Papa en el Jubileo de las Cárceles: ‘Que nadie se pierda’
Ante 6.000 detenidos, familiares y personal penitenciario de todo el mundo, el Pontífice invitó una vez más a todos los países a decretar una amnistía por el Año Santo.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – “¡Que nadie se pierda! ¡Que todos se salven! Esto es lo que quiere nuestro Dios, este es su Reino, este es el objetivo de su acción en el mundo”, dijo el papa León XIV en el mensaje de esta mañana en la basílica de San Pedro al presidir el Jubileo dedicado al mundo de las cárceles, el último gran evento del calendario de actividades del Año Santo. Y recordó el gesto del papa Francisco el 26 de diciembre del año pasado, cuando abrió la primera Puerta Santa en la cárcel romana de Rebibbia, después de hacerlo en la basílica de San Pedro.
Desde el viernes han llegado a Roma, procedentes de 90 países, cerca de 6.000 peregrinos vinculados a este mundo de diferentes maneras: presos, familiares, personal penitenciario, agentes de policía y de la administración penitenciaria. De Asia, los grupos más significativos llegaron de Indonesia, Filipinas y Taiwán. León XIV vivió junto a ellos la celebración eucarística del domingo del “Gaudete”, que, con el color rosa de los ornamentos litúrgicos, recuerda la dimensión luminosa de la espera de la venida de Jesús: la confianza de que algo hermoso, algo alegre está a punto de suceder.
Posteriormente, en el Ángelus, el Papa recordó también que la liturgia confía este mensaje de esperanza a Juan el Bautista, que se encuentra en la cárcel: “Él no pierde la esperanza, convirtiéndose para nosotros en un signo de que la profecía, aunque esté encadenada, sigue siendo una voz libre en busca de la verdad y la justicia”. En la homilía de la Misa, Prevost había recordado las palabras de su predecesor, quien hace casi un año, precisamente desde Rebibbia, exhortaba a “ser, con corazón generoso, agentes de justicia y caridad en los ambientes en los que vivimos”. “A medida que se acerca la conclusión del Año Jubilar – comentó con franqueza León XIV – debemos reconocer que, a pesar del compromiso de muchos, también en el mundo penitenciario queda aún mucho por hacer en este sentido. Son muchos los que aún no comprenden que hay que levantarse de toda caída, que ningún ser humano coincide con lo que ha hecho y que la justicia es siempre un proceso de reparación y reconciliación”.
“Sin embargo, cuando se conservan, incluso en condiciones difíciles, la belleza de los sentimientos, la sensibilidad, la atención a las necesidades de los demás, el respeto, la capacidad de misericordia y perdón – agregó – entonces, del duro terreno del sufrimiento y el pecado brotan flores maravillosas e incluso entre los muros de las prisiones maduran gestos, proyectos y encuentros extraordinarios en su humanidad. Se trata de un trabajo sobre los propios sentimientos y pensamientos, necesario para las personas privadas de libertad, pero antes aún para quienes tienen la gran responsabilidad de representar ante ellos y para ellos la justicia. El Jubileo es una llamada a la conversión y, precisamente por eso, es motivo de esperanza y alegría”.
En este contexto, León XIV recordó que en la bula de convocatoria del Jubileo “Spes non confundit” el Papa Francisco también deseaba “formas de amnistía o de condonación de la pena orientadas a ayudar a las personas para que recuperen la confianza en sí mismas y en la sociedad”. “Confío en que en muchos países se dé cumplimiento a su deseo”, comentó.
Los problemas que afrontar en la cárcel son muchos. “Pensemos en el hacinamiento, en el compromiso aún insuficiente para garantizar programas educativos estables de recuperación y oportunidades de trabajo – enumeró Prevost –. Y no olvidemos, a nivel más personal, el peso del pasado, las heridas que hay que curar en el cuerpo y en el corazón, las desilusiones, la infinita paciencia que se necesita, consigo mismo y con los demás, cuando se emprenden caminos de conversión, y la tentación de rendirse o de no perdonar más. Sin embargo, el Señor, más allá de todo, sigue repitiéndonos que sólo hay una cosa importante: que nadie se pierda (cf. Jn 6,39) y «que todos se salven» (1 Tm 2,4)”.
Un signo importante en este sentido se pudo ver de cerca en la misma celebración jubilar: las hostias utilizadas para la Misa fueron donadas por la Fundación Casa del Espíritu y de las Artes a través del proyecto «El sentido del Pan», que desde 2016 involucra cada año a más de 300 detenidos en la producción de las partículas destinadas a más de 15.000 iglesias de todo el mundo.
10/05/2025 14:10
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