La desertificación provoca una caída de las cosechas en el sur de Rusia
Los efectos del cambio climático están provocando este año una drástica caída en la producción de cereales, un sector crucial para la economía rusa. En la región de Rostov, el 17,5 % del territorio ya se ha desertizado. Pero en la represión de cualquier voz disidente, también los ecologistas que luchan por salvaguardar las zonas boscosas están en el punto de mira.
Moscú (AsiaNews) - Rusia se enfrenta a una caída de la cosecha de cereales, que ha descendido a 105 millones de toneladas a principios de septiembre, frente a los 130 millones del año pasado, según datos del Ministerio de Agricultura de Moscú. Se trata de un sector crucial para la economía, especialmente para las regiones meridionales como la de Rostov del Don, donde los daños se calculan en unos 4000 millones de rublos (40 millones de euros, nota del editor) debido principalmente a la sequía.
El cambio climático ha transformado el ecosistema de la zona y la tierra no recibe suficiente humedad, lo que provoca la muerte de los cultivos. Las autoridades han reconocido que 28 entidades federales rusas se han visto afectadas por la desertificación en unos 80 millones de hectáreas, pero el intento de salvar los espacios verdes en Rusia se considera un delito más que un mérito por parte de los ciudadanos. Evgenij Papirov, de 26 años, del pueblo de Novobessergenevki, en la región de Rostov, organizó junto con otras personas protestas contra la tala indiscriminada y peligrosa para el medio ambiente, y se le impusieron medidas de control por las que no se le permite salir de casa después de las 22:00 horas y no tiene derecho a abandonar su pueblo por sentencia judicial.
Papirov ha sido acusado de agredir a un vecino, al que le habría fracturado un brazo, pero los habitantes locales afirman que la persona agredida figura en la lista de la clínica psiquiátrica y que probablemente fue él quien atacó primero. El propio Evgenij considera que la acusación en su contra es «una provocación», organizada precisamente porque se atrevió a alzar la voz y enviar protestas a todos los órganos de poder. Según afirman sus partidarios, luchó por preservar una franja forestal que estaba siendo talada ilegalmente, en un terreno adquirido en violación de la ley por un exfuncionario, que había amenazado al joven con hacer que lo arrestaran.
En tiempos de guerra contra Ucrania y Occidente, cualquier manifestación pública de descontento se considera un acto delictivo, y la protección de las zonas verdes parecía ser el único tema sobre el que era posible expresar algún tipo de disconformidad, aunque a menudo también se bloquea con medidas autoritarias. Sin embargo, las protestas se multiplican en muchos lugares, como en Stavropol por parte de los jardineros de varias empresas, o por parte de los habitantes de Orenburg y Volgogrado para preservar los bosques de la llanura aluvial del Volga-Akhtube, cuestiones sobre las que se lleva debatiendo desde hace años. En la región de Rostov, el 17,5 % del territorio ya se ha desertizado, pero no cesa la destrucción forestal de lo que antes se llamaba la «Llanura del Amor».
El ecologista Vladimir Slivyak, copresidente de EkoZašita! y ganador del Premio Right Livelihood en 2021, afirma que «solo hay una forma de combatir la desertificación: idear diversos trucos para cultivar el verde. Si vives en una zona cálida durante la mayor parte del año, tu primera prioridad debe ser cuidar el verde, mantenerlo lo más posible para evitar que se seque y volver a plantarlo, porque sin sombra el suelo simplemente morirá, la sombra es tan importante como el agua». Además del deterioro de la calidad del suelo, otra amenaza son las tormentas de polvo, que comienzan en las regiones orientales de Asia y la parte europea, como Kalmukia, para abatirse sobre las regiones de Stavropol, Daguestán, Rostov, Astracán y Volgogrado, convirtiendo el aire en un torbellino que anula la visibilidad y daña las líneas eléctricas.
Otros activistas también se han visto bloqueados por medidas represivas, como Sergei Belogvardeets, de la ciudad de Novocherkassk, obligado a emigrar tras sufrir detenciones, secuestros y violencia por intentar defender los bosques de la zona conocida como «Primavera Roja» en los últimos años. Había descubierto un plan de tala ilegal para dejar espacio a proyectos de construcción, tras hackear el ordenador de un miembro de la administración, y provocó grandes protestas que no impidieron la destrucción de los bosques. Al igual que Sergei, muchos otros han sido silenciados, sin poder impedir que el sur de Rusia se convierta progresivamente en un desierto.
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