Falleció a los 91 años Mons. Pei, obispo clandestino heredero de los trapenses de Hebei
Tras cumplir una condena en la cárcel por su negativa a incorporarse al Partido, fue coadjutor de Mons. Li en Luoyang antes de retirarse a su aldea en 2011. Algunos católicos locales recuerdan a AsiaNews sus palabras: "En China, mantener una fe pura conduce inevitablemente a la persecución. Pero si sufrimos para dar testimonio de Dios, de todos modos es una bendición".
Milán (AsiaNews) - El 6 de septiembre falleció en China, a los 91 años, Mons. Placidus Pei Ronggui, obispo clandestino de la diócesis católica de Luoyang. Originario de Hebei, era un monje trapense. Recién pudo ser ordenado sacerdote en 1981, cuando terminó la Revolución Cultural y ya tenía 48 años. De todos modos, fue encarcelado varias veces después de 1989, por un período total de cuatro años, debido a su negativa a incorporarse a los organismos oficiales de la Iglesia en China, controlados por el Partido Comunista.
Su ingreso a la experiencia monástica trapense fue un hecho sumamente significativo. Antes del ascenso de Mao en la provincia de Hebei había dos abadías trapenses. La primera era la de Nuestra Señora de la Consolación en Yangchiaping, en la actual Zhangjiakou, que fue destruida en 1947 por las milicias comunistas. La segunda era la de Nuestra Señora de la Alegría en Chengting, en la actual Zhengding, donde los monjes se vieron obligados a huir cuando treinta y tres de ellos fueron asesinados. Tras muchas vicisitudes fueron recibidos en Hong Kong, donde el entonces obispo Mons. Enrico Valtorta, misionero del PIME, los ayudó a reabrir en los años cincuenta el monasterio de Nuestra Señora de la Alegría en Thai Shui Hang, en los llamados Nuevos Territorios de Hong Kong.
Con esta dramática historia, que había conocido cuando era niño, se relacionaba Mons. Pei, que con el consentimiento de la Santa Sede fue ordenado en 2001 por Mons. Peter Li Hongye - otro prelado que pagó con la cárcel su fidelidad a la Iglesia - como su obispo coadjutor de la diócesis clandestina de Luoyang, en la vecina provincia de Henan. Sin embargo, cuando Mons. Li murió repentinamente de un infarto en 2011 durante la Vigilia Pascual, Mons. Pei se retiró y volvió a su aldea de Hebei, donde vivía en una habitación que él mismo transformó en capilla para ejercer su ministerio sacerdotal.
En una investigación sobre las comunidades católicas clandestinas en China que se llevó a cabo en 2016, cuando ya se hablaba de un posible acuerdo entre Beijing y la Santa Sede sobre el nombramiento de obispos, la agencia Reuters lo entrevistó en Hebei, en la sencilla habitación donde confesaba a los fieles. "No puede existir una Iglesia independiente en China - dijo a los periodistas - porque eso es contrario a los principios de la Iglesia católica. Es el gobierno chino el que debe cambiar; si no cambian, el Papa nunca podrá estar de acuerdo con ellos".
Con motivo de la muerte de Mons. Pei, fuentes de las comunidades católicas clandestinas en China contaron a AsiaNews: "Una vez nos dijo: 'En China, seguir el camino correcto creyendo en Dios y manteniendo una fe pura conduce inevitablemente a la persecución. Pero si sufrimos un poco para dar testimonio de Dios, todo eso sigue siendo una bendición'. Rezamos por el alma del obispo Pei y nos encomendamos a su intercesión".
En la foto: una imagen de Mons. Pei tomada por la agencia Reuters durante su investigación de 2016 sobre las comunidades católicas clandestinas.
13/06/2018 12:42
20/10/2021 15:30