07/04/2020, 12.18
RUSIA
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Moscú, las oraciones y las culpas: los ritos cristianos, en la era del coronavirus

de Vladimir Rozanskij

El patriarca Kirill ha organizado una “procesión de purificación” a bordo de una limusina, rociando con agua bendita las calles de la capital. Solo algunas iglesias permanecen abiertas. En Vologda, no se interrumpe la veneración de los iconos. Hay mucha confianza en la oración, para expulsar al maligno del alma y del cuerpo. Los católicos y los protestantes tienen mayor cautela. Arzobispo Paolo Pezzi: El coronavirus no es una maldición de Dios, sino un modo con el cual Dios nos recuerda cuán frágiles somos. 

 

Moscú (AsiaNews) - Tras mucho vacilar, hace una semana, el patriarca de Moscú, Kirill (Gundjaev) decidió invitar a los fieles ortodoxos a no asistir a la iglesia, dejando a cada obispo la facultad de organizar la cuarentena contra el coronavirus. De la misma manera, el presidente Putin ha delegado a los gobernadores de las regiones la organización de la prevención. Hace algunos días, Kirill realizó una “procesión de purificación” a bordo de una limusina, acompañada por un auto de escolta, rociando con agua bendita las calles de la capital. 

En toda Rusia se están desarrollando ritos similares, con aspersiones en procesión, utilizando todos los medios disponibles: automóviles, helicópteros, buques y aviones, y haciendo sonar las campanas de alarma. Las iglesias no están cerradas, pero lo cierto es que lucen despobladas, La posición más rotunda fue asumida por el metropolitano de Pskov, Tikhon (Ševkunov), más conocido como “el padre espiritual de Putin”, que elogió las decisiones tomadas por Papa Francisco y por la Iglesia Católica en Italia y en otro países, al cerrar las iglesias. Ansioso por remarcar sus diferencias con el patriarca Kirill - con quien lo separa un antagonismo de varios años, surgido en las disputas intra-eclesiales de la Ortodoxia Rusa - Tikhon se dirigió a los fieles de Pskov “con el insistente pedido de trasladar todas las oraciones al hogar, inclusive la comunión eucarística, que será distribuida fuera de las celebraciones…. Miremos la experiencia de Ucrania, la de la Iglesia de los Viejos-creyentes, la de Italia y la de Europa” (v. foto 1, iglesia de la Trinidad, en Pskov). 

Solo algunas iglesias permanecen abiertas. En ellas solo se recibe a los fieles con graves necesidades espirituales. A los ancianos y a los que muestran síntomas de enfermedad, se les pide permanecer en casa. Los sacerdotes distribuyen la comunión previamente santificada, algo que no es habitual en la tradición ortodoxa, y mucho menos en tiempo de Cuaresma. La conservación de los dones previamente santificados requiere de un procedimiento para secar el pan mojado en vino, y los tabernáculos han sido adaptados para un mayor uso; a los fieles se les brinda la comunión con cucharas esterilizadas, de un solo uso.  

En una de las iglesias de la eparquía de Pskov, la Protección de la Madre de Dios en Dédovichi, el párroco es el protoierej Dmitrij Vasilev (foto 2), quien explicó a los periodistas de Radio Svoboda el principio por el cual “los hombres se infectan mayormente cuando se ensoberbecen; debemos apagar en nosotros la corona del orgullo, esperar en el Señor, sin pretender milagros suyos. No debemos pensar que somos dignos de milagros, ni procurar inducir al Padre en tentación”.

En Vologda, una ciudad del norte ugrofinés de la Rusia europea, los sacerdotes son de otro parecer. Aquí, hasta fines de marzo, han continuado venerando un icono que conserva las reliquias de Santa Mónica de Moscú (la llamada “vidente de Stalin”), con la bendición del joven metropolitano Ignatij (Deputatov), apenas entrado en su 40 años y resuelto a demostrar la fuerza de la fe respecto a cualquier epidemia del mal. En la iglesia de los Santos Constantino y Elena, donde se expone el icono-relicario hasta el 7 de abril, se celebra a continuación la oración mariana del Akafist, con el rito de aspersión para expulsar al maligno del alma y del cuerpo. Para los ritos del sábado a la noche, la única medida de precaución es la unción con bastoncillos de algodón, en vez de usar una brocha.

Los católicos y los protestantes rusos son mucho más prudentes que sus hermanos ortodoxos. El arzobispo de la Madre de Dios, en Moscú, el italiano Paolo Pezzi, difundió una carta en el mes de marzo, para recordar que “el coronavirus no es una maldición de Dios, sino un modo con el cual Dios nos recuerda cuán frágiles somos”. Las Santas Misas no se han suspendido por completo, pero se recomienda hacer la oración del Santo Rosario en casa, y seguir estrictas medidas de prevención durante las celebraciones; la comunión, sino es en la mano (en Rusia no se acostumbra) se distribuye prestando atención de no tocar los labios del quien comulga. Si ello ocurre, todo se detiene para desinfectar la mano del sacerdote. 

El obispo luterano de Karelia (la parte rusa de Finladia), Aleksandr Kuznetsov, ha pedido a los fieles permanecer en casa. Se han cerrado las iglesias, y los pastores siguen celebrando para todos, pero sin la presencia de fieles. El obispo ha recordado asimismo que “no asistir a la iglesia no hace perder la salvación de Dios, ya que Él brinda la sanación al escuchar las oraciones de sus hijos”. 

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