de Mathias Hariyadi

La oficina de Justicia, Paz e Integridad de la Creación (JPIC) de los capuchinos de Medan, en el norte de Sumatra, ha lanzado un fuerte llamamiento para la protección de la región del lago Toba. Denunciando la intensificación de la explotación medioambiental y la amenaza a los derechos de los pueblos indígenas, han pedido al Gobierno que intervenga y denuncian la devastación causada por los intereses comerciales, en particular por la empresa Toba Pulp Lestari.

Medan (AsiaNews) – Ante la creciente explotación medioambiental en la región del lago Toba, la oficina de Justicia, Paz e Integridad de la Creación (JPIC) de los capuchinos de Medan, en la provincia de Sumatra Septentrional, lanzó el martes 3 de junio un mensaje a todas las partes interesadas. Los frailes difundieron una declaración escrita en la que rechazan toda forma de destrucción medioambiental y expresan su apoyo a la protección de los derechos de los pueblos indígenas.

El P. Sumitro Sihombing, representante y figura moral de JPIC, expresó su profunda preocupación por el agravamiento de la crisis ecológica: «La justicia, la paz y la integridad de la creación no son solo eslóganes. Son una forma de vida por la que debemos luchar juntos. Esta Tierra es nuestro hogar común, y toda forma de explotación contra la naturaleza es una traición a nuestras generaciones futuras», afirmó.

El JPIC Capuchino de Medan, registrado legalmente en el Ministerio de Derecho y Derechos Humanos de la República de Indonesia, ha subrayado que el aumento de las inundaciones, los deslizamientos de tierra, las sequías prolongadas y los conflictos por la tierra son consecuencias directas de actividades de explotación que ignoran el equilibrio medioambiental.

En su declaración, el JPIC reiteró con firmeza su compromiso, pidiendo la conservación de la región del lago Toba y el rechazo de toda forma de explotación de los recursos naturales que amenace la integridad ecológica. En particular, los capuchinos se oponen a las acciones de explotación guiadas únicamente por intereses comerciales, sin tener en cuenta la justicia social y ecológica. Rechazan la presencia de la entidad comercial Toba Pulp Lestari Ltd., que ha demostrado dañar la biodiversidad de la zona. Además, piden al Gobierno que proteja los derechos de las comunidades indígenas y ponga fin a la intimidación de los pueblos indígenas que desde hace tiempo salvaguardan la naturaleza a través de sus conocimientos tradicionales. Por último, el JPIC ha presentado una solicitud al Tribunal Supremo para que se libere al Sr. Sorbatua Siallagan, que habría sido víctima de criminalización mientras defendía los derechos sobre la tierra indígena.

El P. Sumitro Sihombing subrayó además que los pueblos indígenas batak no son un obstáculo para el desarrollo, sino guardianes de valores ecológicos y de una sabiduría secular. «Pedimos a todas las partes interesadas que traten la región del lago Toba como un hogar compartido que aporta paz y prosperidad, no como una zona de conflicto o un campo para la comercialización de la naturaleza», instó.

El JPIC espera que esta declaración sirva de advertencia a todas las partes —gobierno, industrias y sociedad civil— para que asuman la responsabilidad moral de proteger y conservar la región del lago Toba como patrimonio vivo para las generaciones futuras.

Un periodista local compartió con AsiaNews un conmovedor testimonio sobre la destrucción masiva del medio ambiente del lago Toba: «Hablo como alguien que ha visto y vivido en primera persona la destrucción que se está produciendo en la región del lago Toba en las últimas dos o tres décadas», escribe. «Lo que estamos enfrentando no es solo una devastación ecológica, sino también el desmoronamiento del tejido social y cultural que alguna vez mantuvo unida a la comunidad indígena batak». El periodista también describe el colapso gradual de las estructuras sociales: los valores tradicionales como el Dalihan Natolu (un complejo sistema de relaciones sociales y ceremoniales de los batak) han desaparecido. Las prácticas consuetudinarias solo sobreviven como formalidades ceremoniales. 

«No se trata de una cuestión académica o retórica de las ONG. Es una realidad que vivimos cada día: la destrucción medioambiental es demasiado evidente. La selva tropical, antaño exuberante, ha sido sustituida por monocultivos de eucalipto, lo que ha llevado a que sea necesario provocar lluvias artificiales durante la estación seca, ya que el ecosistema natural se ha colapsado. Los ríos se han degradado, la biodiversidad del lago se ha destruido y las especies de peces endémicas se han extinguido. Ahora la gente tiene que comprar cemento para construir cabañas porque la madera ya no está tan disponible como antes».

El lago Toba no es simplemente un destino turístico. Es un legado para las personas que han vivido allí durante siglos. «Escribo esto no para condenar, sino para recordar: todos tenemos una responsabilidad moral. La Iglesia, el Estado, la sociedad civil, los académicos, cualquiera que tenga conciencia, deben unirse para defender el lago Toba. No solo como icono del ecoturismo, sino como un hogar vivo que merece reverencia y cuidado», concluye el periodista.

El lago se encuentra en el centro de la parte norte de la isla de Sumatra, a una altitud de unos 900 metros. Esta masa de agua tiene unos 100 kilómetros de largo, 30 kilómetros de ancho y hasta 505 metros de profundidad, y es el lago más grande de Indonesia y el lago volcánico más grande del mundo. La caldera de Toba es uno de los veinte geoparques de Indonesia y fue reconocida en julio de 2020 como uno de los geoparques de la UNESCO.

 

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