Cebú: las Salesianas de Don Bosco acuden en ayuda de las víctimas del tifón Kalmaegi
La Iglesia católica está al frente de las operaciones de socorro a la población afectada por Tino, que ha causado más de 90 muertos y 400.000 desplazados. Casi 400 personas han sido acogidas en las aulas de la escuela María Auxiliadora. El arzobispo ha ordenado la apertura de las iglesias para ofrecer refugio. Más de 20 mil institutos han suspendido las clases.
Manila (AsiaNews) - La Iglesia católica filipina está al frente de las operaciones de ayuda y rescate a las poblaciones afectadas por el paso del tifón Kalmaegi (Tino en lengua local), con su carga de muerte y destrucción. En estas horas, de hecho, las Hermanas Salesianas de Don Bosco se están esforzando por aliviar a los habitantes de las regiones centrales y meridionales del archipiélago, entre las más castigadas por los fuertes vientos y las intensas lluvias que se abatieron entre el 3 y el 4 de noviembre. Las religiosas, antes conocidas como Hijas de María Auxiliadora, con sede en Cebú, en el centro de Filipinas, abrieron inmediatamente las puertas de la escuela María Auxiliadora para dar refugio a las familias desplazadas por la tormenta, además de esforzarse por ayudar a quienes se encuentran en situación de emergencia.
En estas horas, el número de víctimas del tifón Kalmaegi, que azotó con especial fuerza la provincia de Cebú, la más afectada, ha ascendido a más de 90. Las inundaciones, descritas como sin precedentes por los lugareños y los expertos, han invadido la ciudad arrastrando coches, camiones e incluso enormes contenedores cargados de mercancías. En la zona se contabilizan al menos 76 muertos, mientras que habría al menos 17 fallecidos en otras provincias del archipiélago, en un balance que parece destinado a seguir aumentando. En total, casi 400 000 personas han sido evacuadas de forma preventiva de la trayectoria del tifón.
Fuentes cercanas a las religiosas afirman que al menos 352 personas han encontrado refugio en las aulas del instituto destinadas a la acogida. Con calidez y compasión, continúa el testimonio, les han proporcionado comida procedente de las ofrendas recogidas durante las numerosas misas celebradas en el interior de la escuela, además de un lugar seguro donde poder descansar. «Los edificios escolares —afirma la fuente— se han transformado en alojamientos temporales para ellos». En un clima de miedo e incertidumbre, la presencia de las religiosas se ha convertido en «un faro de esperanza», demostrando que incluso en las tormentas más violentas de la vida «el amor y la generosidad pueden llevar luz a todos».
Además, el arzobispo de Cebú, Mons. Alberto Sy Uy, ordenó a todas las parroquias que abrieran las iglesias y las instituciones gestionadas por la Iglesia católica para que las personas pudieran refugiarse en ellas y encontrar así amparo de la lluvia y los fuertes vientos provocados por el tifón. «Como arzobispo de Cebú, he ordenado a todos los sacerdotes —subrayó el prelado— que abran las iglesias de la archidiócesis como refugios para quienes buscan cobijo durante la tormenta». «Les ruego que se mantengan a salvo —advirtió a los fieles— y que recuerden a todos en sus oraciones».
La Iglesia ha puesto en marcha todos los recursos a su alcance, aunque hay que recordar que no todas las iglesias y parroquias estaban disponibles para acoger a los desplazados, ya que parte de los edificios resultaron dañados en el reciente terremoto y, por lo tanto, son inutilizables. Por último, el prelado exhortó a los católicos, sacerdotes, monjas y voluntarios a «apoyarse mutuamente en estos momentos difíciles».
Las oficinas locales de Cáritas y otras organizaciones no gubernamentales vinculadas a la Iglesia y ajenas a ella, junto con las agencias gubernamentales, se han movilizado en masa para proporcionar ayuda inmediata a las comunidades afectadas. A fecha de 5 de noviembre, el Consejo Nacional de Reducción y Gestión del Riesgo de Desastres (NDRRMC) declaró que al menos 66 personas habían fallecido a causa del tifón y que el número podría aumentar aún más a medida que avanzaran las operaciones de búsqueda y rescate. Otras agencias independientes hablan de más de 90 muertos y una cifra que seguirá aumentando.
«Algunas de las víctimas quedaron sepultadas por el agua y el lodo, otras fueron golpeadas por la caída de objetos pesados levantados por el fuerte viento y muchas otras se ahogaron», informó Joel Erestain, director regional de la Oficina de Protección Civil (Ocd) de la Región VII. Además de la pérdida de vidas humanas, el tifón ha causado daños o destrucción significativos en propiedades públicas y privadas. El Departamento de Educación ha declarado que más de 20 600 escuelas de todo el archipiélago han suspendido las clases debido al tifón, que también ha afectado a varias zonas de Visayas y Mindanao y ha provocado fuertes lluvias en Palawan.
17/10/2022 15:46



