22/02/2022, 13.12
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Párroco de Gaza: reconstruir ‘con optimismo’, desde los escombros de la guerra

de Dario Salvi

La Franja atraviesa una fase de relativa calma, y hasta las tensiones en Jerusalén se perciben (por ahora) como un eco lejano. Una librería que vuelve a abrir sus puertas, la restauración de una iglesia bizantina y el descubrimiento de un cementerio romano son signos de renacimiento y esperanza. Los permisos de salida son esenciales -no solo para visitar los lugares santos, sino también para evitar el peligro de la endogamia.

Gaza (AsiaNews) - La Franja vive una fase de "relativa calma" después de dos años duros marcados por un "cierre total": primero, a causa del Covid-19, y luego por la guerra de mayo de 2021, que selló efectivamente las fronteras. Son las palabras del párroco de Gaza, el padre Gabriel Romanelli, sacerdote argentino del Verbo Encarnado, en diálogo con AsiaNews.  Se respira "un clima más tranquilo, por la noche ya no se escuchan acciones militares”. A veces, añade, "ni siquiera se oye el zumbido de los drones que sobrevuelan continuamente la zona. Y esto es una buena señal, que invita a la calma y ayuda con respecto a los cierres, la violencia y el conflicto”.

La recuperación también pasa por una “reactivación económica”: Gaza es una realidad que depende “de la ayuda exterior” y el desbloqueo (parcial) de las fronteras con Israel y Egipto. 

El sacerdote explica que para lograr una verdadera recuperación se necesitan  más permisos y la consolidación de una tregua que sea realmente efectiva y duradera. "Hay que seguir trabajando en los traumas que vemos cada día -subraya- no sólo en las parroquias, sino también en las escuelas. Vemos situaciones de malestar y la mera mejora económica" no significa que la situación esté resuelta; "necesitamos tiempo para sanar" a nivel cultural, social y sanitario. Mientras tanto, la población presta cada vez menos atención a las noticias sobre enfrentamientos y tensiones y "vive el día a día". La gente ha dejado de "creer en las promesas" de los políticos y dirigentes. La gente siente que las heridas "nunca han cicatrizado" y que la paz sigue siendo "demasiado frágil"

 

Los escombros de la guerra

La tensión entre Israel y Palestina se enardeció a raíz de las protestas palestinas contra la decisión del Tribunal Supremo israelí de desalojar algunas casas del barrio de Sheikh Jarrah, en Jerusalén Este. Luego se desató un conflicto abierto en la Franja en mayo de 2021. Las manifestaciones degeneraron en enfrentamientos violentos, con incidentes y violaciones de ambos lados. El 7 de mayo, la escalada también afectó al recinto de la mezquita de Al Aqsa, degenerando en riñas con centenares de heridos; mientras tanto, el fiscal general israelí, Avichai Mandelblit, decidió aplazar por 30 días el fallo sobre el barrio de la disputa, pero esto no fue suficiente para restablecer la calma. El día 10, los ataques de Hamás y de la Yihad Islámica (YI) desencadenaron la respuesta del ejército israelí con enfrentamientos y operaciones militares en ambos bandos, que prosiguieron hasta el día 21 del mes.

El balance de la guerra relámpago es de 13 civiles israelíes muertos por cohetes de Hamás y la YI. Dos de las víctimas eran niños; al menos 114 personas resultaron heridas.  Según el Ministerio de Salud de Gaza, el número de muertos en la Franja fue 256 (civiles y milicianos), de los cuales 66 eran menores de edad Además del rastro de sangre, el conflicto ha dejado tras de sí un montón de escombros y devastación. Esto se ha sumado a una situación ya de por sí precaria, en este lugar que muchos describen como una prisión al aire libre. La Oficina de Asuntos Humanitarios de la ONU informa de la destrucción de 258 edificios y de daños en 53 escuelas, 11 clínicas y seis hospitales. La mediación de Egipto y Qatar ayudó a conseguir un alto el fuego tras 11 días de combates. Sin embargo, los dos bandos enfrentados ensalzaban una victoria que aparentemente tiene valor propagandístico, pero carece de pruebas en el territorio. 

