Los acuerdos entre Ulán Bator y los países del G7

de Vladimir Rozanskij

El Gobierno mongol, que siempre ha mantenido un equilibrio entre China y Rusia, sus dos grandes vecinos, ha firmado en los últimos meses acuerdos de «asociación estratégica» con cada una de las grandes economías occidentales. Las relaciones internacionales son la vía que, bajo la presidencia de Khurelsukh Ukhnaa, Mongolia quiere encontrar para salir del estancamiento económico y social.

Ulán Bator (AsiaNews) - La visita de Estado del presidente de Mongolia, Khurelsukh Ukhnaa, a Italia a principios de diciembre concluyó con la firma de proyectos de asociación de los mongoles con los países del G7, tras haber alcanzado acuerdos con Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia y Canadá, así como con Gran Bretaña. Los diversos acuerdos con cada uno de los siete grandes han garantizado, en cualquier caso, un estado de «asociación estratégica» con todo el grupo, que se suma a una serie de contactos con otros países, como Turquía y Kazajistán, en evolución con los del G20 y el «19+2» de la Unión Europea con la unión de los países africanos.

Una relación ya muy avanzada es la de Mongolia con Australia, y se mantienen buenas relaciones con la India y Corea del Sur, además de con China y Rusia, los gigantes vecinos con los que Mongolia siempre ha interactuado. Otros países que mantienen relaciones con Ulán Bator son Argentina, Brasil, Indonesia, México, Arabia Saudita y Sudáfrica. En la reunión con el presidente de la República, Sergio Mattarella, se confirmó la voluntad de reforzar las relaciones italo-mongolas y la colaboración económica con ventajas mutuas, aumentando el volumen de intercambios e inversiones también en nuevos sectores como el de la moda y el cachemir, el apoyo a las pequeñas y medianas empresas y la cooperación en el ámbito industrial y agrícola.

La ministra de Asuntos Exteriores de Mongolia, Battsetseg Batmunkh, comentó que «la asociación estratégica entre mongoles e italianos será realmente una gran ventaja para ambos, como catalizador del desarrollo futuro y del crecimiento sostenible, contribuyendo a la armonía y al progreso común de los pueblos». Además, en los últimos días se ha celebrado el 15.º aniversario del programa Fulbright-Hays para la acogida de estudiantes extranjeros de Mongolia, que recuerda las iniciativas puestas en marcha después de la Segunda Guerra Mundial por el senador James Fulbright, del estado de Arkansas (Estados Unidos), financiadas por el Departamento de Estado estadounidense para las relaciones culturales y académicas entre los ciudadanos de Estados Unidos y todos los países amigos a nivel internacional. Gracias a este programa, en los últimos 15 años, 130 especialistas de Mongolia han completado sus estudios superiores en Estados Unidos en numerosas áreas de formación, como la salud, la geología y la investigación minera.

Mongolia necesita apoyo económico para sostener su deuda externa, que según el instituto de estadística alcanzó los 40 400 millones de dólares en el tercer trimestre de 2025, un 13 % más que el año anterior. La deuda depende precisamente del aumento de las inversiones, de los créditos internos a las empresas y del crecimiento de los créditos estatales, concentrados en los créditos del Banco Central, que crecieron un 3,5 %, con intervenciones en muchos sectores de la economía.

La inflación en Mongolia, siempre según las estadísticas, disminuyó de manera muy significativa en noviembre hasta el 8,2 % anual, tras un repunte en octubre, logrando contener los precios en el sector de la construcción, los servicios públicos municipales, los restaurantes y las instituciones sanitarias, aunque los alimentos y el transporte siguen manteniendo precios muy altos, que crecen mensualmente un 0,6 %.

Las relaciones internacionales de Mongolia son la vía que, en los últimos años, bajo la presidencia de Khurelsukh Ukhnaa, quiere encontrar la salida a un estancamiento económico y social que había provocado muchos conflictos internos, también por las acusaciones de corrupción a varios niveles de los funcionarios públicos, y no quedar excluida de los procesos de desarrollo particularmente activos en los corredores de Asia oriental y central, de los que Ulán Bator se propone como uno de los puntos neurálgicos que no deben pasarse por alto.