13/01/2022, 12.40
TURQUÍA
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La inflación y la crisis económica hunden a la clase media turca

Creciente clima de "austeridad" en el país. Las previsiones para el 2022 prometen un nuevo aumento de la inflación, luego del 36% registrado el año pasado, cifra récord desde que Erdogan llegó al poder. En un guiño a los radicales islámicos, el gobierno sube los impuestos sobre el alcohol y el tabaco, pero desencadena un nuevo colapso del gasto.

Estambul (AsiaNews) - El aumento gradual de la inflación, acompañado de una suba constante de los precios (incluidos los de los alimentos y productos de primera necesidad), está poniendo de rodillas a la clase media de Turquía, que registra un empobrecimiento. Cada vez más personas se ven obligadas a recortar sus gastos en áreas tan diversas como las compras, el transporte, la gastronomía, los viajes, el ocio y el entretenimiento, en un clima de "austeridad". El fenómeno, explica una investigación detallada de al-Monitor, no sólo afecta a los sectores más vulnerables de la sociedad. Impacta en un gran número de ciudadanos, con la consiguiente contracción de la demanda de consumo en los últimos días. 

Para el 2022, las previsiones en materia de inflación muestran un marcado aumento respecto al 36% del año pasado, la cifra más alta registrada en los 19 años de gobierno de Recep Tayyip Erdogan -como primer ministro o presidente- y de su partido AKP. Los consumidores empezaron el nuevo año abrumados por una avalancha de aumentos en los precios de los productos y servicios como la electricidad, el gas natural y el transporte. Se estima que los aumentos fueron del 15% en enero -superior al 13,5% de diciembre- y se espera que el incremento se mantenga en dos dígitos en febrero y marzo. 

Los primeros en sentir el golpe de la crisis son los desocupados: un ejército compuesto por 3,8 millones de personas en busca de empleo, y más de 4 millones de personas que han renunciado a su trabajo. Recientemente, el gobierno aumentó el salario mínimo en un 50%, llevándolo a 4.250 liras turcas (unos 273 euros), en un intento de protegerlo de la inflación. Sin embargo, se espera que este ajuste pierda relevancia en marzo, con la consiguiente continua erosión de los ingresos reales. Ni siquiera los altos salarios y los pequeños empresarios autónomos de las zonas rurales y urbanas -el núcleo duro de la clase media- son inmunes, ya que el nivel de vida cambia bruscamente y los patrones de consumo se revisan constantemente. 

La escalada de precios va acompañada de recortes en el gasto: el coste de un automóvil  ha subido un 50% en comparación con el año pasado y se esperan nuevos aumentos, que no harán sino hundir los planes de compra de coches nuevos. De hecho, hoy es un lujo circular en un coche: los precios del combustible están por las nubes, y con el aumento de los peajes, Estambul, que solía estar siempre congestionada, ha visto disminuir gradualmente el tráfico desde principios de año. "La gente ya no puede utilizar su carro", escribió Murat Ongun, vocero del municipio. Los hábitos de gasto de la clase media también están cambiando, como lo confirma la caída de las ventas de los restaurantes, ya que cada vez son menos los que pueden permitirse el "lujo" de comer afuera o encontrarse a beber una copa.

El 3 de enero, el gobierno aumentó el impuesto especial sobre el consumo de alcohol y tabaco en un 47%, lo que provocó un aumento de precios de hasta el 33%. Los impuestos representan el 80% del precio de un paquete de cigarrillos, el 75% de una botella de raki (bebida alcohólica a base de anís) y casi el 67% de medio litro de cerveza. Los impuestos sobre el alcohol han desencadenado un mayor descontento en la población. Es visto como un elemento disuasorio que utiliza el gobierno para desalentar el consumo de bebidas alcohólicas, un guiño a la facción religiosa e islámica radical en su seno. Como consecuencia, cada vez más tabaquerías y restaurantes luchan por mantenerse a flote.

En un cuadro que podría encaminarse a la hiperinflación, las solicitudes de préstamos también han disminuido considerablemente en la clase media. Especialmente los préstamos para la vivienda y el automóvil -los más populares-, que registran una brusca caída en términos reales. En el sector del comercio minorista, muchos negocios asisten a una caída en la facturación desde principios de año. En la misma situación están las tiendas de indumentaria, ya que ni siquiera la temporada de rebajas logró impulsar el gasto. Por tanto, es probable que la fuerte contracción de la demanda provoque un profundo estancamiento económico en el segundo trimestre de 2022, con nuevas repercusiones negativas en el mercado laboral.

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