Papa: frente a los conflictos, la JMJ es una 'parábola' de paz para nuestro tiempo
La atención de Francisco a la "querida Ucrania" y la advertencia sobre los "salones ocultos" donde "se planifica la guerra". La oración por las catástrofes en Eslovenia y Georgia, las víctimas y sus familias. Una reflexión final a los presidentes de los países de la región amazónica para un renovado “compromiso con el cuidado de la creación y el desarrollo sostenible”.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- Mientras en Ucrania y en otras partes del mundo “se combate” y en ciertos “salones ocultos se planea la guerra”, la JMJ ha mostrado a todos que “otro mundo es posible”, dijo hoy el Papa Francisco en la audiencia general con los fieles en el Aula Pablo VI, reanudando la catequesis de los miércoles que interrumpió el pasado 28 de junio por la tradicional pausa estiva de julio. La meditación estuvo centrada en el reciente viaje apostólico a Portugal con motivo de la XXXVII Jornada Mundial de la Juventud del 2 al 6 de agosto en Lisboa, un "regalo de Dios" tras la oscuridad de la "pandemia" de Covid-19.
De las jornadas, continuó el pontífice, ha surgido el modelo de un mundo “de hermanos y hermanas, donde las banderas de todos los pueblos ondean juntas, una al lado de la otra, ¡sin odio, sin miedo, sin cerrazón, sin armas!”. El mensaje de los jóvenes, añadió, "ha sido claro: ¿lo escucharán los 'grandes de la tierra'?". Este "entusiasmo" de un mundo de jóvenes que quiere la paz "es una parábola para nuestro tiempo" en el que reinan los conflictos, empezando por Ucrania.
En la reflexión, íntegramente dedicada al acontecimiento portugués, el Papa expresó el deseo de que "el mundo entero mire a la JMJ" y la "belleza de los jóvenes". Este encuentro, explicó Francisco, no es "una vacación o un viaje turístico, ni tampoco un evento espiritual como fin en sí mismo", sino que constituye "un encuentro con Cristo vivo a través de la Iglesia". "He rezado por la paz -recordó espontáneamente el Papa-, porque hay muchas guerras en el mundo". Como en el encuentro con "un grupo de jóvenes" de Ucrania y las "historias de dolor que traían consigo".
Sin embargo, donde hay jóvenes "hay alegría", y esto es incluso más cierto donde hay "jóvenes que van al encuentro de Cristo", subrayó el Papa en la audiencia general cuando saludó a un grupo de jóvenes que, después de haber estado en Lisboa, quisieron volver a estar presentes hoy en Roma. Y mi recuerdo abraza -siguió diciendo al margen del texto- a los "voluntarios" de la JMJ, que "eran 25.000", afirmó con énfasis. "Gracias a todos -añadió- y que el Señor bendiga a los jóvenes del mundo y al pueblo portugués" que, al igual que "toda Europa, y el mundo entero" necesitan "esperanza, una esperanza sólida y confiable" que nace del encuentro con Cristo y el Evangelio.
"La pandemia -prosiguió Francisco- ha tenido un fuerte impacto en el comportamiento social: el aislamiento ha degenerado a menudo en encierro y los jóvenes se han visto particularmente afectados". Por eso la JMJ se ha convertido en un "impulso en la dirección contraria", y es tanto más hermoso que haya tenido lugar en Lisboa, una ciudad que se asoma al océano y es símbolo de la exploración por mar, del deseo humano de ir más allá y descubrir nuevos mundos. Por último, la reflexión final estuvo centrada en la Virgen María, que sigue siendo el "modelo", porque "en el momento más crítico para ella [...] no se encerró en sí misma, sino que movida por Dios-Amor 'se levantó y partió sin demora'".
En los saludos finales el Papa recordó estos últimos "días dramáticos" en que los "fenómenos naturales" han golpeado a Eslovenia y Georgia causando "muertes y destrucción material". Aseguró sus oraciones "por las víctimas y sus familias" y por todos aquellos que sufren "las catástrofes naturales" y agradeció a los que "han brindado ayuda y a los voluntarios". A continuación, dedicó un pensamiento "especial" a "los jóvenes, los ancianos, los enfermos y los recién casados" en el día de hoy, que la Iglesia celebra a Santa Teresa Benedicta de la Cruz "co-patrona de Europa". Que su testimonio, añadió, estimule "el compromiso en favor del diálogo y la fraternidad" contra todas las formas de "violencia y discriminación", y encomendó a su intercesión al "querido pueblo ucraniano, para que pueda encontrar de nuevo la paz". Por último, cuando hizo los saludos en portugués, el Papa se dirigió a los presidentes de los países de la región amazónica reunidos en Belem, Brasil, asegurándoles sus oraciones "por el éxito del encuentro" y para que se renueve "el compromiso con el cuidado de la creación y el desarrollo sostenible".
