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ISRAEL-RUSIA-UCRANIA
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Con la 'ley de retorno' entraron en Israel 75 mil personas provenientes de la ex zona soviética

de Vladimir Rozanskij

Auge de inmigrantes judíos provenientes de Ucrania, Rusia y Bielorrusia como consecuencia de la guerra. El gobierno israelí adopta procedimientos especiales para agilizar los trámites. Los sionistas ultraortodoxos y religiosos presionan para cerrar las puertas a aquellos que no profesan verdaderamente el judaísmo.

 

Moscú (AsiaNews)- Según cifras oficiales del gobierno, la “repatriación” a Israel de personas de raíces judías provenientes de Rusia, Ucrania y Bielorrusia  llegó a unas 75.000 personas en 2022, con cifras que varían según los organismos involucrados. Esto fue posible gracias al programa de "repatriación de emergencia", introducido inmediatamente después del comienzo de la invasión rusa de Ucrania, que simplificó los trámites de la "ley de retorno" y permitió llegar al país con visa de turistas y sin la habitual solicitud oficial de los consulados del lugar de partida.

De esa manera se podía obtener la ciudadanía israelí en tres días, pero el enorme flujo de llegadas de todos modos comenzó a demorar los trámites y en el otoño la espera para obtener el pasaporte era de varias semanas. Desde el 15 de abril de este año el programa está cerrado para los ciudadanos de Rusia y Bielorrusia, pero sigue vigente para los ucranianos. Los rusos y bielorrusos que llegaron antes de esa fecha deben obtener los documentos antes del 15 de junio. Los demás deberán seguir el procedimiento normal, que se remonta a 1950.

La ley de repatriación se completó en 1970 con un listado de categorías de extranjeros con derecho a ser recibidos en Israel por su vinculación con la diáspora judía en el mundo, a los que se atribuye la “repatriación” y no la simple naturalización de un inmigrante extranjero. Los repatriados no están obligados a vivir algunos años en el país, como otros inmigrantes, sino que pueden ir a donde quieran una vez que obtienen el pasaporte. En los años setenta esto había permitido un gran éxodo de personas más o menos atribuibles a la diáspora judía de la Unión Soviética, entre otras cosas porque el ateísmo no era una objeción para la repatriación a diferencia de la pertenencia a una religión diferente, sobre todo el cristianismo y el islam.

La asistencia, incluida la ayuda económica, para la repatriación desde los países de la ex Unión Soviética está tradicionalmente a cargo de la "Agencia Judía para Israel", también conocida como Sojnut. En 2022 el Ministerio de Justicia ruso había solicitado el cierre de Sojnut en Rusia, sometida a fuertes presiones y continuos controles, y el trabajo se transfirió a otra agencia, Marom, estrechamente vinculada a Sojnut. La alternativa era precisamente un viaje turístico que se transformaba en repatriación, considerando que rusos y bielorrusos gozan del derecho a permanecer en Israel durante tres meses sin ninguna visa, y después presentaban una solicitud que debía resolverse en un plazo de seis meses.

Estos cambios de procedimiento en el año de la guerra también estuvieron influidos por los cambios relacionados con las elecciones anticipadas en Israel. Benjamin Netanyahu volvió a la conducción del país en una coalición con los ultraortodoxos y los sionistas religiosos, que obtuvieron más votos que en todas las consultas anteriores. Esto también tuvo consecuencias en el tema de la repatriación, porque los grupos más radicales se lamentan de que las aperturas “han provocado una avalancha de goyim [infieles] en Israel”, como dijo uno de sus dirigentes, Avi Maoz, líder del partido Noam.

Los judíos ortodoxos piden que la ciudadanía se otorgue únicamente a los descendientes de madres judías que profesen abiertamente la religión judía. A esto se suma la "prohibición de los nietos", evitando así los descendientes mixtos y no estrictamente judíos. A eso se debe la prohibición para los rusos y bielorrusos mientras se mantiene la apertura para los ucranianos, lo que permite coincidir con las posiciones occidentales en relación con la guerra, sobre la que también hay varias ambigüedades en Israel.

Un punto especialmente discutido es lo que en hebreo/ruso se llama Darkonnaja Alija, la "repatriación por el pasaporte", cuando el receptor utiliza el documento solo para ir a otra parte, sobre todo a Europa, donde puede viajar sin ningún visado. Esta práctica no es bien vista por los ciudadanos que viven en Israel, porque estas personas también disfrutan del dinero público que ofrece el “Fondo de Repatriación” para ayudarlos a adaptarse a la vida en el país, cuando en realidad no tienen intenciones de quedarse. La ola de repatriaciones provocada por la guerra de Ucrania no parece aportar ningún beneficio para Israel y está previsto que finalice antes de fin de año.

 

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