30/08/2023, 14.32
MONGOLIA
Enviar a un amigo

'El Papa con nosotros en Ulan Bator, el sueño de Mons. Padilla y Juan Pablo II se hace realidad'

de Hna. Nirmala Rani

Desde la capital de Mongolia el testimonio de la hermana Nirmala Rani, misionera india que trabaja en el país desde hace 21 años. "Ya en 2003 se había planteado la posibilidad de un viaje, pero las condiciones de salud de Juan Pablo II obligaron a suspenderlo. Mongolia también está cambiando y la Iglesia trata de asumir el desafío de los jóvenes. ¿Qué esperamos de estos días? Una fuerte experiencia de encuentro con Dios".

 

Ulán Bator (AsiaNews)- Es una vigilia histórica para la pequeñísima comunidad católica de Mongolia, que se prepara para recibir al Papa Francisco la mañana del 1 de septiembre. Desde Ulan Bator publicamos el testimonio de la hermana Nirmala Rani, misionera india de Tamil Nadu que trabaja como misionera en este país fronterizo desde hace 21 años.

Me llamo hermana Nirmala Rani, soy misionera de las Hermanas del Inmaculado Corazón de María (ICM) y desde hace 21 años estoy en Mongolia sirviendo a la Iglesia Católica con alegría y dedicación. Seguramente en estos días se oirá hablar a menudo de Mongolia porque el Santo Padre Francisco comienza mañana su viaje apostólico a esta tierra desconocida, sin salida al mar, que limita al norte con Rusia y al sur con China.

Los mongoles, con su cultura nómada y sus creencias religiosas budistas y chamánicas, poco a poco se están encontrando con el cristianismo. La Iglesia Católica comenzó su trabajo misionero con la llegada de los padres de la Congregación del Inmaculado Corazón de María en 1992. Ya en 2003 nuestro querido y difunto obispo Wenceslao Padilla había planeado una visita de Juan Pablo II, pero tuvo que cancelarse debido al deterioro de la salud del Papa. Ahora, después de 20 años, estamos felices de dar la bienvenida al Papa Francisco.

Qué alegría para nuestro pequeño rebaño celebrar la presencia de Su Santidad. ¿Pueden imaginarlo? El obispo 266 de Roma y cabeza de todo el mundo católico decide venir a visitar nuestra pequeña Iglesia, que en  los papeles apenas cuenta con 1.500 bautizados.

Como misionera que trabaja con los jóvenes, sobre todo en la formación católica en la parroquia de la catedral de los Santos Pedro y Pablo, sentí vibrar el entusiasmo por esta visita en los pasillos de nuestras oficinas parroquiales y en los encuentros con los fieles. Una chica me preguntó asombrada: "¿Qué nos puede ofrecer este pontífice?". Y sin dudarlo respondí: “Una experiencia de Dios”. De hecho, este es el deseo de muchos de nuestros fieles: que el viaje apostólico del Papa Francisco nos traiga una experiencia de encuentro con Dios.

Es una oportunidad de oro para nosotros, un tiempo de gracia para los fieles de Mongolia, para que, con profunda gratitud, nos pongamos delante de Dios en oración y le pidamos al Señor que nos guíe en sus caminos para este importante evento. Nuestro cardenal Giorgio Marengo invitó a los fieles a orar a nuestra celestial Madre de Mongolia para que interceda por nosotros, mientras esperamos con fe y paciencia esta experiencia de comunión eclesial.

Llegué a Mongolia en 2002 y, en la comisión juvenil de la prefectura y en la parroquia de los santos Pedro y Pablo, he experimentado la alegría y la belleza de trabajar con jóvenes. El mundo aquí también está cambiando rápidamente. Nuestra sociedad actual es completamente diferente de la que había cuando llegué hace dos décadas. Los principales problemas que hoy vemos entre los jóvenes de Mongolia son la pobreza y el desempleo, el abuso del alcohol y las drogas, las familias monoparentales, la inseguridad en la fe, el divorcio y el uso inadecuado de la tecnología. La Iglesia organiza muchos programas de formación a través de las parroquias y la Comisión juvenil para educar a nuestros jóvenes sobre el sentido de la vida.

La visita del Papa hace nacer en sus corazones el deseo de verlo en persona para crecer en su camino espiritual. Son nuestros jóvenes los que hoy forman familias cristianas y acercan a sus hijos a la fe. Y es un camino difícil, porque muchos tienen raíces budistas. Durante el Covid-19 suspendimos todas nuestras actividades porque las iglesias estaban oficialmente cerradas, pero las misas en internet ayudaron a los fieles a continuar su camino de fe y el mayor desafío fue administrar los sacramentos.

Cuando llegué aquí, la iglesia era muy pequeña; ahora, después de 21 años, veo un gran crecimiento en la vida de las comunidades y de los fieles. Muchas personas han abrazado la fe en Jesús. La enseñanza de la catequesis es exigente y no ha sido fácil hacerles comprender los dogmas y las doctrinas. Sin embargo, veo a un Dios vivo en medio de esta gente. Dios ya estaba presente incluso antes de que yo tocara suelo mongol. En este recorrido misionero, una realidad que atesoro es el camino que realizo desde hace 15 años con niños con dificultades mentales en el centro ICM Rainbow. Allí encontré a un Dios que sufre en silencio. Las palabras de Jesús en la cruz "Tengo sed" son un llamado que todos los días resuena en mi corazón para responder a sus necesidades no expresadas.

Estoy feliz de servir al pueblo de Mongolia porque Dios me ha enviado como misionera a la tierra del cielo azul para ser testigo suyo hasta el final de mi vida.

* misionera de las Hermanas del Inmaculado Corazón de María en Ulan Bator

(con la colaboración de Nirmala Carvalho)

 

TAGs
Enviar a un amigo
Vista para imprimir
CLOSE X
Ver también
Entre pastores, mujeres y niños, la creatividad de la caridad de la Iglesia en Mongolia
31/08/2023 16:27
Ukhnaa Khurelsukh es el nuevo presidente de Mongolia
10/06/2021 10:33
Hoy se elige al nuevo presidente de Mongolia
09/06/2021 11:20
Mongolia y el rostro misionero de la Iglesia coreana
20/08/2023 09:30
Ulán Bator: protestas en la sede del gobierno por el robo de fondos públicos
06/12/2022 12:34


Newsletter

Suscríbase a la newsletter de Asia News o cambie sus preferencias

Regístrese
“L’Asia: ecco il nostro comune compito per il terzo millennio!” - Giovanni Paolo II, da “Alzatevi, andiamo”