 

Los signos de un renacimiento

Desde la biblioteca hasta la iglesia bizantina, pasando por el cementerio romano del siglo I d.C. -y sus 20 tumbas con ornamentos y decoraciones-, los habitantes de Gaza redescubren el pasado para mirar al futuro con renovada esperanza. Luego de las obras de restauración, que se prolongaron por largo tiempo, a mediados de mes se inauguró una iglesia del siglo V. Los milicianos de Hamás quisieron celebrarlo como una señal para sus "hermanos cristianos". Los restos fueron descubiertos en 1997 durante unas obras en Jabalia, una localidad al norte de Gaza, y, según el padre Romanelli, atestiguan que "al principio pudieron coexistir diferentes ritos" y esto "es un signo de esperanza para hoy". La zona arqueológica tiene unos 800 metros cuadrados y la parte más valiosa es un mosaico que representa escenas de caza y palmeras, ahora visible a través de una pasarela de madera elevada. Las paredes estaban originalmente pintadas al fresco con pasajes de textos religiosos en griego antiguo de la época del emperador Teodosio, entre el 408 y el 450 d.C.. Las obras de restauración tuvieron un costo de 250 mil euros. 

En Gaza se encuentra también "el descubrimiento arqueológico más importante" de los últimos 10 años: un cementerio romano del siglo I, en cuyo interior aún se conservan 20 tumbas con ornamentos y decoraciones. Las primeras investigaciones sugieren que pertenecen a personas de alto rango y que se remontan a la época del Imperio Romano debido a su orientación este-oeste, a diferencia de los cementerios musulmanes en los que la orientación es norte-sur. Por el momento, el lugar -situado en la parte norte de la Franja- sigue estando vedado a los visitantes, pero el objetivo es hacerlo accesible en un futuro próximo con visitas guiadas. 

Finalmente, a nueve meses de la destrucción causada por el conflicto, la histórica y más importante librería de Gaza reabrió sus puertas a mediados de febrero, gracias a los libros y volúmenes donados por un grupo de benefactores británicos mediante una campaña de recaudación de fondos. Tras ser bombardeado, el edificio de cinco plantas que albergaba la librería de Samir Mansour (en la planta baja) quedó reducido a un montón de escombros y desechos. En el ataque, el fuego consumió los aproximadamente 100.000 volúmenes que había en su interior. El lugar abrió sus puertas por primera vez en la década de 2000 y está situado cerca de tres universidades. La librería era frecuentada por estudiantes y aficionados a la lectura, y lo que la hacía única era la posibilidad de recuperar todo tipo de volúmenes en línea, incluso los que no estaban inmediatamente disponibles para la venta. Hoy en día, la librería ha cobrado nueva vida con más espacio y un catálogo más amplio para satisfacer los gustos de un número creciente de personas, desde niños hasta adultos, con ejemplares en árabe e inglés, y un total de 400.000 volúmenes. En la ceremonia de inauguración, el propio Mansour subrayó que "la destrucción no nos ha doblegado, al contrario, nos ha hecho aún más fuertes".   

 

Mirando al futuro

Desde 2007, cuando Hamás comenzó a gobernar la Franja, el número de cristianos se ha reducido: de 7.000, la población cristiana cayó a poco más de mil en la actualidad (con solo 134 católicos), un porcentaje ínfimo frente a un total de 2,3 millones de personas. Un pequeño rebaño al que el P. Romanelli mira con optimismo "porque después de 27 años de trabajo misionero en Oriente Medio estoy convencido de que se puede llegar a una solución". Los pueblos palestino e israelí -explica- están cansados de los numerosos conflictos a ambos lados del muro y desean vivir en paz. Pero para construir la paz es necesaria la justicia, y para que se haga justicia, como subrayó Juan Pablo II, es necesaria la reconciliación, especialmente en el caso de conflictos tan complicados y con un número tan elevado de muertos. Necesitamos dialogar a fondo, para llegar a una solución y dar vida a un Estado independiente también para los palestinos, como sucede hoy con los israelíes, para que ambos puedan convivir".

En cuanto a los cristianos, el párroco subraya la importancia de los permisos que Israel otorga este año con motivo de la Navidad. Gracias a éstos, cientos de fieles pudieron visitar Jerusalén Oriental, Belén, y reunirse con sus familiares y amigos. Esto también fue posible  "gracias a la valiosa labor realizada por el Patriarcado Latino de Jerusalén". Estas visitas, señala el padre Romanelli, "son una necesidad humana y social para mantener la presencia cristiana". Si la comunidad no se nutre del exterior, "el riesgo a corto plazo es el de la endogamia, de casarse entre parientes de sangre. Los permisos de salida no son sólo para visitar los lugares sagrados, sino para iniciar nuevas uniones". Por supuesto, la Franja "sigue siendo una prisión al aire libre", pero "se pueden ver las primeras señales de flexibilización”. No debemos detenernos en estos resultados, debemos seguir rezando y trabajando para alimentar el deseo de paz y justicia y una mayor colaboración entre las Iglesias". 

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