La Fundación Bless de Mumbai, un hogar para niños con VIH sin familia
Con motivo del Día Mundial contra el SIDA, que se celebra cada año el 1 de diciembre, la historia del pastor Reji Thomas, originario de Kerala, recuerda la emergencia de los niños indios seropositivos que a menudo son abandonados por sus familiares debido al estigma social. Hoy en día, su Fundación Bless, fundada en 2009, acoge a 28 menores, que aquí no solo han encontrado refugio, sino también la posibilidad de recibir tratamiento y continuar sus estudios.
Mumbai (AsiaNews) – Desde hace más de quince años, el pastor protestante Reji Thomas ha convertido su casa en Panvel, cerca de Navi Mumbai, en un refugio seguro para niños seropositivos abandonados. Su Fundación Bless acoge hoy a 28 menores afectados por el VIH. Todos viven bajo el mismo techo junto al pastor, su esposa Minnie y sus dos hijos, Justin y Jenny, de 27 y 26 años. « Somos una gran familia», cuenta Thomas, aunque todos los niños lo llaman «papá Reji».
La historia de Reji Thomas comienza en 1989, cuando dejó Kerala para trasladarse a Mumbai. Después de probar varios trabajos, decidió dedicarse a los estudios teológicos y comprometerse con el servicio social: ayudar a los niños de la calle, asistir a los enfermos abandonados y acompañarlos al hospital para que recibieran una atención digna.
La Fundación Bless nació tras un encuentro que le cambió la vida en 2008. En una visita al Hospital DY Patil conoció a una niña de 12 años, una huérfana nepalí gravemente enferma. «Estaba en los huesos, no le quedaban fuerzas. Tenía sida y se estaba muriendo», recuerda. La pequeña lo miró y le pidió un plato de fideos. Thomas le prometió que volvería. Al día siguiente llegó con comida, pero la niña había muerto durante la noche. Ese episodio le marcó profundamente y le hizo comprender que su misión sería ayudar a los niños seropositivos de la India.
Al año siguiente recibió una llamada desesperada de un centro para mujeres enfermas de sida que no tenía más espacio para acoger a cuatro niños. Ninguna institución estaba dispuesta a acogerlos, por lo que Thomas pensó en organizar un centro con un asistente. Pero cuando se supo que los niños eran seropositivos, nadie aceptó hacerse cargo de ellos. Fue entonces cuando decidió llevarlos a su casa: tres niños y una niña que cambiaron para siempre la vida de su familia.
Su esposa Minnie, enfermera, es el pilar de la Fundación Bless. Vela por la salud de los niños, controla que tomen regularmente las terapias antirretrovirales, cocina para todos y les ofrece apoyo emocional. Para ellos es simplemente «mummy», «mamá».
Según Thomas, los niños seropositivos siguen siendo hoy en día uno de los grupos más vulnerables de menores abandonados en la India. Muchos son huérfanos, otros son expulsados por familiares que temen el estigma social o el contagio. En la calle, además, son explotados, no tienen acceso a la atención médica y sufren discriminación.
Con la llegada de nuevos niños, la familia ha tenido que tomar algunas decisiones. Hoy en día, la Fundación Bless acoge principalmente a niños de entre 5 y 16 años. Los 28 menores acogidos, de entre cuatro y dieciocho años, asisten a la escuela. Una vez que alcancen la mayoría de edad, serán trasladados a otras estructuras o se les ayudará a encontrar un trabajo.
La mayoría de los niños que viven en casa de Reji Thomas han perdido a sus padres a causa del VIH. En algunos casos, las madres siguen vivas, pero son incapaces de cuidar de sus hijos. «A veces son los propios padres, en su lecho de muerte, quienes nos dejan a sus hijos», cuenta. Algunos menores llegan cuando la enfermedad está en fase avanzada, pero Thomas y Minnie logran reducir los síntomas con cuidados y asistencia. Su único temor es perder a un niño. Solo ha ocurrido una vez: «Noor tenía seis años. Era seropositivo y tenía tuberculosis. La infección se había extendido por todo el cuerpo», recuerda.
Hoy, tras tres décadas de trabajo, el pastor mira a sus hijos adoptivos con la misma responsabilidad que un padre. «Ser seropositivo no significa tener que vivir menos», comenta. «Pueden tener una vida normal, larga y plena. Con amor y cuidados, todo es posible. Me llaman 'Papá Reji', y yo no soy especial: solo soy un padre que cuida de sus hijos».
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