26/12/2021, 13.50
VATICANO
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Papa 'A los queridos esposos, en el tiempo de la pandemia'

El Papa Francisco en el Ángelus de la fiesta de la Sagrada Familia: "Para preservar la armonía en la familia debemos luchar contra la dictadura del yo". Y a los esposos les entrega la carta que ha escrito con motivo del año "Famiglia Amoris laetitia", para reflexionar juntos también sobre la experiencia del covid-19 que se ha vivido en los hogares. Un pensamiento también para quienes han vivido conflictos en la convivencia forzada por la cuarentena: "El Señor les inspirará cómo seguir adelante. No olviden que el perdón cura todas las heridas".

 

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - "Para preservar la armonía en la familia, debemos luchar contra la dictadura del yo", recomendó el Papa Francisco a los fieles reunidos hoy en la Plaza de San Pedro para rezar el Ángelus en la fiesta de la Sagrada Familia. “Es peligroso - dijo - cuando, en vez de escucharnos, nos echamos en cara los errores; cuando, en vez de preocuparnos por los demás, nos enfocamos en nuestras necesidades; cuando, en vez de dialogar, nos aislamos con nuestros teléfonos móviles.; nos acusamos el uno al otro, repitiendo siempre las mismas frases, escenificando una comedia ya vista donde todos quieren tener razón y al final cae un frío silencio”.

Palabras relacionadas con la carta que precisamente hoy ha difundido el pontífice, dirigida a los cónyuges con motivo del año "Famiglia Amoris laetitia" que está celebrando la Iglesia y concluirá el 22 de junio de 2022 con el X Encuentro Mundial. de las Familias en Roma. Quiere ser - explicó el Papa después de rezar el Ángelus - mi regalo de Navidad para ustedes, esposos: un estímulo, un signo de cercanía y también una oportunidad para la meditación. Es importante reflexionar y experimentar la bondad y la ternura de Dios. que con mano paternal guía los pasos de los esposos por el camino del bien. Que el Señor dé a todos los esposos la fuerza y ​​la alegría para continuar el camino emprendido.

En el texto, Francisco invita a los esposos a reflexionar sobre la particular experiencia vivida en estos meses marcados por el covid-19. “Siempre - escribe el pontífice en esta carta - he tenido presente a las familias en mis oraciones, pero más aún durante la pandemia, que ha probado duramente a todos y en especial a los más vulnerables. El momento que estamos pasando me lleva a acercarme con humildad, cariño y acogida a cada persona, a cada matrimonio y a cada familia en las situaciones que estén experimentando”.

El Papa Francisco comienza su reflexión con el llamado que el Señor hace a Abraham para que deje su tierra y la casa de su padre y vaya a una tierra desconocida (cf. Gn 12, 1). "También nosotros -comenta- hemos vivido más que nunca la incertidumbre, la soledad, la pérdida de seres queridos y nos hemos visto impulsados a salir de nuestras seguridades, de nuestros espacios de “control”, de nuestras propias maneras de hacer las cosas, de nuestras apetencias, para atender no sólo al bien de la propia familia, sino además al de la sociedad, que también depende de nuestros comportamientos personales”. Una situación que, en el fondo, ha devuelto a cada familia al origen de su vocación: "Como Abraham - dice el Papa - cada uno de los esposos sale de su tierra desde el momento en que, sintiendo la llamada al amor conyugal, decide entregarse al otro sin reservas. Entonces, ya el noviazgo implica salir de la propia tierra, porque supone transitar juntos el camino que conduce al matrimonio. Las distintas situaciones de la vida: el paso de los días, la llegada de los hijos, el trabajo, las enfermedades son circunstancias en las que el compromiso que adquirieron el uno con el otro hace que cada uno tenga que abandonar las propias inercias, certidumbres, zonas de confort y salir hacia la tierra que Dios les promete: ser dos en Cristo, dos en uno. Una única vida, un “nosotros” en la comunión del amor con Jesús, vivo y presente en cada momento de su existencia".

El Papa recuerda que los niños observan a los padres buscando "el testimonio de un amor fuerte y confiable", reconoce que educar a los hijos no es fácil, pero "no olvidemos que ellos también nos educan". Recuerda la importancia de la corresponsabilidad de las familias en la vida de la Iglesia, donde están llamadas a aportar toda su creatividad, tendiendo "puentes entre las generaciones para transmitir los valores que construyen la humanidad". “La vocación al matrimonio - sigue diciendo el Papa - es una llamada a conducir un barco incierto —pero seguro por la realidad del sacramento— en un mar a veces agitado. Cuántas veces, como los apóstoles, sienten ganas de decir o, mejor dicho, de gritar: «¡Maestro! ¿No te importa que perezcamos?» (Mc 4,38). No olvidemos que a través del sacramento del matrimonio Jesús está presente en esa barca. Él se preocupa por ustedes, permanece con ustedes en todo momento en el vaivén de la barca agitada por el mar. […] Es importante -añade- que juntos mantengan la mirada fija en Jesús. Sólo así encontrarán la paz, superarán los conflictos y encontrarán soluciones a muchos de sus problemas. No porque estos vayan a desaparecer, sino porque podrán verlos desde otra perspectiva”.

