28/12/2020, 16.09
CHINA-VATICANO
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Católicos chinos: La alegría de nuestra Navidad a pesar de todas las prohibiciones

Iglesias clausuradas, medidas contra el Covid utilizadas como pretexto, controles, inspecciones y amenazas no impidieron las celebraciones de la venida de Jesús en las comunidades oficiales y no oficiales. Muchos fieles, dada la prohibición de celebrar la misa de Navidad, solo pudieron rezar en casa.

 

Roma (AsiaNews) - La Navidad de 2020 en China se celebró en medio de muchas dificultades. A las restricciones que siempre han existido debido a la normativa sobre las actividades religiosas, este año se sumaron disposiciones contra el Covid: escaso número de participantes, distancia de seguridad entre los fieles, temperatura, desinfección, etc ... Clausuraron algunas iglesias y otras recibieron inspecciones de la policía o de los directores de Asuntos religiosos locales. AsiaNews pidió a algunos fieles y sacerdotes de diferentes partes de China que contaran cómo fue su Navidad. Respondieron miembros de las comunidades oficiales y clandestinas. Todos tienen la impresión de que las medidas de seguridad contra el Covid se utilizaron para ahogar la vida de las comunidades: "Según parece - dijeron - sólo se sentirán felices cuando todas las iglesias estén vacías". Mientras tanto, en las redes sociales causó gran impresión una foto con muchísimos timbrados (por lo menos 12, ver foto 2) en la que se puede ver la solicitud de permiso para celebrar la misa de Navidad en la parroquia de Taihu, Wuxi, en Jiangsu. La parroquia es una iglesia oficial inscripta. Pero para tener la misa de Navidad, ¡tuvo que pedir y recibir permiso de ocho oficinas diferentes del gobierno!

Hace pocos días, AsiaNews presentó el testimonio de un sacerdote de la comunidad oficial, quien afirmó que las medidas del régimen parecen querer borrar la alegría de la Navidad. “Sin embargo - concluye uno de los testimonios que ofrecemos a continuación - el nacimiento del Mesías es fuente de consuelo y alegría para nosotros”.

 

Padre Juan (China del Norte)

Este año, la epidemia de Covid ha repercutido considerablemente en la organización de la misa de Navidad. Estoy a cargo de dos parroquias que están relativamente lejos una de otra. Una de ellas está en un pueblo donde no todas las familias son cristianas. El año que se inauguró la iglesia, los vecinos nos denunciaron porque la misa de medianoche les molestaba. Por eso desde entonces celebramos temprano la misa de medianoche en esta parroquia, y después vamos a la otra. En la misa de Navidad las dos parroquias siempre están llenas de gente. Todos los años el Comité de la aldea donde se encuentra esta parroquia, por orden de los superiores, envía funcionarios para que revisen, tomen fotos y posteriormente redacten un informe. Este año no se permiten reuniones multitudinarias, por eso nos preguntaron con anticipación y sugirieron a los responsables de la parroquia (堂 区 会长) que sería mejor no celebrar misa por la noche, de lo contrario la iglesia podía ser clausurada. El responsable habló conmigo para cancelarla y celebrar sólo la misa en la víspera. Entonces, en esa parroquia celebramos dos misas en la víspera, durante el día. La otra parroquia sufre menos restricciones, pero de todos modos era necesario limitar el número de participantes, por lo que celebramos tres Misas de Nochebuena, en base al número aproximado de fieles de años anteriores. El segundo domingo de Adviento pedimos a todos que se inscribieran para la misa a la que querían asistir; a cada persona se le permitió participar en una sola. Los fieles son muy comprensivos con la organización de la parroquia y se inscribieron para la misa siguiendo las instrucciones. Aunque este año no fue tan solemne y animada como los anteriores, nada ha disminuido la paz y la salvación que trae consigo el nacimiento de Jesús. Además, como fue mayor el número de celebraciones, cambió el estilo de participación. En el pasado, muchos fieles venían sólo para asistir de manera pasiva; este año más fieles pudieron participar en el coro, en las lecturas y en la celebración, con una vivencia más profunda de participación. Este es quizás "el bien que Dios saca del mal".

 

Ana (China del Oeste)

Hace unos días, las autoridades religiosas anunciaron que, por razones de "seguridad", no estaba permitido celebrar la Vigilia de Navidad. El gobierno del condado y el Comité de la aldea nos comunicaron ayer que no podía haber actividades adicionales durante la Navidad. Les dije que lo haríamos como si fuera domingo. Para no crear conflicto con ellos, anticipamos la misa a la tarde [en la víspera] pidiendo que no trajeran a los niños. Pensamos que, como habían venido el día anterior,  los funcionarios ya no volverían y podríamos celebrar la fiesta en paz. Para muchos fieles, la misa de la tarde fue la primera oportunidad que tuvieron este año de asistir a la iglesia. El templo estaba casi lleno, todos usaban mascarilla y les habían tomado la temperatura. La noche anterior apenas pude dormir pidiendo al Señor que nos permitiera pasar la fiesta en paz. Pero cuando la ceremonia estaba a punto de terminar, apareció el director de la Oficina de Asuntos Religiosos. Nuestra parroquia es patrimonio cultural, así que, durante las celebraciones cierro la puerta de entrada para que los turistas no interrumpan. Esa tarde también cerré, evitando que ingresaran dos grupos de turistas y pidiéndoles que esperaran hasta el final de la celebración para visitar el templo. Cuando el director de la Oficina de Asuntos Religiosos llamó a la puerta, pensé que eran turistas y esperé unos minutos antes de abrir. Cuando lo hice, el director estaba furioso y me acusó de no querer dejarlo entrar. Le dije que debido a las medidas de prevención de la epidemia no había dejado que ingresaran turistas. Pero él seguía furioso y entró a la iglesia sin mascarilla. Le pedí que esperara que saliera el sacerdote, pero él insistió y empezó a decir que la distancia entre los fieles era de menos de un metro; que había demasiada gente; que mañana vendrían del municipio a hacer controles, a dar directivas sobre el número permitido de fieles, y que solo darían permiso para celebrar misa a la mañana temprano… Después salió nuestro párroco y él siguió insistiendo con lo mismo; dijo que le preocupaba que los altos funcionarios de la ciudad pudieran tener algo que decir. El sacerdote le respondió que si los jefes no tienen nada que decir, ¿pueden seguir llamándose jefes? Tal vez pensó que se refería a él personalmente y se fue, recomendando que redujeran el número de participantes, mantuvieran la distancia, prestaran atención a la protección, etc. En realidad todos sabemos que la epidemia se ha convertido en un excelente pretexto. Aparentemente, solo se sentirán felices cuando todas las iglesias estén vacías.

