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RUSIA
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Miles de rusos peregrinan contra los horrores de la guerra

de Vladimir Rozanskij

Entre junio y octubre hay al menos veinte peregrinaciones. La más grandiosa es el "Camino de los Romanov", en el que se recorren 3.500 km desde San Petersburgo hasta Ekaterinburgo. Los peregrinos buscan paz y consuelo. Los santos monjes invitan a la gente depositar su confianza exclusivamente en Dios y no en los planes de los hombres.

Moscú (AsiaNews) - La temporada de verano ha mostrado un fenómeno significativo en Rusia: el gran aumento de peregrinaciones a los santuarios del país. Así lo revela una investigación de Moskovskij Komsomolets. Ya había surgido con la pandemia, y lo mismo está ocurriendo con la agresión a Ucrania. Muchos rusos buscan el consuelo de los santos y los iconos sagrados, junto con la bendición de los monjes y los "starets" (místicos) en lugares sagrados, que suelen estar alejados de todo.

La imposibilidad de viajar al extranjero para pasar las vacaciones ha contribuido a un aumento del turismo interno: la gente se vuelca principalmente a las zonas donde se levantan monumentos históricos civiles y eclesiásticos, y los destinos más buscados son los santuarios. Durante los meses de verano, hay al menos veinte grandes peregrinaciones de fieles ortodoxos, y en torno a ellas se crea una comunidad de creyentes y personas que buscan consuelo y sentido ante los trágicos acontecimientos actuales.

Entre las peregrinaciones, la más grandiosa y solemne es la que se realiza desde San Petersburgo a Ekaterinburgo, conocida como el "Romanovsky Khod" (el camino de los Romanov). Se recorren 3.500 kilómetros a pie, a lo largo de tres meses y medio, en un flujo ininterrumpido entre mayo y julio hasta el lugar del martirio del santo zar Nicolás II "strastoterpets" (el que sufrió la pasión) y de los miembros de la familia imperial. Los fieles se reúnen en este bosque de los Urales hasta el comienzo de las nevadas otoñales. Durante la pandemia de Covid, en este lugar se concentraban los que no querían someterse a las normas de aislamiento y distanciamiento.

La temporada de procesiones religiosas se cierra oficialmente con la fiesta de San Sergio de Radonež, el 8 de octubre, en la Lavra (Monasterio) de Sergiev-Posad, a 70 km de Moscú. Se trata del "Vaticano ruso", que conmemora el renacimiento del monacato en el siglo XV con la victoria sobre los tártaros y la temporada de la gran iconografía rusa de Andrei Rublev y los demás discípulos de Sergio. En una peregrinación debe participar la mayoría del pueblo, según las antiguas tradiciones rusas. De hecho, durante la época soviética, cuando las peregrinaciones eran tachadas de "manifestaciones ilegales", la gente se reunía igual, a pesar de las prohibiciones oficiales. 

Este año hubo un récord de participación en el encuentro de los "krestokhodtsy" (portadores de la cruz). Se trata del camino del "Velikorektsij" (gran río) desde Kirov, a lo largo del río Viatka, un gran afluente del Volga, hasta el lugar donde se encontró el icono milagroso de San Nicolás en el pueblo de Velikoretskoe. Las solemnes celebraciones del 8 de junio reunieron a unas 25.000 personas, que caminaron durante toda una semana, y hasta octubre, los peregrinos se turnaron para pedir la intercesión del santo más querido de Rusia.

Una de las peregrinaciones más "instructivas", la llamada Irinarkhovskij Khod, en la región de Yaroslavl, propone como regla de oro el sentido de "un camino necesario de sufrimiento, experimentando las dificultades y pruebas de la vida, por el bien del alma". Muchos peregrinos contaron que se habían unido a este programa movidos por la compasión hacia los que sufren a causa de la guerra, tanto entre los agraviados como entre los patriotas, los movilizados y sus familias, sin saber de qué otra manera encontrar paz interior.

La peregrinación une los sentimientos del "cristianismo militante" (representa el desfile del Ejército Celestial) con la humillación del camino de los penitentes: en ambos casos se ve como el único camino posible hacia la redención. Muchos peregrinos llevan los "verigi", las incomodísimas botas metálicas de San Irinarkh de principios del siglo XVII, que también se asemejan a las armaduras de los soldados en el barro. La gente intenta abstenerse de fumar y de beber alcohol y escucha las moniciones de los santos monjes que instan a confiar sólo en Dios, y no en los planes de los hombres: "Es Él quien te conduce a la verdadera meta de la peregrinación de la vida".

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