Francisco habla después sobre "algunas dificultades y oportunidades que han vivido las familias en este tiempo de pandemia". Cita “el tiempo de estar juntos”, “una oportunidad única para cultivar el diálogo en familia” pero que también requiere “un especial ejercicio de paciencia, no es fácil estar juntos toda la jornada cuando en la misma casa se tiene que trabajar, estudiar, recrearse y descansar. Que el cansancio no les gane - recomienda - que la fuerza del amor los anime para mirar más al otro —al cónyuge, a los hijos— que a la propio cansancio”. Recordando una vez más las tres palabras: "Permiso, gracias, perdón" que él sugirió varias veces a los esposos, Francisco añade: "No se avergüencen de arrodillarse juntos ante Jesús en la Eucaristía para encontrar momentos de paz y una mirada mutua hecha de ternura y bondad. O de tomar la mano del otro, cuando esté un poco enojado, para arrancarle una sonrisa cómplice. Hacer quizás una breve oración, recitada en voz alta juntos, antes de dormirse por la noche, con Jesús presente entre ustedes”.

Sin embargo, el Papa también sabe que para algunos matrimonios la convivencia forzada de la cuarentena ha sido especialmente difícil, “generando conflictos que muchas veces se han vuelto casi insoportables. Muchos han vivido incluso la ruptura de un matrimonio que venía sobrellevando una crisis que no se supo o no se pudo superar. A estas personas también quiero expresarles mi cercanía y mi afecto”. “La ruptura de una relación conyugal - comenta - genera mucho sufrimiento debido a la decepción de tantas ilusiones; la falta de entendimiento provoca discusiones y heridas no fáciles de reparar. Tampoco a los hijos es posible ahorrarles el sufrimiento de ver que sus padres ya no están juntos. Aun así, no dejen de buscar ayuda para que los conflictos puedan superarse de alguna manera y no causen aún más dolor entre ustedes y a sus hijos. El Señor Jesús, en su misericordia infinita, les inspirará el modo de seguir adelante en medio de tantas dificultades y aflicciones". Y añade: “Recuerden que el perdón sana toda herida. Perdonarse mutuamente es el resultado de una decisión interior que madura en la oración, en la relación con Dios, como don que brota de la gracia con la que Cristo llena a la pareja cuando lo dejan actuar, cuando se vuelven a Él. Cristo “habita” en su matrimonio y espera que le abran sus corazones para sostenerlos con el poder de su amor, como a los discípulos en la barca".

El Papa también recuerda las dificultades de los jóvenes que se preparan para el matrimonio en este tiempo de pandemia, cuando "aumenta aún más la situación de inseguridad laboral". “Invito a los novios - escribe - a no desanimarse, a tener la 'valentía creativa' que tuvo san José. Cuando se trate de afrontar el camino del matrimonio, aun teniendo pocos medios, confíen siempre en la Providencia, ya que a veces las dificultades son precisamente las que sacan a relucir recursos en cada uno de nosotros que ni siquiera pensábamos tener”. Francisco también dirige un saludo especial "a los abuelos y las abuelas que durante el tiempo de aislamiento se vieron privados de ver a sus nietos y de estar con ellos, a las personas mayores que sufrieron de manera aún más fuerte la soledad. La familia no puede prescindir de los abuelos, ellos son la memoria viviente de la humanidad”.

Y concluye con una oración: "Que san José inspire en todas las familias la valentía creativa, tan necesaria en este cambio de época que estamos viviendo, y Nuestra Señora acompañe en sus matrimonios la gestación de la “cultura del encuentro”, tan urgente para superar las adversidades y oposiciones que oscurecen nuestro tiempo. Los numerosos desafíos no pueden robar el gozo de quienes saben que están caminando con el Señor. Vivan intensamente su vocación. No dejen que un semblante triste transforme sus rostros. Su cónyuge necesita de su sonrisa. Sus hijos necesitan de sus miradas que los alienten. Los pastores y las otras familias necesitan de su presencia y alegría: ¡la alegría que viene del Señor!”.

 

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