Papa: 'Necesitamos una Curia Romana cada vez más misionera'
Prevost se reunió con cardenales y responsables de los dicasterios en el Vaticano. Recordó la "voz profética" de Bergoglio. A partir de Evangelii Gaudium, reflexionó sobre dos "aspectos fundamentales" de la Iglesia: misión y comunión. Las estructuras "no deben impedir el dinamismo de la evangelización". Las autoridades están llamadas a ser "levadura de fraternidad", sin "máscaras ni subterfugios".
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - Con un recuerdo al “amado predecesor” León XIV inició esta mañana el discurso que pronunció ante la Curia Romana, como es costumbre en ocasión del intercambio de felicitaciones navideñas. De Francisco, quien “este año concluyó su vida terrena”, Prevost recordó su “voz profética”, que dio “mayor impulso a la evangelización, a ser una Iglesia alegre y gozosa, acogedora con todos, atenta a los más pobres”. Precisamente su exhortación apostólica Evangelii Gaudium — la primera del Papa argentino, promulgada en 2013 — fue el punto de partida para reflexionar con la Curia romana sobre dos “aspectos fundamentales” en la Iglesia de hoy: misión y comunión.
“La Iglesia es, por naturaleza, extrovertida, abierta al mundo, misionera”, dijo León XIV a los cardenales y responsables de los dicasterios de la Curia. Prevost —quien fue él mismo misionero en Perú — ya habló de ello en el discurso que leyó después de su elección, el pasado 8 de mayo. En aquel momento expresó su deseo de “una Iglesia que construye puentes, diálogo, siempre abierta a acoger”. Hoy reiteró que “la Iglesia existe para invitar, llamar y reunir al banquete festivo que el Señor prepara para nosotros”. Y añadió que la exhortación apostólica sobre la alegría del Evangelio nos sigue animando “a avanzar en la transformación misionera de la Iglesia”.
“Este estado de misión deriva del hecho de que Dios mismo, primero, se puso en camino hacia nosotros y, en Cristo, vino a buscarnos”, explicó. El primer “éxodo” es, por tanto el que emprende Dios, que sale al encuentro de la humanidad. “El misterio de la Navidad nos anuncia precisamente esto: la misión del Hijo consiste en su venida al mundo”. Y esa misión “se vuelve criterio de discernimiento para nuestra vida”. En la Curia, las estructuras “no deben entorpecer o frenar la carrera del Evangelio, o impedir el dinamismo de la evangelización - dijo el Papa -; por el contrario, debemos 'procurar que todas ellas se vuelvan más misioneras'”.
El trabajo de la Curia, el complejo de órganos que administra la Santa Sede debe estar animado. por el “espíritu de la corresponsabilidad bautismal”. “Necesitamos una Curia Romana cada vez más misionera, donde las instituciones, las oficinas y las tareas estén pensadas atendiendo a los grandes desafíos eclesiales, pastorales y sociales de hoy, y no sólo para garantizar la administración ordinaria”, afirmó León XIV a las autoridades reunidas.
Y eso se puede lograr favoreciendo la “comunión”. Como nos recuerda la Navidad, “Jesús ha venido a revelarnos el verdadero rostro de Dios como Padre, para que todos pudiéramos ser sus hijos y, por tanto, hermanos y hermanas entre nosotros”, dijo el Papa. Con el amor de Dios es posible "ser signo de una nueva humanidad, no fundada en la lógica del egoísmo y el individualismo, sino en el amor mutuo y la solidaridad recíproca”. Adquirir tal capacidad es una “tarea más urgente que nunca ad intra y ad extra”, añadió.
Ad intra —hacia el interior— en el sentido de que tal desafío llama a la “conversión”. Donde a menudo, la “aparente tranquilidad” esconde “los fantasmas de la división”, que pueden conducir a la “tentación de oscilar entre dos extremos opuestos”. “Pero nosotros somos la Iglesia de Cristo, somos sus miembros, su cuerpo”, añadió el Papa recordando el lema que él ha elegido —“In Illo uno unum”— de san Agustín. Las autoridades de la Curia Romana están llamadas a “ser constructoras de la comunión de Cristo”, "que pide configurarse como Iglesia sinodal”.
Sin embargo, hacia esa dirección se camina “mediante gestos y actitudes concretos que deben manifestarse en lo cotidiano”, continuó el Papa. Recordando la “amargura” provocada al constatar que “después de muchos años ofrecidos al servicio de la Curia, notamos con desilusión que, a algunas dinámicas vinculadas al ejercicio del poder, al afán de sobresalir, al cuidado de los propios intereses, les cuesta cambiar”. Pero en la Curia también es posible la “fraternidad”. “Es hermoso cuando encontramos amigos en quienes poder confiar, cuando caen máscaras y engaños, cuando las personas no son usadas y pasadas por encima, cuando hay ayuda mutua, cuando se reconoce a cada uno el propio valor y la propia competencia, evitando generar insatisfacciones y rencores”.
En cambio, la comunión ad extra —hacia el exterior— se refiere a “un mundo herido por discordias, violencia y conflictos, en el que vemos también un aumento de la agresividad y la rabia, frecuentemente instrumentalizadas por el mundo digital y la política”. Sigue diciendo Prevost: “La Navidad del Señor trae consigo el don de la paz y nos invita a ser un signo profético en un contexto humano y cultural demasiado fragmentado”. Esa invitación es tanto para la Curia como para toda la Iglesia. “no somos pequeños jardineros dedicados a cuidar el propio huerto, sino que somos discípulos y testigos del Reino de Dios - añadió -, llamados a ser en Cristo fermento de fraternidad universal, entre pueblos distintos, religiones diferentes, entre mujeres y hombres de toda lengua y cultura”.
23/12/2015