 

Agustín (China del Este)

La situación para nosotros no es muy diferente a la de años anteriores. Cada Navidad hay policías que vienen para mantener el orden, y aparentemente no se dan cuenta de nada. Pero un año, un joven sacerdote recién llegado, durante la procesión de la Vigilia quizás se desvió levemente del circuito autorizado, prolongando un poco la procesión. Fue captado por las cámara y tuvo que escribir una carta de autocrítica. Desde entonces no hicimos más procesiones.

 

Padre Wang (China del Norte)

Para prevenir la difusión de la epidemia, algunas de nuestras parroquias quedaron cerradas en Navidad y no hemos celebrado el rito públicamente. El obispo junto con los sacerdotes fueron a visitar a los fieles; Todos estos días recorrieron las parroquias donde no se celebraba la misa de Navidad, para llevar su consuelo y compañía. Estamos en una zona remota y para ir de una parroquia a otra hay que conducir entre 100 y 200 km por día.

 

Padre Agustín (China del Norte)

Este año la Navidad fue muy difícil para la parroquia donde presto servicio. Por un lado, todavía hay casos positivos esporádicos de Covid y nos preocupa la protección durante las celebraciones de Navidad. Por otro lado, nos preocupa que las autoridades se ensañen nuestra pequeña parroquia. Sin embargo, con la gracia de Dios, pudimos celebrar una Navidad tranquila en una casa privada, a pesar del ambiente muy restringido. Pero estamos muy satisfechos: muchos sacerdotes de nuestra diócesis no pudieron celebrar la Navidad; los fieles no pueden hacer nada más que quedarse en casa y rezar. Ya unos días antes de Navidad, algunas parroquias recibieron advertencias e intimidaciones de las autoridades, informándoles que estaban prohibidos los festejos. En otras partes la policía incluso se hizo presente para controlar los movimientos de la parroquia; algunos sacerdotes se vieron obligados a huir la noche de la Vigilia. Es una situación muy preocupante. Con la renovación del Acuerdo Sino-Vaticano no hemos ganado más espacio de supervivencia. Es más, las autoridades han abierto varios cursos para los sacerdotes de la Iglesia clandestina, para "lavarles el cerebro" o para amenazarlos con impedir su pastoral. Sin embargo, el nacimiento del Mesías es una fuente de consuelo y gozo para nosotros, es la fuerza que nos sostiene para defender los principios de la fe. ¡Que la luz rompa las tinieblas del mundo, que la paz de Cristo esté con todos nosotros, les deseo una Santa Navidad, ¡que la gracia del Señor esté siempre con ustedes!

 

Padre Santiago (China del Este)

El 21 de diciembre, invité a dos monjas a ayudar en mi parroquia para Navidad. Cuando llegaron organizaron ensayos para actividades navideñas, cantos y la decoración de la parroquia. Unos días antes celebré confesiones a los fieles del pueblo. El día 24 por la tarde vinieron a participar de la solemnidad los fieles del otro pueblo y también los confesé a ellos. Entre las 6.30 y las 7.30 de la tarde del 24 se organizó una pequeña fiesta navideña que duró aproximadamente una hora, en la que los fieles hicieron algunas presentaciones como bailes y coros de dos voces, y las hermanas se disfrazaron de Papá Noel distribuyendo regalos a los fieles y organizaron un concurso de catecismo: los que dieron respuestas correctas recibieron un pequeño objeto sagrado como premio. A las 8 comenzó la ceremonia de bienvenida del Niño Jesús, con el grupo musical a la cabeza, luego los concelebrantes, el celebrante principal, el Niño, el coro, y los fieles. Todos juntos formando una procesión recorrimos el pueblo cantando. Cuando llegamos a la iglesia, el sacerdote colocó al Niño en el pesebre y llevó a cabo la ceremonia de bendición del pesebre y el árbol. Luego comenzó la misa de Nochebuena (en años anteriores era a las 11 de la noche, pero  este año se adelantó la ceremonia). Todos los fieles llevaban mascarillas, manteniéndose a un metro de distancia uno del otro durante la misa. A las 5.30 de la mañana del día 25, celebramos la Misa de la Aurora; a las 9 de la mañana la del Día, al final de la cual se administra la unción a los fieles ancianos y enfermos. A las 2 de la tarde llegué a la otra parroquia para confesar, celebrar la misa y la unción de los ancianos o enfermos. ¡Gracias a Dios, todo se vivió en paz!

 

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