02/11/2020, 14.46
CHINA
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Misa de Todos los Santos en la catedral de Shanghai

de Chiara Jiang*

Debido a la pandemia, se aumentó el número de misas para que los fieles puedan participar y acercarse a la comunión. Muchas veces asisten también los no cristianos, sobre todo jóvenes. La semilla de la fe nunca muere, sea cual sea el tipo de suelo que la recibe.

 

Shanghai (AsiaNews) - La Solemnidad de Todos los Santos, que se celebró ayer, fue un momento inolvidable para la Iglesia de Shanghai. Debido a la situación inestable que genera la pandemia, es difícil garantizar el normal funcionamiento de todas las parroquias. En Shanghai, ya desde julio se podía participar en la misa dominical, pero obviamente con un número limitado de fieles y más misas por día, para permitir que todos los cristianos puedan acercarse a la comunión.

La Catedral de San Ignacio (la iglesia católica de Xujiahui) ayer estaba colmada de creyentes. Algunos grupos de personas rezaban primero frente a la Gruta de Nuestra Señora de Lourdes y luego entraban a la catedral para esperar la misa. Cuando llegamos a la catedral, la misa anterior acababa de terminar. Todos los domingos hay 4 misas y en cada una siempre hay cientos de personas.

La misa de 10 comenzó puntualmente: los celebrantes se dirigieron hacia el altar acompañados por la suave melodía del coro y el órgano. Mi corazón latía con fuerza por la emoción; miré a mi alrededor y vi ancianos, jóvenes, y madres y padres con sus hijos. Como Shanghai es una metrópoli internacional, había chinos y extranjeros. Para Dios todos somos sus hijos, sin ninguna diferencia.

Dentro de la Catedral reinaba una atmósfera solemne pero al mismo tiempo familiar; muchos fieles, cuando se ponían de pie para rezar, mantenían las manos unidas a la altura del corazón y la cabeza ligeramente inclinada, un gesto casi innato, grabado en lo más profundo del alma de cada uno.

Durante la bendición eucarística, la asamblea se arrodilló en silencio con la mirada vuelta hacia el altar, como para grabar la esperanza y la confianza en Cristo.

Muchos se sienten conmovidos por la presencia de la Eucaristía. En los creyentes chinos hay una gran fe, y un vivo interés en los no creyentes: muchas personas, especialmente jóvenes, vienen a menudo a visitar los lugares de culto. Se nota que la semilla de la fe nunca muere, sea cual sea el tipo de suelo que la recibe.

Si Jesucristo hubiera llegado hasta el Lejano Oriente durante sus años de predicación, creo que habría venido con la misma misericordia y el mismo amor que mostró al pueblo de Jerusalén, perdonando a todos los pecadores y comportándose como lo hizo en el encuentro con la mujer adúltera. Y tal vez no hubiera condenado a los "doctores de la ley" que están en el poder y quieren eliminar la amenaza que representa Cristo, ni a Poncio Pilato que lo condenó a muerte.

* La autora es una joven bautizada que vive en Shanghai.

 

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