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VATICANO
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Papa: ante las masacres de las guerras, que el mundo redescubra la maravilla de la vida

En el Regina Caeli del día de Pascua de Oriente Francisco rezó para que el Señor ayude a Rusia y Ucrania a alcanzar la paz. Dirigió el pensamiento a Juan Pablo II, que en estos días es "objeto de inferencias ofensivas e infundadas". "El Resucitado no se encuentra en alguna manifestación espectacular, sino en la comunidad".

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - "En fuerte contraste con el mensaje pascual, las guerras continúan sembrando la muerte de modo espantoso". Esto dijo esta mañana el Papa Francisco dirigiéndose a los fieles reunidos en la Plaza San Pedro al final del rezo del Regina Caeli.

Recordando a sus hermanos y hermanas de Oriente que hoy celebran la Pascua, el pontífice les deseó que "el Señor Resucitado esté con ustedes y los colme de su Espíritu Santo". Pero la alegría pascual está profundamente marcada por las numerosas y dramáticas noticias de horrendas masacres que tuvieron lugar en los últimos días. "Que el mundo ya no tenga que experimentar la consternación ante las manos del hombre, sino el estupor ante la vida que Él da y renueva con su gracia" pidió el pontífice. En particular, Francisco dirigió su pensamiento a Rusia y Ucrania, que celebran esta Pascua todavía en guerra: "Que el Señor los acompañe y ayude a hacer la paz". Pero también recordó las noticias que llegaron hace unas horas desde África: "Estoy cerca del pueblo sudanés, ya tan castigado -dijo-, que depongan las armas y prevalezca el diálogo".

En este domingo, que por voluntad de Wojtyla está dedicado a la Divina Misericordia, Francisco también quiso expresar públicamente su gratitud "a la memoria de san Juan Pablo II", que en estos días es "objeto de inferencias ofensivas e infundadas". Se refiere a unas declaraciones televisivas del hermano de Emanuela Orlandi, la joven vaticana desaparecida sin rastro en los años 80, que tuvieron enorme repercusión en Italia y cuestionaban personalmente al pontífice polaco.

En su meditación antes del Regina Caeli, el Papa Francisco se detuvo en el encuentro de Tomás con Jesús resucitado que propone la liturgia de hoy. "Tomás -observó el pontífice- no es el único al que le cuesta creer, de hecho nos representa un poco a todos nosotros. De hecho, no siempre es fácil creer, sobre todo cuando, como en su caso, se ha sufrido una gran desilusión".

Tomás -observó a continuación el Pontífice- era el que tenía más valor entre los discípulos, porque se había atrevido a salir fuera, sin quedarse encerrado en el Cenáculo. Pero fue precisamente esto lo que le llevó a no estar presente en el primer encuentro con el Resucitado. "Pierde la oportunidad" y sólo podrá recuperarla "volviendo con los demás, volviendo allí, a aquella familia que dejó asustada y triste". Para creer, Tomás quiere una señal extraordinaria: tocar las heridas. Jesús se las muestra, pero de un modo ordinario, presentándose delante de todos, en la comunidad, no afuera. Como si le dijera: si quieres encontrarme, no mires lejos, quédate en la comunidad, con los demás; no te alejes, reza con ellos, parte con ellos el pan". 

Esta es la invitación que Francisco dirigió también a los fieles: "Nosotros -preguntó-, ¿dónde buscamos al Resucitado? ¿En algún acontecimiento especial, en alguna manifestación religiosa espectacular o llamativa, sólo en nuestras emociones y sentimientos? ¿O en la comunidad, en la Iglesia, aceptando el reto de permanecer en ella, aunque no sea perfecta? A pesar de todas sus limitaciones y sus caídas, que son nuestras limitaciones y nuestras caídas, nuestra Madre Iglesia es el Cuerpo de Cristo; y es allí, en el Cuerpo de Cristo, donde se imprimen, todavía y para siempre, los mayores signos de su amor". 

"Pero preguntémonos -añadió- si, en nombre de este amor, en nombre de las llagas de Jesús, estamos dispuestos a abrir los brazos a los heridos por la vida, sin excluir a nadie de la misericordia de Dios, sino acogiendo a todos; a cada uno como hermano, como hermana, como Dios acoge a todos. Que María, Madre de misericordia, nos ayude a amar a la Iglesia y a hacer de ella una casa acogedora para todos".

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