios climáticos, ha aumentado la frecuencia de los desprendimientos de tierra a lo largo del curso del río. En esta misma zona, en 2021, el colapso del glaciar provocó un enorme desprendimiento con un volumen estimado de 100 millones de toneladas de roca y hielo. Además de los daños ambientales, este tipo de eventos provocan graves crisis porque obligan al desplazamiento de enteras comunidades humanas. En una entrevista publicada por la Columbia Climate School, Bryan Tilt, profesor de antropología de la Oregon State University y estudioso de las presas y el desarrollo en China, señaló que el reasentamiento debido a grandes obras de infraestructura constituye “una cuestión social y política muy polémica en la China actual”, y añadió que, como es una zona étnicamente tibetana, la gestión de la situación podría resultar aún más controvertida. La presa de las Tres Gargantas, más pequeña, provocó el desplazamiento de aproximadamente 1,4 millones de personas.
Por último, dado que el Yarlung Tsangpo atraviesa el Estado de Arunachal Pradesh en el noreste de la India —que China reivindica como suyo— y luego confluye en el río Brahmaputra continuando su curso hacia Bangladés, el proyecto es particularmente sensible desde el punto de vista diplomático.
En enero, la India expresó formalmente su preocupación, y en los meses siguientes el ministro de Relaciones Exteriores anunció que se aplicarían medidas preventivas y correctivas para proteger los intereses nacionales. La reciente escalada de tensiones entre la India y Pakistán ha vuelto a poner sobre la mesa los riesgos asociados al control del agua. Según la prensa local, la presa podría desviar hasta el 80% del caudal del río o, por el contrario, aumentar el riesgo de inundación en las zonas aguas abajo de Arunachal y el vecino Estado de Assam. Un análisis del Lowy Institute, un centro de estudios con sede en Australia, ha señalado también que el control que ejerce China sobre los recursos hídricos de la meseta tibetana otorga a Beijing una posición de ventaja sobre la economía india. En respuesta, Nueva Delhi ha reactivado su propio proyecto: la construcción del Upper Siang Multipurpose Project, una presa en el río Siang (el nombre que recibe el Brahmaputra en Arunachal Pradesh). El objetivo principal sería la gestión de las inundaciones y la protección de las poblaciones locales, mientras que la producción de energía quedaría como un beneficio secundario. Sin embargo, sorprendentemente, el jefe de gobierno de Assam ha expresado un punto de vista menos crítico. En su opinión, la reducción del caudal de agua podría ayudar a mitigar el impacto de las inundaciones, un problema frecuente en la zona. "Por el momento, no estoy preocupado - declaró -, el Brahmaputra es un río poderoso y no depende de una única fuente".
Bangladés también ha expresado sus preocupaciones a China con respecto a los efectos del proyecto hidroeléctrico en el Yarlung Tsangpo. En una reunión bilateral ambos países señalaron la necesidad de una mayor cooperación y recordaron el 50 aniversario de las relaciones diplomáticas entre Daca y Beijing que se celebró este año. Sin embargo, Sharif Jamil, ambientalista y representante nacional de Bangladés para la ONG Riverkeeper, el país corre el riesgo de quedar aplastado entre las decisiones unilaterales de China e India, sin ningún poder real en la gestión de los recursos hídricos. Para complicar aún más el panorama, añade Jamil, actualmente no existe ningún tratado vinculante entre los países de la cuenca del Ganges-Brahmaputra-Meghna (GBM) que regule el uso compartido de las aguas transfronterizas.
China también explota en otras zonas los flujos hídricos en su propio beneficio, en detrimento de los Estados que se encuentran aguas abajo y del medio ambiente. En la cuenca del Mekong, ya afectada por el cambio climático, el desarrollo hidroeléctrico chino está amenazando la seguridad alimentaria e hídrica de la región porque Beijing ha construido varias presas río arriba que le permiten controlar el caudal del río. Se estima que China ha construido 22.000 grandes presas para alimentar décadas de rápida industrialización y crecimiento económico, aproximadamente el 40% del total mundial.