La (lenta) recuperación del comercio entre Tayikistán y Kirguistán

de Vladimir Rozanskij

Dos meses después de la reapertura de la frontera, ambos países siguen esperando clientes transfronterizos en sus mercados de las zonas fronterizas. La desconfianza y el recelo mutuos se hacen sentir, pero tanto algunos comerciantes como las autoridades siguen convencidos de que habrá un repunte de la economía en poco tiempo

Dusambé (AsiaNews) - Dos meses después de la reapertura oficial de la frontera entre Tayikistán y Kirguistán, la población local espera la reactivación de los grandes mercados fronterizos, una antigua tradición popular incluso en la época soviética. Por el momento, en el mercado de Čorkukh, en la ciudad tayika de Isfar, no se ve a ningún cliente kirguís, y una situación similar se observa al otro lado de la frontera, en el mercado kirguís de Arka, dos lugares donde la vida siempre bullía de encuentros y comercio hasta el comienzo del conflicto entre ambos países.

De hecho, el bazar diario de Čorkukh no era sólo un punto de venta, sino un lugar donde los vecinos podían reunirse, intercambiar opiniones e información y apoyarse mutuamente. Todo se había paralizado con los primeros enfrentamientos fronterizos en 2021 y 2022, y durante años el terreno en disputa fue escenario de enfrentamientos muy dramáticos, con decenas de muertos y heridos en ambos bandos. La frontera quedó así cerrada, y las relaciones entre ambos países permanecieron en un estado permanente de hostilidad, incluso cuando no se producían enfrentamientos armados. Personas que habían convivido pacíficamente durante décadas, mezclando alegremente etnias y grupos de interés, se vieron separadas con una sensación de amputación y confinamiento, y ahora recuerdan con nostalgia los viejos tiempos, a la espera de que comience una nueva temporada de amistad.

Un comerciante de Čorkukh, Tilobaton Kurbonoda, habla a Radio Ozodi de la época en que recibía a clientes kirguisos todas las semanas, y «aunque ahora la frontera está abierta, la gente sigue teniendo miedo de cruzarla». Mavluda Kholikova, que trabaja en el mercado de Khistevarz, recuerda sus constantes viajes al Arka kirguís: «todos los días tejía chaquetas y abrigos, subía al autobús e iba a venderlos, la gente me recibía con agrado y nunca volvía con las manos vacías». Los habitantes de los dos países separados únicamente por la línea fronteriza, el Borborduk kirguís y el Khistevarz tayiko, sienten que aún les separa alguna barrera invisible; no se ha restablecido el paso en transporte público, los puestos de control siguen siendo muy estrictos, el clima sigue siendo en general de recelo y desconfianza mutua.

Otro comerciante, Usmonboj Saidakhmadov, se muestra optimista sobre el futuro: «Si Dios quiere, volveremos a trabajar juntos, superaremos todos los miedos, vivimos muy cerca los unos de los otros, y eso es lo más importante». Este sentimiento positivo también lo comparte Abdukhakim Rakhimov, del mercado de Khistevarz: «Tenemos que recuperar la amistad y el entendimiento mutuo, la vida sigue».

Las autoridades, por su parte, están convencidas que se producirá un repunte de la economía local en poco tiempo, como afirma el jefe de la administración regional tayika, Khokimbek Nakhatzoda: «ya en los cuatro primeros meses de 2025, la balanza comercial entre la región de Sogdi y las zonas vecinas de Kirguistán ha aumentado hasta los 2,4 millones de dólares, 28,3 veces más que en el mismo periodo del año pasado», cuando era prácticamente nula. Este crecimiento aún no es percibido por la población local, ya que afecta sobre todo a las transacciones al por mayor, mientras que el comercio al por menor necesita más el factor humano que los acuerdos oficiales de política y economía. Los ministros de transportes de los dos países siguen discutiendo el restablecimiento de las líneas de autobús entre Khudžand y Oš, Khudžand y Batken, Isfar y Batken, y también la línea ferroviaria Spitamen-Istiklol, que permitiría realmente reanudar la amistad entre tayikos y kirguises.