10/04/2022, 17.24
ECCLESIA IN ASIA
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Filipinas, Semana Santa y Ramadán: el diálogo de Silsilah

de Silsilah Dialogue Movement

Este año, el mes sagrado de los musulmanes se entrelaza con la celebración de la Pascua de las Iglesias cristianas. Desde la isla de Mindanao, el mensaje del movimiento que desde 1984 procura el diálogo islámico-cristiano en un contexto gravemente marcado por la violencia: "El verdadero diálogo nace del respeto de las diferencias entre nosotros".

Zamboanga (AsiaNews) - Este año, el tiempo del Ramadán -el mes sagrado para los musulmanes, que comenzó la semana pasada- se entrelaza con las celebraciones cristianas de la Pascua. Y es precisamente "compartir alegrías y penas" el tema del mensaje que el Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso envió al mundo islámico. -como todos los años- con motivo del Ramadán y de la fiesta de Eid al-Fitr que cerrará este período a principios de mayo.

"Compartir no se limita a los bienes materiales, sino que es sobre todo compartir las alegrías y las penas mutuas que forman parte de toda vida humana", escriben el presidente del Consejo Pontificio, el cardenal Miguel Ángel Ayuso Guixot, y su secretario, monseñor Indunil Kodithuwakku Janakaratne Kankanamalage. “También hay una alegría especial para los creyentes: la celebración de las principales fiestas religiosas. Cuando visitamos a nuestros amigos y vecinos de otras religiones o los felicitamos en estas ocasiones, compartimos su alegría por la celebración de su fiesta sin tener que hacer nuestra la dimensión religiosa de la ocasión celebrada. Nuestra esperanza, queridos hermanos y hermanas musulmanes, es que sigamos compartiendo las alegrías y las penas de nuestros vecinos y amigos, porque el amor de Dios abarca a todas las personas y al universo entero".  

En este espíritu se enmarca la reflexión que publicamos a continuación, difundida por Silsilah con motivo del Ramadán. Silsilah es un movimiento para el diálogo islámico-cristiano, fundado en 1984 por el P. Sebastiano D'Ambra, misionero del PIME, en el delicado contexto de la isla filipina de Mindanao. Un contexto en el que las tensiones entre las comunidades religiosas y el radicalismo islámico son como una herida abierta. Sin embargo, desde hace casi cuarenta años, Silsilah sigue sembrando en la vida cotidiana palabras y gestos concretos de encuentro entre cristianos y musulmanes.

 

Este año, el mes de Ramadán coincide con la campaña electoral en Filipinas y con el alarmante tiempo de guerra en Ucrania y otras partes del mundo.

El Ramadán es un periodo especial de ayuno para un camino de purificación. Conlleva  ciertas obligaciones como abstenerse de comer y beber durante el día, la oración y la caridad.  En efecto, es una gran lección para que todos nosotros dediquemos más tiempo a un camino de purificación que en el Islam se identifica como la "gran yihad" (la lucha interior y la purificación del corazón).

Juntos, pues formamos parte de la misma familia humana, se nos llama a responder a los signos de los tiempos que nos invitan a superar las divisiones y los conflictos construidos a lo largo de los siglos. Hoy se nos llama a respetarnos unos a otros aunque pertenezcamos a religiones y culturas diferentes.

Hay una tendencia a construir el diálogo y la paz sobre la base de las similitudes, especialmente entre cristianos y musulmanes. Sí, tenemos algo en común, pero el verdadero diálogo también se basa en el respeto a las diferencias y en la promoción de nuestra fe mediante el testimonio de vida, respetando la fe de los demás. Algunos tratan de ignorar las diferencias y procuran crear confusión en los que no conocen las diferencias entre las dos religiones, y así convertir a los miembros de una religión a la otra. 

Es hora de que todos profundicemos en nuestra fe, comprendamos nuestra identidad y amemos nuestra fe, respetando al mismo tiempo la fe de los demás.  De esta manera, se nos llama a interiorizar más lo esencial de nuestra fe y a estar abiertos al diálogo aceptando las diferencias. Este es el verdadero diálogo que promueve Silsilah.

Pionero del diálogo en Mindanao y en Filipinas, Silsilah se ha dedicado a esta misión desde 1984 y nos alegramos por los numerosos grupos e instituciones que vemos surgir, comprometidos con el diálogo, la armonía y la paz. Ante la creciente necesidad de diálogo, juntos promovemos iniciativas de paz. En este contexto, seguimos construyendo juntos una Cultura del Diálogo basada en sus cuatro pilares: Diálogo con Dios, Diálogo con uno mismo, Diálogo con los demás y Diálogo con la Creación.

Para nosotros, este camino de diálogo debe ser un itinerario de espiritualidad que nos llame a seguir y vivir nuestra fe. Guiados por este espíritu, tratamos de invitar a muchas personas a considerar la importancia de la cultura del diálogo que debe alcanzar el nivel de la espiritualidad para arribar juntos a una visión de paz.

Poco a poco, en muchos ámbitos de la educación y la sociedad, está creciendo la necesidad de espiritualidad y esto nos alegra. Con esta visión del camino espiritual seguimos invitando a todos a construir la "Fraternidad Humana". Sobre este fundamento podemos edificar una base más sólida para cualquier esfuerzo de paz e iniciativa por el bien común.  En efecto, "la paz del corazón es el corazón de la paz".

Este es nuestro deseo para la Ummah musulmana en este tiempo de Ramadán. También esperamos que los musulmanes se levanten y alcen la voz contra quienes utilizan el Islam para sus intereses personales. Esto ayudará a crear un mejor espíritu de amistad y confianza. No podemos permitir que sigan perpetrándose actos de terrorismo y violencia en nombre de la religión.  Siempre existe esta tentación, incluso para otras religiones hoy en día. Los católicos han pasado por esta etapa en el pasado.

En este periodo del Ramadán, las iniciativas de solidaridad entre cristianos y musulmanes en Filipinas y otras partes del mundo, consisten en numerosas formas de compartir la amistad y la solidaridad. Este es un buen signo de esperanza.

Por nuestra parte, desde Silsilah Dialogue Movement, estamos promoviendo distintas iniciativas en Mindanao, en la zona de Manila y en otros grupos e instituciones. 

Que el Dios de la paz nos inspire a todos a ver los rostros de los demás como nuestros hermanos y hermanas. Esto también es posible reafirmando nuestra identidad religiosa y permaneciendo comprometidos con nuestra fe.  Deseamos que todos vivamos y demos testimonio de nuestra fe como cristianos, musulmanes o seguidores de otras religiones y que seamos signos de esperanza en la sociedad de hoy.

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