La economía enferma de Turkmenistán

de Vladimir Rozanskij

En el informe del Fondo Monetario Internacional resurgen los males seculares que hacen imposible el crecimiento en Asjabad: la "contabilidad negra" del régimen de Berdymukhamedov, en la que no aparecen los ingresos por la venta de gas y petróleo, y el mercado negro del manat, la moneda local, que descarga todas las cargas y desequilibrios sobre los hombros de la población.

Asjabad (AsiaNews) - El Fondo Monetario Internacional ha publicado el informe con las evaluaciones de su misión a Turkmenistán, realizada entre el 27 de marzo y el 9 de abril bajo la dirección de Anna Bordon, para analizar los cambios en la economía del país. Las conclusiones no son alentadoras: se ha producido una fuerte ralentización del crecimiento en 2023, que no ha pasado del 2%, y no del 6,3% declarado por las autoridades de Ašgabat. Un factor crítico es la dificultad para utilizar adecuadamente los ingresos procedentes del sector de los hidrocarburos, así como la falta de una verdadera reforma del sistema monetario y crediticio, con la persistencia de un doble cambio de divisas, el oficial y el del mercado negro.

El politólogo turkmeno Kumuš Bajriev comentó en Azatlyk los datos del FMI, que describió como un "diagnóstico" que ciertamente no es nuevo, de hecho se repite con regularidad y reitera las "recetas" para curar enfermedades que parecen crónicas, intentando convencer a los dirigentes del país de que cambien el modelo de la economía, decididamente inadaptado a las necesidades de la población. La dualidad monetaria entre los tipos de cambio variables del manat y el dólar es, en gran medida, una herencia soviética que pesa sobre la economía real, ya que sólo los grandes "jefes" pueden convertir el dinero en activos reales, mientras que para las pequeñas y medianas empresas sigue siendo un círculo cerrado que intenta sobrevivir en un mercado que no se desarrolla.

El principal problema, según Bajriev, sigue siendo la política económica del gobierno, que "descarga todas las cargas y desequilibrios sobre los hombros de la población". Toda la producción de alimentos, artículos diversos y servicios que dependen de las importaciones se ofrecen a precios determinados por el tipo "negro" del dólar, es decir, el tipo real, mientras que los salarios y las pensiones se calculan sobre el tipo oficial, lo que hace casi nula la capacidad adquisitiva de las familias, que "siguen encadenadas a un nivel de vida extremadamente bajo". Según las estadísticas oficiales, los salarios suben regularmente, pero en realidad están por debajo del coste de la vida, y los descuentos en los servicios sociales y municipales y en el transporte público sirven de poco.

Como ocurría en la Unión Soviética, para conocer los precios reales de los productos basta con ir al mercado o a cualquier bazar, donde todo se basa en el tipo de cambio real del dólar y es muy inaccesible para la gran masa de la población. Lo mismo ocurre dramáticamente en el sector farmacéutico, donde salvo contadas excepciones como los medicamentos oncológicos o para la hepatitis C, el resto de los fármacos se venden a precios medios mundiales e incluso superiores, y un gran número de enfermos se quedan sin los remedios necesarios.

A continuación, el informe del FMI destaca la "contabilidad negra" del propio régimen dinástico de Berdymukhamedov, en la que no destacan los ingresos procedentes de la venta de gas y petróleo, en un capítulo titulado "El bolsillo personal del Presidente". A pesar de los cambios cosméticos en las normas que rigen este sector, el esquema sigue siendo el mismo: el 20% de los ingresos va a parar al presupuesto del Estado, mientras que el 80% queda a disposición del presidente (padre e hijo). Para el resto, el presupuesto se forma con la recaudación de impuestos y los pagos internacionales, como la tasa por los aviones de carga que sobrevuelan el espacio aéreo de Turkmenistán.

Tampoco hay un control por parte de las instituciones y la sociedad de las reservas de oro y divisas del país, cuántas hay y dónde están, si producen activos en el extranjero o cualquier otro detalle. Obviamente, el FMI insiste en la "necesidad de una mayor transparencia", que se aplica a los parámetros económicos, pero también a la gestión política y social de Turkmenistán y sus más de 7 millones de habitantes.