Kuala Lumpur investiga una secta religiosa surcoreana
Un post en Facebook de un muftí ha llamado la atención sobre las relaciones entre el grupo y figuras influyentes de la sociedad y la política local. El ministro del Interior considera que no representa una amenaza, aunque la policía está monitoreando la situación. La delicada cuestión de equilibrar vigilancia y garantías para la libertad religiosa en Malasia.
La policía mantiene bajo vigilancia las actividades de un grupo religioso surcoreano que estaría vinculado a varias figuras influyentes de Malasia. Según declaraciones del ministro del Interior, Saifuddin Nasution Ismail, la organización no representa actualmente una amenaza para la seguridad nacional, pero el Departamento especial mantiene bajo observación al grupo, que algunos observadores han descrito como una “secta”, tras haber recibido informes sobre su estructura, actividades e implicación a nivel local.
El caso salió a la luz pública cuando el muftí de Perlis, Mohd Asri Zainul Abidin, afirmó en un post en Facebook que varios parlamentarios musulmanes y destacadas figuras políticas estaban relacionados con el grupo. Asri sostuvo que la organización usa “el nombre de Jesús para hacer afirmaciones extrañas y desviadas”. También dijo que en los últimos años han circulado ampliamente fotografías de diputados junto a miembros del grupo durante eventos en diversas partes del país. El asunto también ha provocado revuelo debido a los casos judiciales que en Japón y Corea del Sur han planteado las relaciones entre personajes políticos y movimientos religiosos, como la Iglesia de la Unificación fundada por el reverendo Moon.
En respuesta a las acusaciones, Saifuddin invitó a Asri a proporcionar a la policía toda la información que posea para facilitar una investigación formal. El ministro comunicó que la policía mantiene bajo observación las actividades del grupo, que se desarrollan en diversas formas y contextos. “Esto podría explicar por qué algunas figuras políticas locales están implicadas, ya que a primera vista las actividades parecen benignas”, dijo. Añadió que el Departamento Especial dispone de una unidad dedicada al seguimiento de grupos e individuos cuyas actividades podrían socavar el orden público, la armonía religiosa o la seguridad nacional.
El pasado 1 de julio la diócesis de Malaca-Johor había difundido una carta pastoral que advertía a los católicos de la diócesis sobre las actividades de la secta Shincheonji Church of Jesus. La carta afirma que el grupo es conocido por engañar a los cristianos por medio de falsos estudios bíblicos, ocultándose tras nombres como Salt & Light, New Heaven, Bible Study Word y Spirit Bible Study.
Malasia tiene una larga y delicada historia de sectas y movimientos desviados, especialmente del tipo de los que mezclan enseñanzas religiosas con influencia política o tendencias militantes.
Uno de los más conocidos es Al-Arqam, un movimiento musulmán fundado en los años setenta que adquirió una amplia influencia a través de empresas comerciales, comunidades religiosas y redes sociales. Aunque inicialmente tolerado, Al-Arqam fue prohibido en 1994 cuando las autoridades religiosas declararon que sus enseñanzas eran desviadas y el gobierno expresó su preocupación por sus estructuras de poder paralelas y el control ideológico sobre sus miembros.
Otro caso fue el de Al-Maunah, un grupo militante que conmocionó al país en 2000 cuando sus miembros robaron armas de un campo militar en el Estado de Perak. El episodio concluyó con un violento enfrentamiento y puso en evidencia que una ideología religiosa extremista puede transformarse en una amenaza directa para la seguridad.
Los analistas de seguridad afirman que estos episodios del pasado explican por qué las autoridades se mantienen cautelosas incluso cuando los grupos parecen inicialmente “inofensivos”.
Saifuddin señaló que la vigilancia no equivale a la criminalización, y que las autoridades deben equilibrar la vigilancia con las libertades constitucionales. “En esta etapa no hay ningún indicio de que el grupo amenace la seguridad nacional –dijo–. Pero nuestra responsabilidad es garantizar una detección temprana, transparencia y capacitación”.
El caso también plantea cuestiones delicadas sobre la intersección entre religión y política, sobre todo cuando se presenta la situación de que representantes electos se asocian con movimientos religiosos cuyas enseñanzas son cuestionadas. Lo ocurrido también ha renovado el debate sobre cómo debería gestionar Malasia los movimientos religiosos no convencionales –en particular los de origen extranjero y con acceso a la política– antes de que se transformen en algo más peligroso.
17/12/2016 13:14
